sábado, 7 de enero de 2023

HIPERIÓN (unas cuantas citas)

Editorial
Ser uno con todo, esa es la vida de la divinidad, ese es el cielo del hombre. 

Ser uno con todo lo viviente, volver, en un feliz olvido de sí mismo, al todo de la naturaleza, esa es la cima de los pensamientos y alegrías, esta es la sagrada cumbre de la montaña, el lugar del reposo eterno donde el mediodía pierde su calor sofocante y el trueno su voz, y el hirviente mar se asemeja a los trigales ondulantes.

¡Ser uno con todo lo viviente! Con esta consigna, la virtud abandona su airada armadura y el espíritu de hombre su cetro, y todos los pensamientos desaparecen ante la imagen del mundo eternamente uno, como las reglas del artista esforzado ante su Urania, y el férreo destino abdica de su soberanía, y la muerte desaparece de la alianza de los seres, y lo imposible de la separación y la juventud eterna dan felicidad y embellecen al mundo.

(p 25)

¡Ojala no hubiera ido nunca a vuestras escuelas! La ciencia, a la que perseguí a través de las sombras, de la que esperaba, con la insensatez de la juventud, la confirmación de mis alegrías más puras, es la que me ha estropeado todo.

En vuestras escuelas es donde me volví tan razonable, donde aprendí a diferenciarme de manera fundamental de lo que me rodea; ahora estoy aislado entre la hermosura del mundo, he sido así expulsado del jardín de la naturaleza, donde crecía y florecía, y me agosto al sol de mediodía.

Sí, el hombre es un dios cuando sueña y un mendigo cuando reflexiona, y cuando el entusiasmo desaparece, ahí se queda, como un hijo pródigo a quien el padre echó de casa, contemplado los miserables céntimos con que la compasión alivió su camino.

(p 26)

Me parece que tú concedes demasiado poder al Estado. Este no tiene derecho a exigir lo que no puede obtener por la fuerza. Y no puede obtener por la fuerza lo que el amor y el espíritu dan. ¡Que no se le ocurra tocar eso o tomaremos sus leyes y las clavaremos en la picota! ¡Por el cielo!, no sabe cuánto peca el que quiere hacer del Estado una escuela de costumbres. Siempre que el hombre ha querido hacer del Estado su cielo, lo ha convertido en un  infierno.

(p 54)

Sí, los poetas tienen razón, no hay nada, por pequeño e insignificante, con lo que  no sea posible el entusiasmo.

(p 72)

¡0h vosotros, los que buscáis lo más elevado y lo mejor en la profundidad del saber, en el tumulto del comercio, en la oscuridad del pasado, en el laberinto del futuro, en las tumbas o más arriba de las estrellas! ¿Sabéis su nombre?, ¿el nombre de lo que es uno y todo?

Su nombre es belleza.

(p 80)

Lo más hermoso es también lo más sagrado.

(p 84)

¡Sí!, el hombre, cuando ama, es un sol que todo lo ve y todo lo transfigura; cuando no ama, es una morada sombría en la que consume un humeante candil.

(p 107)

El primer hijo de la belleza humana, de la belleza divina, es el arte. En él se rejuvenece y se perpetúa a sí mismo el hombre divino (...) La segunda hija de la belleza es la religión. Religión es amor a la belleza (...) Y sin tal amor a la belleza, sin tal religión, todo Estado es un flaco esquema sin vida ni espíritu.

(p 114)

La poesía es el principio y el fin de esa ciencia (se refiere a la filosofía)

(p 115)

De la pura inteligencia no brotó nunca nada inteligible, ni nada razonable de la razón pura.

(p 117)

De la pura razón no ha surgido ninguna filosofía, pues filosofía es más que ciega exigencia de un progreso nunca demasiado resolutivo en el arte de unir y de diferenciar una determinada sustancia (...) si la razón aspira a elevarse es iluminada por el divino ἔν διαφέρον εαυτῶ [uno en sí mismo diferente], ya que no exige ciegamente y sabe por qué y para qué exige.

(p 118)

Solo habrá una belleza; y humanidad y naturaleza se unirán en una única divinidad que lo abarcará todo.

(126)

Solo quien actúa con toda el alma no se equivoca nunca.

(p 143)

Todo está acabado, Diotima. Nuestras gentes han saqueado y asesinado sin hacer distingos (...) De hecho, era un proyecto extraordinario pretender fundar mi Elíseo con un banda de ladrones.

(p 158)

Creo que existimos por nosotros mismos, y que solo nuestro libre impulso nos une tan íntimamente con el todo.

Sin libertad, todo está muerto.

(p 187)

Bárbaros desde tiempos remotos, a quienes el trabajo y la ciencia, e incluso la religión, han vuelto más bárbaros todavía, profundamente incapaces de cualquier sentimiento divino, corrompidos hasta médula (...) no puedo figurarme ningún pueblo más desgarrado que los alemanes. Entre ellos encontrarás artesanos, pero no hombres; pensadores, pero no hombres; señores y criados, jóvenes y adultos, pero ningún hombre.

(p 202)

Después de leer estas citas, ¿puede alguien razonablemente humano resistirse a la lectura de Hiperión?

***


1 comentario:

  1. Es un libro extraordinario, lo descubri con 20 años. El primer libro de la editorial Hyperion, se puede releer sin cansancio.

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