En estos días en que el cometa C2020 F3 NEOWISE se ve ya con dificultad por el alejamiento y la pérdida de brillo (hay que utilizar prismáticos y saber hacia dónde buscar), el mayor atractivo del cielo nocturno es la luna creciente (hoy, quinto día) y los planetas gigantes Júpiter y Saturno.
Dejo tres de las fotos que hice ayer desde el balcón. Con ellas está la secuencia completa de sur a norte de la línea terminador (recordad que tengo un reflector y la imagen siempre está invertida con respecto a lo que vemos a simple vista) y he colocado algunos de los accidentes del relieve lunar más característicos.
Recordad que esas zonas de apariencia lisa y de color oscuro son lo que llamamos mares —los primeros astrónomos vieron en ellos una réplica de los mares terrestres y así quedaron bautizados—, constituidos principalmente por roca basáltica de una antigüedad entre 3100 y 3800 millones de años. Siguiendo con las semejanzas, encontramos también bahías (sinus), en este caso, Bahía de la Aspereza.
Además de mares y bahías, están también las rimas, que no tienen nada que ver con la poesía ni con el sonido. Son largas depresiones con aspecto de canales y que pueden llegar a tener varios kilómetros de ancho y cientos de longitud. El caso de la que aparece señalada en la fotografía de abajo, Rimae Burg, tiene 100km de largo y 3 km de ancho.
Por lo demás, los cráteres de impacto Hercules (70 x 70 km) y Plinius (43 x 43 km), no es que sean grandes cráteres, pero son una concesión a mis propios gustos y tendencias (Plinius por el gran autor latino, Plinio el Viejo, naturalista y autor de Historia Natural. Hércules por el héroe trágico de la mitología griega y porque era el favorito de la pequeña de la casa cuando tenía 7-8 años).
También está representado el alunizaje de la nave soviética Luna 21, que no todo va a ser loa y remembranza de la serie Apolo.
***
Para saber más: