Quienes frecuentan los centros culturales donostiarras saben que cada uno de ellos tiene su pequeña especialidad. Todos tienen bibliotecas y en todos ellos se organizan actividades culturales, pero dejando a un lado esa tarea común, cada uno de ellos tiene una inclinación propia. La del C. C. Aiete tiene que ver con todo cuanto esté relacionado con los DDHH, siempre presentes, y de memorial a las víctimas de distintas guerras, represiones e injusticias varias. Y tantas hay que ni el propio parque en su totalidad podría albergar un monolito por cada una de las barbaridades que hemos cometido a lo largo de la historia con las personas que forman parte de la humanidad. Por eso, y porque la memoria y el llanto llegan hasta donde llegan, el recuerdo se ciñe a lo más próximo en el tiempo y en el espacio.
El recuerdo de la niña Ana Frank, símbolo de la barbarie nazi, está recogido por medio de ese breve texto en euskera y castellano de un pequeño fragmento de su diario. Y por el castaño que surgió de un esqueje del que la niña veía desde el desván.
Juan José Novella, Urte haietan-aquellos años. |
La obra de Novella, esta especie de casa-caja-espaciodeacogida, tiene en un lateral horadados los años que van de 1936, año del comienzo de la guerra española, hasta 1975, año en que murió el dictador; es decir, ese largo período de tiempo en que directamente estuvo ejerciendo una larga y oscura represión.
Creo que la obra no necesita ninguna explicación, pero si alguien la necesitara, Alberto Moyano firmó un artículo en 2011 en el que recogía las palabras del autor. Lo he dejado enlazado en el nombre del periodista.
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