lunes, 3 de marzo de 2025

LECCIONES DE EPICUREÍSMO, John Sellars

Ejemplar del KM
Habiendo como hay en este blog una sección con el nombre de Diario de un epicúreo agradecido, en cuanto me enteré de la existencia de este libro quise leerlo. No sabía quién era John Sellars y tenía cierto recelo por el aspecto de la cubierta. Nunca se sabe cuándo, al amparo de la filosofía, va a venir alguien a escribir un libro de autoayuda.

Lecciones de epicureísmo no es un libro de autoayuda, aunque buena parte de la filosofía sea en sí misma un esfuerzo magnífico por enseñarnos qué debemos hacer ante determinadas dificultades o cómo reaccionar ante las adversidades. Y para eso, la filosofía clásica tiene un excelente muestrario y magníficos maestros.

El libro es una buena presentación de la filosofía hedonista [nota al margen: en filosofía hedonismo o epicureísmo hacen referencia a la misma escuela de pensamiento]. Y habrá que repetir una vez más que el hedonismo no es eso que se entiende popularmente como la búsqueda exclusiva del placer, vivir de fiesta en fiesta y de lujo en lujo, o hacer cuanto nos viene en gana para satisfacer nuestros deseos. Sin duda, maximizar el placer (hedoné, de ahí el nombre) y minimizar el dolor era el objetivo prioritario de la vida de cualquier persona.

Ahora bien, Epicuro distingue 3 tipos de deseos y nos da normas y argumentos para satisfacerlos y conseguir de esta manera tener una vida más placentera y menos dolorosa: 

- Naturales y necesarios: más que deseos podríamos calificarlos como necesidades primarias y biológicas, alimentarse, tener cobijo, descansar. Su satisfacción siempre proporciona satisfacción. 

- Naturales y no necesarios: nacen del deseo de los seres humanos de variar y obtener más placer de la vida. Por ejemplo satisfacer el apetito con una exquisita paella y no con un trozo de pan, saciar la sed con un zumo y no con agua, o dormir en la más cómoda de las camas. Estos deseos debemos moderarlos, pues si se convierten en una obsesión, pueden proporcionarnos más disgustos que satisfacciones. 

- No naturales y no necesarios: el lujo, el poder, la riqueza, la fama, la gloria, el prestigio, los honores... A estos deseos debemos renunciar desde el primer momento, pues no se sacian nunca, cuanto más tenemos más queremos, y terminan convirtiéndose en una fuente de preocupaciones; es decir, lo contrario del placer.

Sellars recorre bien todas las ideas fundamentales del epicureísmo y dedica un capítulo a cada uno de estos asuntos: la consecución de la serenidad, el placer de la amistad, las razones por las que estudiar la naturaleza y abandonar el infundado temor a la muerte. Naturalmente, no se olvida de citar, cuando corresponde, al mayor de los epicúreos de la época romana, Lucrecio y su magnífico De rerum natura.

En fin, una lectura apta para cualquier persona, tenga o no inquietudes filosóficas. Claro y ameno. Si quienes dirigen la sociedad practicaran el epicureísmo, mejor nos iría a todos.

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