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jueves, 27 de marzo de 2025

RETRATOS DE AMANTES (Anne Luise), 3

Joven mártir cristiana. Fuente y sitio original: Museo del Louvre.

Sin duda, la muerte de una persona querida es el acontecimiento más impactante que puede vivir un ser humano, más si quien muere es la persona amada. Ante esta pérdida cada cual reacciona de una manera distinta. Y se dan tantas formas de reacción como maneras de ser de la persona que recibe el impacto de la pérdida y circunstancias en las que la muerte se produce. 

Esta obra fue realizada entre 1854 y 1855, es decir, cuatro años antes de la muerte del autor, Paul Delaroche (1797-1859), pintor destacado del romanticismo francés en el ámbito de la pintura histórica. Sin embargo, en este lienzo, aunque se mantienen algunas de las características propias del romanticismo, especialmente ese aire de nocturnidad y misterio, si hacemos caso al título completo del lienzo, Joven mártir ahogada en el Tíber durante el reinado de Diocleciano, tendríamos que interpretarla como otra obra más de carácter histórico. Y así nos lo dicen los elementos con que se narra la historia: una mujer maniatada y arrojada al agua, condenada a ahogarse, con la aureola sobre la cabeza para recordarnos que se trata de una mártir cristiana.

Ignoro si Delaroche conocía los trabajos de los prerrafaelistas, yo creo que sí, porque aquí veo un claro recuerdo de la Ofelia, de Millais, óleo que precede a este en dos años. Además, habría que tener en cuenta que la pintura romántica agonizaba ya en la segunda mitad del XIX y que cuanto en Joven mártir cristiana apreciamos carece del impulso liberal políticamente comprometido y aleccionador de las obras de género del romanticismo (La Balsa de la Medusa, La Libertad guiando al Pueblo...). 

Pero no es solamente la Ofelia. La forma en que representa el cuerpo sin vida de la mártir, los detalles hiperrealistas, la suavidad, la dulzura y la serenidad con que recogen el cuerpo humano los artistas anteriores a Rafael (Filippo Lippi, Sandro Botticelli, Paolo Uccello...) y ese vago ánimo de decaimiento mezclado con un apreciable esteticismo, todo eso está mucho más cerca del prerrafaelismo que de la impetuosidad romántica.

Claro que a estas alturas tal vez os estaréis preguntando por qué he traído esta Joven mártir cristiana a la sección de Retratos de amantes? La respuesta es sencilla y tiene que ver con el párrafo inicial: el rostro con que está representada la mártir que aparece en este lienzo es el de la mujer del pintor, Anne Louise, quien murió diez años antes de pintar esta obra y de cuya pérdida, dicen los biógrafos, nunca se recuperó, dejándolo sumido en un largo estado de melancolía.

Verdaderamente me gustaría saber qué es lo que le llevó a pintar el rostro de su amada esposa en el cuerpo de la joven mártir. Supongo que eso nunca lo sabré.

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jueves, 17 de julio de 2025

RETRATOS DE AMANTES ( Mazzafirra), 18

Judith con la cabeza de Holofernes, Cristofano Allori. Fuente: Wikipedia. 


La escena en breve: Holofernes, general de Nabucodonosor, sitía y logra que Betulia se rinda. Judith no está dispuesta a que la ciudad sea dominada por los asirios. Prepara una cena para el general y sus jefes. Cuando ya están todos ahítos y medio borrachos se van a dormir. Ella permanece en la tienda del general con su criada a quien le dice que permanezca vigilante en la puerta. Cuando Holofernes es vencido por el sueño, Judith le corta cabeza. 

La escena fue muy repetida por los artistas del renacimiento y del barroco. Tal vez la más conocida sea la de Caravaggio. A mí esta me parece más interesante por un par de detalles que enseguida comentaré, aunque son coetáneas y tienen muchos elemntos en común, incluida la enorme calidad técnica y el absoluto dominio del dibujo y la composición.

El primer detalle que me llamó la atención cuando la vi por primera vez fue la superposición de dos triángulos para encajar los elementos que vemos en el óleo. El primero, el más vistoso, es el que forma la vestimenta de Judith; es un triángulo cuya base está abajo y en él se enmarcan los ricos ropajes de vivos colores que dan luz a la escena. El segundo es un triángulo invertido formado por las cabezas de Judith, Abra y Holofernes. Un detalle tardomanierista que subraya el dramatismo de la escena y que, acaso, remita de forma inconsciente a la historia interna del artista y su amante.

Y es que esta sección va de retratos de amantes, y lo que aquí estamos viendo son tres retratos. El principal, el de Judith, es el retrato de Mazzafirra, amante de Allori (cuyo rostro vemos a través del degollado Holofernes), y el de la sirvienta Abra es el de la madre de Mazzafirra. Si tenemos en cuenta que la relación entre Mazzafirra y Allori fue bastante problemática y pródiga en conflictos, y si además sabemos que en 1613, año en que se pintó esta obra, ella ya le había dejado, podríamos interpretar el óleo como un registro sentimental del derrotado Allori en las lides del amor. 

Incluso podríamos ir más lejos y decir que los rostros nos están contando su propia historia, su historia interna: un Allori vencido y resignado a su abandono, una madre que no termina de creerse la actuación de su hija y una Mazzafirra, tal vez no tan segura de sí misma y de su decisión que nos mira con cierta nostalgia. Todo ello subrayado por el triángulo que entrelaza personajes en una inquebrantable geometría y un fuerte claroscuro que acentúa el dramatismo de la escena. 

Puestos a imaginar, las escenas ¿religiosas? dan para ir muy lejos. Y eso, sin recurrir a Freud.

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jueves, 13 de marzo de 2025

RETRATOS DE AMANTES ( Anna Klumpke, Rosa Bonheur), 1

 #retratosdeamantes

Rosa Bonheur, 1898. Fuente: Wikipedia. Original en el Metropolitan.

Fascinado con este y otros muchos cuadros que a lo largo de la historia del arte han pintado quienes en algún momento de su vida estuvieron enamoradas de las personas que aparecen retratadas, me he animado a iniciar una serie con este retrato en el que aparece Rosa Bonheur realizado por Anna Klumpke, pues de cuantos retratos de amantes que conozco este es el que me transmite mayor serenidad, sosiego y mucho, mucho cariño.

Anna Klumpke (1856-1942) fue una pintora estadounidense que, después de estudiar arte en su país, se apuntó en la Academia Julian de París con el firme propósito de llegar a ser una pintora profesional, es decir, vivir de su trabajo, lo que consiguió con relativa facilidad. Ya en 1884 ganó el premio a la alumna más destacada en el prestigioso Salón de aquel año. Posteriormente volvió a su país, dio clases de pintura en Boston, pero enseguida regresó a Francia, entre otras razones, porque deseaba conocer a Rosa Bonheur, pintora a la que admiraba por su trabajo. 

Rosa, 34 años mayor que Anna, era ya una exitosa pintora especializada en animales, feminista militante y con un estilo de vida poco convencional para la época. Por cierto, ha sido la primera mujer condecorada con la máxima distinción francesa, la Legión de Honor, ya en la temprana fecha de 1865, a los 43 años de edad. Uno de sus lienzos más famosos está en el Museo del Prado, El Cid, que no es el caballero castellano, sino un león que ella tenía en su casa.

Anna, para poder acercarse a ella, se hizo pasar por tratante de caballos; luego hubo una cena, congeniaron..., y poco después iniciaron su vida en común.

El retrato es muy realista y nos presenta a la pintora delante de uno de sus muchos trabajos sobre caballos. La retratada nos mira directamente (mira a Anna) con una expresión dulce y afectuosa. Tiene en ese momento 72 años y, si damos crédito a lo que la pintura transmite, es una persona que está a gusto consigo misma. 

Anna fue declarada heredera y cuando Rosa murió, la artista americana creó un presigioso premio con el nombre de su amante, se encargó de poner en marcha el Museo Bonheur en la casa-castillo de Fontainebleau y redactó The artist's (auto)biography, donde quedó recogida la biografía de ambas.

Lo que más me gusta del retrato es que quiere representar a la persona amada tal cual es, sin transformismo ni alambicados símbolos ajenos a la persona. Tal cual.

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jueves, 10 de abril de 2025

RETRATOS DE AMANTES (Dina Vierny), 5



De esta escultura que Maillol (1861-1944) tituló El río, existen numerosas reproducciones repartidas por el mundo: en el Jardín del Carrusel, París; en el Citygarden, San Luis; en el MOMA; en el Museo Norton Simon de Pasadena; en la Kunsthalle de Hamburgo; en el Museo de Bellas Artes de Houston; en el Museo de Bellas Artes de Virginia; en algunas colecciones privadas; y también en el barrio de Talacker de Zúrich.

Un breve comentario sobre la misma en la página del MOMA dice lo siguiente: 

Encargado de crear un monumento para un notable pacifista, el escritor francés Henri Barbusse, Maillol concibió la escultura como una obra sobre el tema de la guerra: una mujer apuñalada por la espalda y cayendo. Cuando el encargo fracasó, transformó la idea en El Río. Alejándose de las convenciones habituales de la escultura monumental, la figura yace a ras de suelo y descansa aparentemente de manera precaria sobre el pedestal, incluso colgando por debajo de su borde. Girando y girando, sus brazos alzados sugieren la presión de una poderosa corriente, esta mujer es la personificación del agua en movimiento.

Este comentario nos sitúa muy bien ante el contenido propio de la obra y nos proporciona una información interesante sobre la manera de aprovechar un material ya elaborado al que, con la sencilla fórmula de cambiar el título, se le hace variar de forma rotunda la idea de la que era portador. 

Tan interesante como el significado que pretende transmitir, me ha parecido esta anécdota que recoge la Historia universal del arte (Salvat, 1992, p 35): Periódicamente, la modelo que posó para Maillol durante diez años hasta su muerte en 1944 acudía a los jardines de las Tullerías, donde estaban dispuestas sobre los céspedes dieciocho obras del maestro, para sacar brillo con un producto de limpieza a sus propias formas en bronce expuestas a la intemperie y a los agravios de las palomas.

En esa Historia... no nos dicen quién fue la modelo, sí, en cambio, cualquier pequeña biografía o, incluso, la misma entrada que Wikipedia dedica al artista francés: Dina Vierny (1919-2009), Dina Aïbinder, nacida en Chisináu, antigua Bessarabia, Moldavia en la actualidad. De allí salieron sus padres con ella cuando tenía siete años para huir del régimen estalinista. 

En 1934, en París, por mediación del arquitecto Dondel, a quien le había parecido que ella y las estatuas de mujeres de Maillol tenían un gran parecido, entraron en contacto la adolescente y el artista. Él tenía setenta y tres años; ella quince. Desde entonces, Dina se convirtió en la gran musa del escultor. Pero no queda ahí la cosa. El poder expresivo de las rotundas formas desnudas de la joven, sirvieron también para que Matisse, Bonnard y el propio Maillol "recuperaran la inspiración", según reconocieron ellos mismos.

Maillol tuvo en cuenta la edad de la modelo y preparó una mesa de estudio en la misma sala, de tal forma que entre posado y posado pudiera atenderlos. Después de acabar la enseñanza secundaria, se matriculó en la facultad de Física y Química de la Sorbona. Durante la Segunda Guerra Mundial fue arrestada por la policía francesa cuando la descubrieron cruzando la frontera con España —ayudaba a que antifascistas en peligro huyeran del territorio galo—. Maillol pagó un abogado para conseguir que la dejaran libre y posteriormente la convenció para que se refugiara en casa de Matisse, pues la habían clasificado como de "raza judía".

Después de la guerra y del fallecimiento del artista, el hijo de este, le encargó la gestión y cuidado de la obra de su padre. Aconsejada por Matisse, trabajó como galerista. En los años 60 solicitó al ministerio de Malraux la restauración de una escultura que había en el jardín de las Tullerías, cosa que se hizo, y el propio Malraux le propuso instalar allí mismo las esculturas de gran tamaño. El fotógrafo Doisneau recogió con su cámara el acontecimiento.

En 1983 creó la Fundación Dina Vierny, fundación que más adelante se encargaría de poner en marcha el Museo Maillol, abierto al público en 1995. 

Dina Vierny y Aristide Maillol nunca fueron amantes en el sentido físico de la palabra. El amor tiene muchas maneras de manifestarse. Una de ellas es la simpatía y el agradecimiento mutuo. Tal vez eso que en un sentido lato podemos entender como amor platónico.

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jueves, 19 de junio de 2025

RETRATOS DE AMANTES (Jeanne Hébuterne), 15

Jeanne Hébuterne con jersey amarillo. Modigliani. Fuente: Guggenheim NY


No sé si Modigliani es el pintor que mayor número de veces ha recogido en sus lienzos a su amante o no, pero, desde luego, lo hizo en infinidad de ocasiones y con variaciones mínimas. De las 337 obras que recoge La obra pictórica de Modigliani, Noguer, 1977, 25 corresponden a representaciones de Jeanne Hébuterne, compañera, musa y modelo del pintor, de vida especialmente corta (1898-1920).

Jeanne tuvo oportunidad de relacionarse pronto con la comunidad de artistas Montparnasse. Tenía talento para el dibujo y entró a estudiar en la Académie Colarossi. Allí conoció a Modigliani (1884-1920), quien acudía a la Academia para encontrar modelos en vivo. Así surgió el romance entre la estudiante y el ya entonces conocido artista. Poco después, ella se fue a vivir con él a pesar de la oposición familiar. Las convicciones católicas del momento no casaban bien con la vida relajada que se suponía que tenían los artistas.

Ella se convirtió rápidamente en el tema principal de la pintura de él: con sombrero, sin sombrero, sentada en una silla, sentada en una cama, junto a una ventana, junto a una puerta, con camisa, con jersey... Pero lo singular no se encuentra en las distintas poses, contextos ni ornamentos, sino en el extremado alargamiento de la figura. Estamos en la época de los ismos, y aquí parece que el artista italiano se inventa el suyo propio, pues aunque podríamos señalar algunas características del cubismo, del primitivismo o incluso del fauvismo como alimento y origen de su estilo, es tan propio, tan suya la manera de representar la figura humana, que ninguna de las corrientes estéticas de aquel momento lo sustentan ni lo encuadran. 

Además de lo que puede identificarse como el rasgo más característico de su manera de hacer, el alargamiento, es notable la carga de sensualidad que ofrece a todas las figuras la sutil utilización de la línea curva, especialmente en los desnudos, pero no solo en ellos. Otro rasgo de estilo que impregna a muchos retratos es la ausencia de iris y de pupila en los ojos, lo que les da una extraña profundidad y misterio. Son ojos vacíos, inquietantes y extraños, que nos miran desde más allá del rostro al que pertenecen. Y todo ello envuelto por los colores ocres y cálidos, que tan fácilmente invitan a que miremos y miremos sin despegarnos del lienzo.

En 1918 cambiaron París por Niza con una doble finalidad: vender cuadros a una comunidad pudiente que se movía por la Riviera francesa y buscar un tratamiento para la avanzada tuberculosis de Modigliani. Por aquel entonces, Jeanne dio a luz a una niña, quien de mayor escribiría una biografía sobre su padre, Modigliani: hombre y mito.

Finalmente, y como consecuencia del agravamiento del estado de salud, él murió el 24 de enero de 1920. Deprimida por la muerte de Amedeo, y mientras su hermano André cuidaba de ella por el miedo que tenían a que llegara a suicidarse, dos días más tarde, mientras su hermano estaba adormilado, Jeanne saltó por la ventana del quinto piso de su antigua habitación en el apartamento de sus padres.

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jueves, 18 de septiembre de 2025

RETRATOS DE AMANTES (Peter Schelesinger), 26

Peter saliendo de la piscina de Nick. Fuente: National Museums Liverpool.


 En los años 60 del pasado siglo XX David Hockney se estableció en la atractiva y vitalista California, cerca de los estudios de Hollywood. Sus trabajos de entonces reflejan bien el ambiente liberal, la luminosidad de la costa oeste, la brillante escenografía del arte pop, el uso de las pinturas acrílicas y la mayor tolerancia para expresar la homosexualidad a través de su obra, como es el caso de We Two Boys Together Clinging (Nosotros dos muchachos juntos y apegados), que toma el título de un poema de Walt Whitman.

La persona que aparece saliendo de la piscina es Peter Schlesinger, a la sazón estudiante de arte, que es por lo que Hockney le conoció, pues entonces era profesor en la Universidad de Los Ángeles. El estudiante tenía 18 años y el profesor 28 y comenzaron una larga relación. Durante la misma, Schlesinger fue, como suele ser habitual en estos casos, modelo y musa del artista. Como curiosidad, Retrato de un artista (Piscina con dos figuras), en la que aparecen ambos, se vendió en 2018 por más de 90 millones de dólares, la pintura más cara vendida de un artista vivo hasta hoy.

El cuadro que tenemos arriba nos muestra una piscina comunitaria de un bloque de apartamentos de una calle de Hollywood. Ahí estaba la residencia del galerista Nick Wilder, amigo de Hockney. El novio de Hockney, Peter Schlesinger, es la figura desnuda que sale de la piscina. Para componer su figura, el artista utilizó una fotografía polaroid que había tomado anteriormente y en la que el joven Peter aparecía desnudo apoyado en el capó de un coche. De hecho, el formato de la pintura evoca deliberadamente el de la fotografía. La idea de dejar un borde de lienzo sin imprimación, según Hockney, era dar a la imagen un aspecto más pictórico. Con eso quería enfatizar el proceso de creación de imágenes y el artificio que implicaba crear una ilusión. 

Un dato: cuando Hockney ingresó en el Royal College of Art, en 1959, la homosexualidad era ilegal en el Reino Unido. No se despenalizó hasta 1967, y parcialmente. No obstante, Hockney siempre manifestó su identidad personal y artística como perteneciente a la comunidad homosexual y halló aceptación e inspiración en lo que entonces era la subcultura homosexual de Londres y, posteriormente, en el ambiente más liberal que encontró en Nueva York. 

Así, pues, Hockney se convirtió en un pionero de la temática gay, si bien antes de manifestarse a través de sus trabajos pictóricos, lo había hecho por medio de  grafitis en los baños públicos, más anónimos y más protegidos, aunque conocidos por su círculo de amistades. Posteriormente, pasó a expresar su sexualidad en una serie de grabados dedicados al poeta griego homosexual Cavafis. Sobre este trabajo dijo: Lo que hay que recordar sobre algunas de estas imágenes es que eran en parte propaganda de algo que, en mi opinión, no se había propagado como tema: la homosexualidad.

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Si quieres la paz, no hables con tus amigos; habla con tus enemigos.  

Moshe Dayan  



Fuente: Wikipedia
Mapa de los conflictos armados en curso (número de muertes violentas en el año actual o anterior):      Guerras mayores (10 000 o más). Palestina, Ucrania, Sudán, Etiopía, Myanmar (Birmania).      Guerras menores (1 000–9 999).      Conflictos (100–999).     Escaramuzas y enfrentamientos (1–99).

jueves, 3 de abril de 2025

RETRATOS DE AMANTES (Lucrezia Buti), 4


Virgen entregando el cinturón a santo Tomás. Fuente: Prato Turismo.

Cuanto vemos aquí, es una una historia de fe y religión cristiana. Típico trabajo de encargo para una institución religiosa. 

Tomás era uno de los apóstoles, el que no creía en la resurrección de su maestro y al que este le hizo meter los dedos en la herida para que comprobara la verdad de que, efectivamente, era él. Y creyó. Posteriormente se hizo uno de los apóstoles más entregado a la causa y anduvo predicando por Persia y por la India.

Dice la leyenda que mientras andaba perdido por esos mundos lejanos le llegó un aviso de Pedro. Le pedía que volviera sin demora, porque la Virgen iba a partir y quería antes despedirse de todos. Pero cuando llegó, la Virgen ya había subido al cielo.

El pobre Tomás, esceptico él, puso en duda lo de la ascensión y le dijo a Pedro que abriera el sepulcro. Se abrió el sepulcro y estaba vacío. Entonces, Tomás vio que María bajaba del cielo. Cuando estuvo a su altura, se quitó el cíngulo que ceñía su vestido y se lo dio.

Ese cinturón es hoy la reliquia más preciada de la Catedral de Prato. Y esa es la razón de la existencia de este óleo, que fue encargado para recordar la anécdota y enaltecer el valor de la reliquia. Además de santo Tomás (de rodillas), están representados, san Gregorio (con el báculo), san Agustín (a la derecha de la Virgen),santa Margarita (a la derecha de san Agustín, izquierda en el cuadro), Tobías (niño con el pez) y varios ángeles.

La Virgen con el Niño y dos Ángeles
Fuente: Galería de los Uffizi
Hasta aquí lo que el artista reflejó de la leyenda. Todo bastante normal, dentro de los parámetros de las creencias religiosas y las formas y maneras del Primer Renacimiento. Ahora fijémonos en la cara de santa Margarita y comparémosla con la de esta Virgen con Niño, también de Filippo Lippi. Se parecen tanto que diríamos que son la de la misma persona, la de la misma modelo que posó para uno y otro trabajo. Y, si es así, ¿podríamos saber quién era?

En esta tarea, el divertido, apasionante e imprescindible libro de VasariLas vidas de los más excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos desde Cimabue a nuestros tiempos (la que yo tengo es una antología, pero hay una edición completa en Cátedra), nos da la respuesta: 

(Filippo Lippi) se trasladó a Prato, castillo cercano a Florencia, donde gracias a algunos parientes que aún vivían, permaneció durante meses haciendo obras en distintos lugares del castillo y en compañía de fra Diamante del Carmino, que había sido su compañero de noviciado. Fue entonces cuando las monjas de Santa Margherita le encargaron una tabla para el altar de la iglesia. Poco después de haberla empezado, mientras estaba en el monasterio, vio un día a una de las hijas del florentino Francesco Buti, que había ido allí para hacerse monja o quedarse en custodia. Después de haberse ganado la complicidad de Lucrezia, que así se llamaba la joven, de bellísimo aspecto y gracia, obró por todos los medios con las monjas hasta conseguir hacerle un retrato para ponerlo en una figura de la Virgen, dentro de su obra, concesión que le hicieron no sin bastantes dificultades. Por distintos medios consiguió apartar a Lucrecia de las monjas, justo el día que ella había ido a ver el cíngulo de la Virgen, celebrada reliquia de ese castillo. Las monjas se avergonzaron de ello. Y su padre, Francisco, no volvió a estar contento, ya que se le vituperó mucho por ello. Quería volverla a tener, pero ella por temor no quería volver. Porque, enamorado de sus cualidades, Filippo la dejó embarazada, y en su momento dio a luz un niño, también llamado Filippo, que fue, como su padre, un pintor excelente y famoso (pp 281-2).

Según nos cuenta Vasari, el fraile Filippo tenía una irrefrenable propensión a las mujeres: Vivió honradamente de sus esfuerzos, y gastó extraordinariamente, sobre todo en asuntos amorosos, de los que disfrutó continuamente mientras vivió y hasta su muerte (p 284). Pero Lucrezia fue la amante con la que convivió y a la que inmortalizó en sus mejores obras. Por cierto, Filippino, el hijo, es el que aparece aupado por el ángel en La Virgen con el Niño y dos Ángeles, tal vez, su mejor trabajo artístico.

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jueves, 11 de septiembre de 2025

RETRATOS DE AMANTES (Lise Tréhot), 25

Lisa con sombrilla o Mujer con sombrilla. Fuente: Wikipedia.

#retratosdeamantes 

 El impresionismo francés aprendió rápidamente la lección de los paisajistas ingleses y se echaron a las calle dispuesto a recoger las variaciones que la luz natural producía en todo tipo de objetos. ¿Es necesario recordar a Monet, quien se dedicó de manera que podríamos tomar como obsesiva a pintar una y otra vez las variaciones del color en la fachada de la catedral de Rouen en función de la hora del día y, por supuesto, de la intensidad de la luz recibida? 

Los claroscuros que producen las zonas con árboles en los ropajes y en la piel de la gente atrajo sobremanera a Renoir más que el paisaje propiamente. En este sentido su obra más conocida y en la que mostró con mayor intensidad los efectos causados por la luz filtrada a través de las hojas de los árboles será La moulin de la GaletteEn ella podemos apreciar un minucioso estudio de dichos efectos en vestidos, caras, manos y suelo del famoso baile en los alrededores del molino de la Galette (Montmartre, París).

Es posible que este Lisa con sombrilla fuese pintado en el bosque de Fontainebleau, que tanto le gustaba al pintor por las posibilidades que ofrecía en cuanto al filtrado de luz a través de las hojas. En el óleo, para aprovechar mejor los matices que la luz produce, nos encontramos con la modelo vestida con muselina blanca y parasol de encaje negro, a juego con la cinta del mismo color que envuelve su cintura y desciende hasta el suelo. 

En aquella época, para ser reconocido como artista era necesario exponer en el Salón de París. Renoir ya lo había hecho, pero sin éxito. Con este óleo de 1867 (expuesto al año siguiente en el Salón) empieza a ser reconocido como un pintor importante, aunque no toda la crítica lo aceptó de la misma manera, algunos críticos llegaron a ridiculizarlo. Eran los años previos a la primera exposición impresionista (1874) y su estallido posterior.

Lise Tréhot fue para Renoir su primera musa, su modelo de mujer y su amante. La pintó más de una veintena de veces. Se conocieron gracias a que la hermana mayor de Lise, Clemence, era amante de Jules Le Coeur, amigo de Renoir. Él tenía 25 años y ella 18. Tuvieron una hija en común, Jeanne, que fue dada a una nodriza para que la criara como si fuera hija suya. Él continuó apoyando económicamente a Jeanne después de que en 1872 la pareja abandonara su relación sentimental y lo hizo durante toda su vida. Cuando Renoir falleció, fue Ambroise Vollard, pasante, quien se encargó de la ayuda económica.

Lise Tréhot se casó con el arquitecto Georges Briere de l'Isle (1847-1902). Con él  tuvo dos hijos y dos hijas. Dos de las pinturas de Renoir que ella tenía en propiedad, Lise cosiendo (1867-68) y Lise con chal blanco (1872), se las legó a sus hijos. Se dice que antes de morir destruyó los papeles personales relacionados con su tiempo de relación con Renoir. Murió en París en 1922, a la edad de 73 años. Está enterrada en el Cementerio del Père-Lachaise

Este óleo, más o menos de tamaño natural lo adquirió Théodore Duret, un admirador incondicional del impresionismo. Posteriormente, un mecenas alemán del arte de vanguardia, lo compró en 1901 para el Museo Folkwang, que es donde actualmente se encuentra. 

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Fuente: Wikipedia
Mapa de los conflictos armados en curso (número de muertes violentas en el año actual o anterior):      Guerras mayores (10 000 o más). Palestina, Ucrania, Sudán, Etiopía, Myanmar (Birmania).      Guerras menores (1 000–9 999).      Conflictos (100–999).     Escaramuzas y enfrentamientos (1–99).

jueves, 4 de septiembre de 2025

RETRATOS DE AMANTES (Lizzie Siddal), 24

Beata Beatrix. Fuente: Tate Gallery.

#retratosdeamantes 

El prerrafaelismo es uno de los movimientos artísticos en el que se produjo un ejercicio de idealización más destacado de cuantos se dieron durante el siglo XIX, posiblemente impulsado por una búsqueda obsesiva de la perfección que parte de un dominio técnico para reflejar lo real, pero que transforma lo real existente en lo ideal soñado. 

También las modelos que los artistas masculinos de la hermandad utilizan van a verse sumergidas en este ambiente de idealización. Elizabeth Eleanor Siddall Rossetti (1829-1862), Lizzie Siddal, descubierta por Deverell mientras trabajaba en una sombrerería, fue muy apreciada como modelo porque su aspecto poco común, alejado del modelo de belleza victoriana de la época, sirvió de inspiración a varios miembros de la hermandad.

La obra más famosa y apreciada de todas fue y sigue siendo Ophelia, 

Fuente: Tate Gallery.

de John Everett Millais, óleo para el que tuvo que meterse vestida en una bañera llena de agua. Así, sesión tras sesión. El agua se calentaba colocando velas debajo. El problema vino cuando en una ocasión las velas se apagaron y Millais no se dio cuenta. Siddal aguantó estoicamente sin quejarse. Después de aquella sesión —era de esperar— cayó enferma.

Ofelia, Beatriz..., siempre personajes de profunda espiritualidad y de dimensiones trágicas, aunque no siempre. Aquí la vemos como la inspiradora de Dante, transformada en beata por gracia de la imaginación y el pincel de D. G. Rosetti, profundamente romantizada, en éxtasis. Arriba a la derecha aparece Dante sosteniendo en su mano izquierda la llama, el espíritu de Beatriz. Sobre la cabeza podemos apreciar el Ponte Vecchio florentino. La inminente muerte de Beatriz es sugerida por la paloma —el Espíritu Santo— que desciende hacia el regazo de ella con una adormidera en el pico.

Rossetti establece un paralelismo entre la angustia de Dante por la muerte de su amada Beatriz y su propio dolor por la muerte de su esposa Lizzie, fallecida el 11 de febrero de 1862. Dante Alighieri narró la historia de su amor (más imaginado que real) y el posterior duelo por Beatriz Portinari en la Vita Nuova. No es casualidad que esta fuese la primera traducción al inglés de Rossetti, que se publicó en 1864.

 La pareja permaneció unida hasta la muerte por sobredosis de ella. Durante esos años fue la principal musa de Rossetti. Él la pintó constantemente y evitó cuanto pudo que ella posara para otros pintores. Esta Beata Beatrix, acabada en 1863, al año siguiente de la muerte de Elizabeth, representa la culminación de cuantas obras de Rossetti la tienen como protagonista. Parece ser que ella muerta, tal como la encontró, fue la modelo para este trabajo.

 

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Fuente: Wikipedia
Mapa de los conflictos armados en curso (número de muertes violentas en el año actual o anterior):      Guerras mayores (10 000 o más). Palestina, Ucrania, Sudán, Etiopía, Myanmar (Birmania).      Guerras menores (1 000–9 999).      Conflictos (100–999).     Escaramuzas y enfrentamientos (1–99).

jueves, 20 de marzo de 2025

RETRATOS DE AMANTES (Joanna Hiffernan), 2

Jo, la belle irlandaise. Fuente: Wikipedia. Original en el Metropolitan.

 
Sinfonía en blanco nº1. Fuente: Wikipedia. Original en National Gallery.

Sabido es que algunas personas son capaces de percibir parecidos inmediatamente y descubrir la relación de parentesco nada más ver una cara. Yo no pertenezco a ese grupo, antes bien, estoy en el de los fisonómicamente torpes, formo parte de ese grupo que es incapaz de percibir relación familiar ante dos rostros hermanos y me siento perdido ante un bebé en el que rápidamente ven parecido con la madre o con el padre. 

Si sois de los primeros, tal vez hayáis os hayáis dado cuenta de que las dos mujeres aquí retratadas se parecen, aunque los estilos pictóricos con que están recogidas son muy diferentes. Yo, la primera vez que las vi, aparte el hecho de que son pelirrojas, no advertí nada más. Más tarde me enteré de que son la misma persona, Joanna Hiffernan (1843-1886), modelo irlandesa de gran talento, dotada para el comercio y, según parece, pintora aficionada.

La Sinfonía en blanco nº 1 es obra de James Whistler (1834-1903), pintor nacido en EEUU, pero cuya carrera se desarrolló básicamente en Europa, llegó a asistir algún martes a las charlas de Mallarmé, fue amigo de Oscar Wilde o de Manet, participó del ambiente simbolista, se relacionó con los prerrafaelitas y, lo que aquí importa, fue amante de su modelo e incluso le otorgó fondos y autoridad para que ejerciera como agente de su obra mientras él estaba fuera. 

La Sinfonía en blanco nº 1 tiene tantas interpretaciones debido al uso del color, a la posición, a la piel del lobo, a las flores caídas y a las que ella mantiene en la mano que todavía hoy se siguen produciendo comentarios más o menos interesantes sobre lo que la pintura cuenta. Es verdad que Whistler pasó por distintas fases en su desarrollo artístico: el prerrafaelismo, el revivalismo rococó, el realismo de Courbet, el orientalismo y su creciente inclinación por el esteticismo puro. El tema era demasiado similar a los tipos contemporáneos de femme fatale, la apariencia sexualmente cargada de la mujer era demasiado sugerente, y atributos como el lirio marchito (pérdida de la virginidad) eran demasiado apetecibles para una explicación iconográfica tradicional. Luego está la clara predisposición esteticista, muy propia también de la época. Dejémoslo ahí.

En cambio, Jo, la belle irlandaise, nos presenta un retrato absolutamente realista, muy propio de Courbet, en el que una joven parece estar examinando el estado de su cabellera en el espejo. El hecho de que el pintor utilice el nombre de pila de la modelo, afectivamente reducido, para titular el lienzo nos da una pista clara sobre la estrecha relación que había entre ambos. Y es que Joanna Hiffernan también fue amante del pintor francés. Se dice que Whistler, amigo de Courbet, rompió con él a partir del momento en que la utilizó como modelo para el óleo El sueño, 1866. 

El sueño. Fuente: Petit Palais.

Dos estilos, dos maneras de entender y de practicar la pintura. Y, posiblemente, tres maneras de entender la vida y las relaciones puestas en contacto por la belleza de una mujer. Y una cuestión para fisonomistas destacados: ¿Cuál de las dos jóvenes durmientes es Joanna Hiffernan, si es que es alguna de las dos?

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jueves, 1 de mayo de 2025

RETRATOS DE AMANTES (Saskia van Uylenburg), 8


La inmensa mayoría de las historias que tejemos son historias corrientes, como las que viven, sufren o disfrutan la mayoría de las personas que conocemos. Así también la que vivieron Saskia (1612-1642) y Rembrandt (1606-1669), si exceptuamos la temprana muerte de ella, aunque en aquella época enfermar de tuberculosis no era un hecho excepcional. La vacuna contra esa enfermedad mortal aún no se había descubierto.

Saskia como niña. Fuente: Meisterdrucke

Se conocieron por medio de un primo de ella, Hendrick van Uylenburghpintor y marchante, y para cuyos clientes Rembrandt realizó varios trabajos. Se casaron en 1634, cuando ella estaba a punto de cumplir 22 años. Tuvieron 4 hijos; los tres primeros murieron poco después de haber nacido y Titus, el cuarto, fue el único que sobrevivió a la primera infancia, tan frágil en aquella época, desde el punto de vista sanitario.

A causa de la muerte de Saskia, la vida en común duró solamente 8 años, que son muy pocos, pero fueron muy fructíferos desde el punto de vista artístico, pues ella aparece retratada en numerosas ocasiones, sin contar todas las que posó como modelo para representar otros personajes. Son muy famosos, por ejemplo, los óleos de Dánae y de Flora, en los que es muy fácil reconocer su cara. Hasta yo mismo, tan torpe para apreciar parecidos, reconocí la primera vez que vi el cuadro de Flora a Saskia en él.

Me gusta esta historia tan doméstica, tan familiar, tan todo queda en casa, en la que marido y mujer, amantes, pintor y modelo, cierran el círculo de las representaciones sin otra necesidad que la de de ellos mismos. Supongo que el entendimiento y la complicidad entre ambos sería muy grande, o al menos eso es lo que transmite ella a través de su pose tranquila, relajada y natural en todos y cada uno de los lienzos en que aparece.

Sería una simpleza por mi parte decir que me gustan todos cuando estamos ante obras de uno de los más grandes pintores holandeses de todos los tiempos. La maestría florece en todos los trazos. En cualquier caso, a mí el que más me gusta es el primero (creo que es el primero) que Rembrandt hizo de su querida Saskia. Tiene el encanto de la sencillez y la espontaneidad, el atractivo del apunte realizado por el placer de recoger en él a la persona amada, y me atrevería a decir que ella siente el mismo placer, pero en este caso por posar para la persona que ama.

Fuente: Kupferstichkabinett

En el texto escrito dice: Dibujo de mi esposa cuando tenía 21 años, el tercer día de nuestro compromiso, 8 de junio de 1633. Se casaron al año siguiente.

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