Henryk Wieniawski (1835-1880) fue un compositor polaco de un talento excepcional, eso le permitió ser admitido en el Conservatorio de París a la edad de nueve años y siendo como era extranjero, dos condiciones que no se tuvieron en cuenta al escuchar cómo tocaba el violín. En dos años terminó los estudios y dos años después comenzó a pulicar composiciones propias.
Si esto resulta llamativo, aunque la historia está llena de barreras que se abren ante la excelencia, más divertida me resulta la anécdota que va unida a esta pieza: Wieniawski se enamoró un buen día de una joven, Isabella Hampton, pero los padres de la chica rechazaban ese compromiso; sin embargo, cuando el joven músico tocó ante ellos Légende, cambiaron de opinión. Nunca despreciéis el poder de convencimiento de la música.
Disfrutad del día y de esta música que sirvió para hacer cambiar de opinión a unos futuros suegros.
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