Hoy han tocado luces y colores, las luces y colores que proporcionan las impresionantes vidrieras de la catedral de Chartres, uno de los mejores conjuntos de la cristiandad.
Hay muchas maneras de recorrer el hermosísimo y extenso grupo de vidrieras que, simplificando de forma extrema, podemos reducir a dos: paseamos mirando hacia arriba sin enterarnos de casi nada o contamos con elementos que nos permitan ir más allá de la belleza inmediata. Sí optamos por lo segundo, podemos incluir en nuestro equipo una cámara con un potente objetivo, unos prismáticos de teatro, una guía (hay muchas y muy completas) o sin nada de eso, un paseo por el museo de las vidrieras que se encuentra a pocos metros de la catedral. Allí se encuentran reproducidas y explicadas buena parte de las que hay en el templo.
Pero la sorpresa en este museo llega cuando se baja a las salas del sotano
y nos encontramos ante las vidrieras de Kim En Joong, artista y hombre de religión, nacido en Corea y afincado en Francia.
De vuelta a la capital, las luces de la más alta dama parisina brillan tan elegantes como siempre, y eso a pesar de las nubes bajas que envolvían la ciudad... de la luz.
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