Editorial |
El libro de Wolfram Eilenberger sorprende por su estilo directo y ameno, por su capacidad expositiva y por recoger en un texto de muy alta divulgación lo esencial del pensamiento de cuatro grandes filósofos. Y siendo estas virtudes notabilísimas para el buen funcionamiento de un texto que pretende acercar lo que dijeron figuras destacadas de la creación filosófica del siglo XX al gran público, no es menos notable la singular destreza que tiene el autor para ir engarzando los avatares personales e históricos con la construcción del pensamiento de cada uno de ellos, porque seguramente ahí es donde radica esa característica que dota al texto de una claridad extraordinaria y hace que su lectura resulte adictiva.
Supongo que las personas más interesadas en su lectura pueden ser estudiantes de Filosofía que ahora estén pegándose por desentrañar el sentido de la obra de Heidegger, Wittgenstein, Benjamin o Cassirer. Puede ser. No obstante, a mí me parece que Tiempo de magos resulta imprescindible para entender qué se fraguó en aquella década situada entre dos guerras y que resultó ser la base sobre la que se asentó el pensamiento europeo que vino después. Es decir, estamos ante un texto de interés histórico, sociológico, político y... hasta poético, pues eso que conocemos como el giro lingüístico también influyó en la escritura poética y en el acontecer literario.
Tiempo de magos se abre con la deliciosa anécdota del "No se preocupen, sé que jamás lo entenderán" con la que Wittgenstein ponía fin a su peculiar examen de doctorado ante Russell y Moore —podéis leerla entera en las páginas que la editorial ha liberado— allá por 1929, y se cierra en el mismo año con el debate filosófico en torno a "¿Qué es el hombre?", entre el filósofo reconocido Cassirer y el emergente Heidegger:
Pocos años después Benjamin se suicidaba huyendo del nazismo, Cassirer encontraba refugio en Suecia, Wittgenstein reconducía su pensamiento desde Cambridge, Heidegger era dueño y señor del pensamiento alemán con las bendiciones del Führer. La genialidad intelectual no siempre se ve acompañanada de la brillantez moral y social.
Un libro delicioso y necesario.