jueves, 22 de febrero de 2024

GERTRUDIS GÓMEZ DE AVELLANEDA

Gertrudis Gómez de Avellaneda (1814-1873) es, seguramente, la romántica en lengua española más tópica y decididamente romántica de todas las escritoras románticas de la época. Quiero decir que si en la concepción popular de "lo romántico" la característica que se suele tener como central y casi exclusiva para identificarlo es la del sentimentalismo, el apasionamiento y la exaltación amorosa, Gómez de Avellaneda cumplía muy bien con ella. Fue mujer tremendamente apasionada que hizo del amor —tanto humano como divino— su bandera. 

Sobre el humano yo diría que sus cartas personales son mucho más expresivas y emocionalmente más poderosas que su poesía —Así he llegado a esta época de mi vida sin más recuerdos hondos que los de dos grandes infortunios: el de un amor mal colocado, y el de una felicidad pasajera, que ni aun supe apreciar sino después de haberla perdido. Objeto de un grande amor que me fue arrebatado cuando empezaba a conocerlo; víctima de un amor loco que supe sentir conociendo su locura, jamás he sido feliz ni he hecho feliz a nadie (carta a Antonio Romero Ortiz, 28-IV-1853)—, pero como en este espacio me ocupo más de la poesía que de la correspondencia, he aquí un ejemplo de cada uno:


Amor humano:



A Él

No existe lazo ya: todo está roto:
plúgole al cielo así: ¡bendito sea!
Amargo cáliz con placer agoto:
mi alma reposa al fin: nada desea.

Te amé, no te amo ya: piénsolo al menos:
¡nunca, si fuere error, la verdad mire!
Que tantos años de amarguras llenos
trague el olvido: el corazón respire.

Lo has destrozado sin piedad: mi orgullo
una vez y otra vez pisaste insano...
Mas nunca el labio exhalará un murmullo
para acusar tu proceder tirano.

De graves faltas vengador terrible,
dócil llenaste tu misión: ¿lo ignoras?
No era tuyo el poder que irresistible
postró ante ti mis fuerzas vencedoras.

Quísolo Dios y fue: ¡gloria a su nombre!
Todo se terminó, recobro aliento:
¡Ángel de las venganzas!, ya eres hombre...
ni amor ni miedo al contemplarte siento.

Cayó tu cetro, se embotó tu espada...
Mas, ¡ay!, cuán triste libertad respiro...
Hice un mundo de ti, que hoy se anonada
y en honda y vasta soledad me miro.

¡Vive dichoso tú! Si en algún día
ves este adiós que te dirijo eterno,
sabe que aún tienes en el alma mía
generoso perdón, cariño tierno.



A DIOS

Soneto


¿No es delirio, Señor? Tú, el absoluto
En belleza, poder, inteligencia;
Tú, de quien es la perfección esencia
Y la felicidad santo atributo;

Tú, a mí —que nazco y muero como el bruto— 
Tú, a mí —que el mal recibo por herencia—
Tú, a mí —precario ser, cuya impotencia
Sólo estéril dolor tiene por fruto...

¿Tú me buscas ¡oh Dios! Tú el amor mío
Te dignas aceptar como victoria
Ganada por tu amor a mi albedrío?

¡Sí! no es delirio; que a la humilde escoria,
Digno es de tu supremo poderío
Hacer capaz de acrecentar tu gloria!

En Rtve Play hay otro interesante documental dedicado a Gertrudis Gómez de Avellaneda, Carolina Coronado y Robustiana Armiño. Para poder verlo hay que darse de alta. 

En la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes podéis leer muchas de sus obras.

La coronación de Quintana, Luis López Piquer.
Fuente y copyright de la imagen: ©Museo Nacional del Prado.

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