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Editorial |
No, este no es un libro de poesía, no es una antología de poemas sobre la belleza.
Sí es un bellísimo libro de fragmentos, de citas, de reflexiones desde muchos puntos de vista sobre el tema que anuncia el título. Ocurre que en ese tema, la belleza, inciden de lleno muchos poemas que se han escrito a lo largo de la historia de la poesía y Mª Elena Ramos recoge algunos de ellos. Esa me ha parecido razón suficiente para traerlo a esta sección de los miércoles.
La mayor parte de los poemas citados están recogidos de manera fragmentaria. Los dejo tal cual. Los fragmentos tienen valor por sí mismos y tienen, además, la facultad de despertar la curiosidad sobre el resto ausente. Cuando el poema aparezca completo, lo indicaré.
Espíritu de la belleza, que consagras
con tus propios matices todo
humano pensamiento o forma
a los que prestas tu resplandor
Himno a la belleza intelectual, P. Shelley.
***
RECUERDOS
Estábamos charlando y callamos de repente.
Había aparecido en la terraza una muchacha
¡qué belleza!, demasiado bella
como para nuestra tranquila estancia allí.
Barbara miró apresurada a su marido,
Krystina puso la mano instintivamente
sobre la mano de Zbysek.
Yo pensé: te llamo,
por ahora –te diré- no vengas,
acaban de anunciar varios días de lluvia.
Sólo Agnieszka, viuda,
saludo a la bella con una sonrisa.
Wisława Szymborska (poema completo).
***
Sea breve la llama que nos une.
Sea finita nuestra distancia.
Que el orden que nos retiene
crezca en los filos de mi talón
hasta herir.
Es tanta la maldad del mundo,
tan imperdonables sus torpezas.
Seamos la excepción:
busquemos la belleza
del golpe certero,
la agonía justa,
la fluida música
de una voz que se apaga
por siempre.
No, no detengas el fin.
Por esta vez, seamos libres,
y en la muerte ansiada
los dos hallaremos
noches distintas.
Beverly Pérez Rego (poema completo).
***
(...)
Venus de Milo, cuyo cercenado, increado
brazo revuélvese y trata de encodarse
a través de verdeantes guijarros gagos,
ortivos nautilos, aunes que gatean
recién, vísperas inmortales,
Laceadora de inminencias, laceadora
del paréntesis.
Rehusad, y vosotros, a posar las plantas
en la seguridad dupla de la Armonía.
Rehusad la simetría a buen seguro.
Intervenid en el conflicto
de puntas que se disputan
en la más torionda de las justas
el salto por el ojo de la aguja!
Tal siento ahora el meñique
demás en la siniestra. Lo veo y creo
no debe serme, o por lo menos que está
en sitio donde no debe.
Y me inspira rabia y me azarea
y no hay cómo salir de él, sino haciendo
la cuenta de que hoy es jueves.
¡Ceded al nuevo impar
potente de orfandad!
Poema XXXVI, César Vallejo.
***
LA ROSA
No te he llamado rosa, escribo recto,
evito las metáforas.
La rosa es un enigma efímero
que siempre atrae hacia sus pétalos
la belleza del mundo,
pero al instante se marchita
y la belleza permanece.
(...)
La rosa sólo anhela lo fugaz,
nada le basta.
A veces quiere ser alondra, mariposa,
un pez, una serpiente,
ella misma no sabe ...
Pero tú no eres rosa,
así nunca te nombro,
escribo recto, evito las metáforas.
Eres un cuerpo que ama
para que gire un poco más la tierra,
y unos ojos que se abren y se cierran
entre el asombro y el deseo
de la vida que vuela en su relámpago.
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Fuente: Wikipedia |
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