De Mark Twain, debo confesar con cierto rubor, no he leído nada más que Las aventuras de Tom Sawyer. Y digo con cierto rubor porque tengo en casa la edición completa de sus novelas y ensayos en dos estupendos tomos de Aguilar. El caso es que la semana pasada cogí el segundo de ellos y me fui al final, a los Ensayos humorísticos, donde se encuentran estos Extractos fantasiosos y divertidos. Comencé a leer como quien no quiere la cosa... y seguí hasta el final. Quedé atrapado enseguida en el sentido del humor del americano.
Se trata de una creación menor, ligera, muy graciosa y tierna. Adán y Eva, animalillos arrojados al Paraíso, son dos seres absolutamente distintos, aparentemente incompatibles, cuyos pensamientos vamos siguiendo gracias a las anotaciones que nos van dejando sobre lo que ocurre entre ellos y lo que piensan el uno de la otra y la otra del uno. Nosotros sabemos, pero no ellos. Ese contraste funciona muy bien como elemento para desarrollar el aspecto cómico de la relación para quien lee. Y, por supuesto, se juega mucho con algunos de los tópicos en torno al género que ya existían a finales del XIX.
El final, queridas amigas, queridos amigos, es glorioso.
Ejemplo:
Él:
Adjunto este vídeo por si sirve para animaros a leer el librito:
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