martes, 29 de agosto de 2023

JOSÉ BERGAMÍN, POESÍAS COMPLETAS I

Ejemplar de la Biblioteca Central
He recurrido durante este verano a las bibliotecas de la ciudad para leer la poesía de José Bergamín, al que algunos escrúpulos y otros tantos prejuicios me habían mantenido lejos de él. Siempre he manejado esta edición que publicó en 2008 Pre-Textos y en la que no se incluyen las numerosas poesías sueltas que el escritor publicó en revistas y periódicos a lo largo de su vida y se omite asimismo el importante conjunto de poemas inéditos que dejó a su muerte. Todos estos textos sueltos, muchos de ellos desconocidos hasta ahora, formarán un segundo tomo que complementará y completará éste que el lector tiene en sus manos. No sé cómo está el asunto de la poesía restante. Sospecho que ofrece muchas dificultades y eso requiere mucho tiempo y dedicación. Sea como sea, quien esté interesado en conocer la obra poética del escritor madrileño —la biografía la tenéis enlazada arriba, en su nombre—con este volumen tiene más que suficiente.

Voces ha habido que lo han proclamado como uno de los intelectuales más importantes de su época, incluso quienes han dicho que su poesía era una de las más interesantes de su generación —hablamos de 27, cuidado—. No entro en valoraciones, más cuando yo le he leído con detenimiento durante este verano. Creo que llego tarde para opinar sobre el tema y, además, mi opinión carece de importancia, y tanto filias como fobias suelen ser cosa de escuelas, ideologías y adscripciones varias. 

Dicho todo esto, os dejo una pequeña selección para que cada cual por su cuenta juzgue y decida si va a seguir leyendo más poesía suya o no.


¡Con qué inmensa, infinita pesadumbre
siento en mi corazón el Universo,
pensando que sus mundos siderales
los pueblan astros muertos!

Sintiendo, al contemplar el hondo abismo
oscuro o luminoso de los cielos,
entre asombro, y horror, y maravilla,
el ánimo suspenso.

Porque lo que me espanta de los astros
es que parecen quietos:
y de ésos, sus espacios infinitos
-como a Pascal-, es el silencio eterno.

¿Será terrenal sólo nuestra vida
y todo lo demás será silencio?
¿Qué soledad de soledades llena
con su propio vacío el firmamento?

Máscara de cristal, sin transparencia
iluminado espejo,
sin eco a nuestra voz y sin respuesta
a nuestro pensamiento.

¿No hay otra vida que la de la Tierra?
¿El mundo sideral es un desierto?
¿Vive la Tierra sola, rodeada
de mortales espectros?

¿Más allá de mi humano ser terrestre
no encontraré más vida ni más sueño
que el que me abren las simas celestiales
con su profundo Infierno?


***


¡Qué poco me va quedando
de lo poco que tenía!
Todo se me va acabando
menos la melancolía.


***


La vejez es una máscara:
Si te la quitas, descubres
El rostro infantil del alma.
La niñez te va siguiendo
Durante toda la vida.
Pero ella va más despacio
Y tú andas siempre de prisa.
Cuando la vejez te llega,
No es que vuelves a la infancia,
Es que moderas el paso
Y al fin la niñez te alcanza.


***


Tú que sabes tantas cosas,
Dime por qué vuela el pájaro;
Por qué crecen las espigas;
Por qué reverdece el árbol.

Por qué se alumbran de flores
En primavera los prados.
Por qué no se calla el mar.
Por qué se apagan los astros.

Por qué es sonoro el silencio
En la soledad del campo:
Y el agua corre a esconderse
Entre su risa y su llanto.

Por qué el viento aviva el fuego
Cuando no puede apagarlo.
Por qué el corazón se duerme
Si el alma sigue soñando.


***


Lo cierto por lo dudoso,
dijo Cartesio, es pensar.
"De las cosas más seguras
la más segura es dudar".

***



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