sábado, 11 de abril de 2020

COMO GUSTÉIS (EL UNIVERSO SHAKESPEARE, 16)

Shakespeare no inventa el monólogo, es un procedimiento que toma de la tradición para ambientar acontecimientos, aumentar así el dramatismo, y, sobre todo, profundizar en las dimensiones psicológicas de los personajes. No lo inventa, pero lo lleva a su máxima expresión. Caso paradigmático y archiconocido es el de Hamlet. Como gustéis también tiene su monólogo famoso en la voz del melancólico Jaime/Jacques (act II, esc 7).

El mundo es un gran teatro,

y los hombres y mujeres son actores.

Todos hacen sus entradas y sus mutis

y diversos papeles en su vida.

Los actos, siete edades. Primero, la criatura,

hipando y vomitando en brazos de su ama.

Después, el chiquillo quejumbroso que, a desgano,

con cartera y radiante cara matinal,

cual caracol se arrastra hacia la escuela.

Después, el amante, suspirando como un horno

y componiendo baladas dolientes

a la ceja de su amada. Y el soldado,

con bigotes de felino y pasmosos juramentos,

celoso de su honra, vehemente y peleón,

buscando la burbuja de la fama

hasta en la boca del cañón. Y el juez,

que, con su oronda panza llena de capones,

ojos graves y barba recortada,

sabios aforismos y citas consabidas,

hace su papel. La sexta edad nos trae

al viejo enflaquecido en zapatillas,

lentes en las napias y bolsa al costado;

con calzas juveniles bien guardadas, anchísimas

para tan huesudas zancas; y su gran voz

varonil, que vuelve a sonar aniñada,

le pita y silba al hablar. La escena final

de tan singular y variada historia

es la segunda niñez y el olvido total,

sin dientes, sin ojos, sin gusto, sin nada.


Sí, así es, Shakespeare nunca deja de ser él mismo y sus comedias, por lo general, nunca son comedias solamente. En ellas casi siempre se entrelazan acontecimientos dramáticos, cuando no trágicos, y por eso nos encontramos con personajes tan profundamente meditativos como este Jacques, que carece del porte, la presencia y la fuerza de Rosalinda, pero al que el autor le concede un par de monólogos de gran prestancia.

Sin embargo, Cómo gustéis no sería practicamente nada sin la existencia de Rosalinda a la que dota de frescura, de imaginación y de vitalidad, de ahí su popularidad, aunque no estemos a finales del siglo XIX y no podamos sostener el comentario de Bernard Shaw sobre su fama: La popularidad de Rosalinda se debe a tres causas principales. Primero, solo habla en verso blanco durante unos minutos. Segundo, sólo lleva falda durante unos minutos (...). Tercero, corteja al hombre en lugar de esperar a que el hombre la corteje.

La interpretación que realiza la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid bajo la dirección de Charo Amador, aun siendo una interpretación no profesional, tiene grandes logros. Disfrutadla.




***
Y no te olvides de mandar mensajes de ánimo a los enfermos que se mantienen aislados en los hospitales.

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