Juan Luis Zabala |
Hau da joan den ostiraleko Poetika saioa.
Joan ezin denarentzat, gogoratu behar dut saio guztiak grabatu eta KMKulturuneko kanalean geratzen direla.
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"El espacio puede tener un horizonte y el tiempo un final, pero la aventura del aprendizaje es interminable". Timothy Ferris. La aventura del Universo.
Juan Luis Zabala |
Hau da joan den ostiraleko Poetika saioa.
Joan ezin denarentzat, gogoratu behar dut saio guztiak grabatu eta KMKulturuneko kanalean geratzen direla.
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Editoial |
HOY CUMPLO TREINTA Y SEIS AÑOS
1.
Ha llegado el momento en que este corazón no debería conmoverse,
porque otros han dejado de conmoverlo;
sin embargo, aunque no me puedan amar,
¡dejadme que yo siga amando!
2.
Mis días tienen ya las hojas amarillas,
las flores y los frutos del Amor ya no existen,
¡los gusanos, el cáncer y la pena
es lo único que me queda!
3.
La fiebre que ha hecho presa en mi pecho
es como esas islas volcánicas:
ninguna antorcha brilla ante su resplandor...
una pira funeraria.
4.
La esperanza, el miedo, el cariño celoso,
esa parte sublime del dolor
y el poder del amor, no puedo compartirlo,
sino cargar con mi condena.
5.
Pero no es así, y ni aquí
ni ahora cuando tales pensamientos deberían estremecer mi alma,
cuando los honores engalanan el ataúd del héroe,
o [el laurel] ciñe su frente.
6.
La espada, la bandera y el campo de batalla,
¡Gloria y Grecia, os veo a mi alrededor!;
el espartano, derribado junto a su escudo,
no fue más libre.
7.
¡Despierta...! (No Grecia: ella está despierta).
¡Despierta, alma mía! ¡Piensa por quién
tu sangre busca su fuente original
y luego vuelve a casa!
8.
¡Sigue las huellas de esas pasiones vivificantes,
indigna humanidad...! Aunque para ti
siempre es indiferente la sonrisa o el disgusto
de la Belleza.
9.
Si lamentas la juventud, ¿por qué vives?
La patria de las muertes honrosas
está aquí: ¡ve al campo de batalla y entrega
tu último aliento!
10.
Busca —pocos la han buscado y muchos la han hallado—
la tumba del soldado, y busca la mejor para ti;
luego mira a tu alrededor, y escoge la tierra,
y descansa.
Missolonghi, 22 de enero de 1824
Traducción: José C. Vales.
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Txaro Martínez |
Hinata recluida en casa. |
Nuestras relaciones están hechas de buenas y de malas intenciones. De las malas tenemos ejemplos devastadores y archiconocidos. Hoy toca música y me he encontrado con una buena intención compuesta de notas que me ha parecido interesante dar a conocer. Se trata de la Symphony of Three, un proyecto intercultural bajo la dirección musical de Diego Navarro. El proyecto no es solo musical. En un gesto de buena convivencia entre las tres religiones abrahámicas se han erigido en la isla Saayidat tres templos, una mezquita, una iglesia y una sinagoga más un centro educativo.
Por lo que respecta a la música, los compositores Ihab Darwish, David Shire y John Debney han colaborado para hacer posible este espectacular proyecto. La sinfonía cuenta con 250 cantantes de todo el mundo y celebra en cuatro movimientos majestuosos la belleza de la diversidad cultural. Se abre con el prólogo Earth, compuesto por Darwish; sigue el movimiento Peace, obra de Shire; continúa con Love, de Debney; y termina con el impactante Tolerance, de Darwish.
Todos los nombres de solistas, cantantes y agrupaciones aparecen sobreimpresionados en la grabación.
Poneos los cascos, olvidad por un momento los petrodólares, la parafernalia estética sensiblera, un punto kitsch, y dejaos llevar por la música. Que los buenos deseos se hagan realidad seguramente no está al alcance de nuestras posibilidades, aunque algo podamos colaborar, pero sí la intención y el disfrute de la música.
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La obra es magnífica y enseguida nos sentimos atraídos por los ventanales góticos, las gárgolas, los rosetones y la cenefa que adornan los muros. Sin embargo, para un entusiasta de historias y leyendas como yo, nada hay comparable a las figuras que vigilan desde lo alto de los pináculos o desde la fachada principal.
Kortxeleku mamuak desde Txori-Erreka, al otro lado del Artibai. |
Kortxeleku mamuak desde Kanttoipe. |
Y está también la otra leyenda, la de que si das tres vueltas a la iglesia por el corredor que la rodea durante la medianoche, te convertirás en otra más de las figuras que coronan los pináculos, en fantasma de piedra, como le ocurrió a Leokadi, la que hoy es el personaje principal de las fiestas de esta hermosa población marinera. Por cierto, lo de las tres vueltas y sus efectos está muy extendido. Cuando yo estaba en el parvulario —hoy preescolar— en Bilbao, nos decían que si lográbamos dar corriendo tres vueltas al edificio en el que se encontraba inserto el centro escolar, no nos moriríamos nunca. Nunca las di. No soy inmortal.
Leyendas infantiles aparte, aquí tenéis un breve y vistoso documental sobre la iglesia:
Pero en Ondárroa hay muchos más atractivos que los que tienen que ver con su parroquia. Descubrirlos es cosa vuestra.
Torre Likona |
Puente viejo |
Maskulo etxea (Casa de los caracoles) |
Las rederas, Lian. (3ª obra mural más bonita del mundo 2022) |
Puente de Itsas Aurre, Calatrava. |
Tejo situado a la entrada de la Delegación de Salud del Gobierno Vasco. |
Pocas cosas habrá más extrañas y alejadas de la naturaleza que una ciudad.
Llevamos ya miles de años viviendo dentro de ellas y nos hemos acostumbrado a todo tipo de circunstancias y de situaciones. A cambio de la protección, la seguridad y los servicios hemos vendido el alma al cemento, al ladrillo y al asfalto. Nos hemos acostumbrado a vivir almacenadamente ordenados unos encima de otros. Hemos construido espacios para vivir que, paradójicamente, aplastan la vida.
Y en medio de toda esa enorme masa de materia inerte, resistiendo a la lógica urbana, se alza un pequeño tejo, ese símbolo de la perdurabilidad al que nuestra civilización ha relegado a unos pocos lugares difícilmente accesibles, donde resiste agrupado en pequeños bosquetes, atemorizado ante la expansión sin límites de la especie humana.
Quisiera creer que este ejemplar, producto de la jardinería urbana, alojado en un minúsculo macetero entre la fachada de un edificio y la acera, va a poder vivir más que el propio edificio junto al que habita —un tejo puede vivir varios miles de años—. Me gustaría pensar, aunque solo fuera por el lugar al que la diosa fortuna irónicamente lo ha enviado, que Osakidetza va a encargarse de su salud.
Desearía, en cualquier caso, que este pequeño tejo urbano se convirtiera en emblema y recuerdo de la urgente necesidad que tenemos de cuidar la naturaleza, porque cuidar de ella es cuidar de nosotros mismos.
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Erreka Mari y el peine de oro, Lidia Cao. Se encuentra aquí. |
Libros publicados por L.F.Comendador |
Editorial |
Convicciones mías a un lado, este hermoso libro sobre lo que podemos esperar en un futuro próximo (el horizonte es el año 2100) se ocupa de los siguientes temas:
No voy a comentar cuáles son sus previsiones porque el texto, siendo como es un libro de divulgación científica, tiene el poder sugestivo de una novela, lo que hace su lectura asequible a cualquier persona sin ningún conocimiento científico y, especialmente, muy entretenida.
Todos los capítulos están organizados en torno a tres períodos: el futuro inmediato (hasta el 2030), el futuro medio (de 2030 a 2070) y el futuro lejano (de 2070 a 2100). Para quien conozca su anterior Física de lo imposible tal vez este le parezca poco atrevido, pues en aquel jugaba con la idea de físicas imposibles y podía proyectar poderosas soluciones tecnológicas profundamente imaginativas.
A mí, de este me atraen más todas esas reflexiones en las que a manera de llamada de atención nos va recordando que, independientemente de la tecnología y de los conocimientos científicos que acumulemos, lo importante, lo verdaderamente importante es qué podamos llegar a realizar y cómo lo hagamos. De ahí las citas de Gandhi, Kant —La ciencia es conocimiento organizado. La sabiduría es la vida organizada— o Asimov —El aspecto más triste de la sociedad actual es que la ciencia es más rápida adquiriendo conocimientos que la sociedad adquiriendo sabiduría—.
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Librerías con ejemplares |
junto a la ardiente tapia de la huerta,
escuchar entre zarzas y arbustos
chasquidos de mirlos, serpear de culebras.
En las grietas del suelo o en la arveja
espiar las filas de rojas hormigas
que ora se rompen y ora se trenzan
encima de minúsculas parvas.
Entre frondas mirar el lejano
palpitar de escamas de mar,
mientras se eleva de picudas rocas
un trémulo chirrido de cigarras.
Y yendo bajo el sol que nos deslumbra
sentir con triste maravilla
cómo es toda la vida y sus penurias
en este andar bordeando una muralla
que luce agudos trozos de botella.
(Eugenio Montale. Huesos de sepia. Traducción: Fabio Morábito).
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Editorial |
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