4-12-2024, 18:06. |
4-12-2024, 18:09 |
La luna siempre es un regalo, más si se encuentra acompañada; en este caso, por Venus.
Así se veían en el cielo durante los primeros momento del anochecer, cuando todavía quedan restos de luz y la noche se muestra perezosa.
Tirando de zoom, el objetivo se centra en la luminosidad de la luna y el cielo del entorno lunar se oscurece... y se comienza a apreciar la luz cenital (reflejo de la que nuestro planeta), y podemos intuir el resto que permanece a oscuras.
El regalo del día viene acompañado por este otro que encontré hace algún tiempo en Mi primer libro de lectura, de la Biblioteca Nacional de Maestros de Argentina, compilado por Manuel Guzmán Maturana. Es un libro de comienzos del siglo XX (la primera edición data de 1905) con los que se enseñaba a leer inspirando amor por la lectura.
En él, en la página 66 (70 del pdf), me encontré este poemita infantil de Gabriela Mistral que hace una excelente compañía a la creciente luna de ayer.
LA LUNA
— ¡Madre, esta luna tan blanca,
¿es lirio o vellón sedoso?
— Puede ser vellón o lirio,
puede ser rostro curioso.
— Madre, la luna menguante,
¿por qué decreciendo está?
— Porque se gasta, vertiendo,
cual leche, su claridad.
— Madre, esta luna, ¿qué se hace
cuando deja de salir?
— Puede estar viendo a otros niños,
asomada a otro país.
—Madre, ¿por qué su luz cae
con callada suavidad?
—Porque es la luna una madre,
de divino acariciar.
—Madre, ¿por qué ha de llegar
cuando la noche ha caído?
—Porque la mandan velar
sobre los niños dormidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Este blog es personal. Si quieres dejar algún comentario, yo te lo agradezco, pero no hago públicos los que no se atienen a las normas de respeto y cortesía que deben regir una sociedad civilizada, lo que incluye el hecho de que los firmes. De esa forma podré contestarte.