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Es el primer texto, el que inicia la colección de caligramas. Todos ellos tienen forma de espantapájaros, tienen forma humanoide. Como seguramente tendréis dificultades para leerlo en pantalla desde esta entrada, he guardado el pdf en un drive. Si acudís a él, podréis ampliarlo hasta que la lectura sea cómoda. Otra singularidad: el texto del poema aparece repetido, el de las páginas pares en negro sobre blanco; el de las impares, blanco sobre negro, como si fuera en negativo.
Y antes de dejaros con la lectura de la poeta, no quiero resistirme a copiar las palabras que Manuel Rico dedicó en un Babelia de hace dos años a este poemario y a La sed del río, ambos aparecidos en el mismo año, 2016, ambos unidos por una misma sustancia:
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De La sed del río, Amalia Iglesias lee el último poema, el que le da título, a partir del minuto 21' 40".
Y recordad, por favor, que no hay que permanecer en una audición con el teléfono encendido (a partir de 14' 8") aunque estés lejos del escenario. Si suena y no sabes apagarlo, te sales del recinto.
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