viernes, 1 de diciembre de 2023

EL ROMANTICISMO ÉPICO DE VICTOR HUGO

Fuente: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes (ahí está el libro completo)


Sobre una barricada, en medio de los adoquines manchados de sangre culpable y lavados con sangre de inocentes, es preso un niño de doce años junto con algunos hombres compañeros suyos.—¿Formas parte de la gavilla? se le pregunta.—El niño contesta afirmativamente.—Bien está, añade el oficial, vas á ser fusilado. Aguarda que venga tu turno.—El niño ve brillar varios relámpagos, y á todos sus compañeros caer al pie de la pared. Y dice al oficial: —¿Queréis concederme que llegue hasta mi casa para entregar este reloj á mi madre? —¿Intentas evadirte?—Volveré. —Estos bribonazos tienen miedo. ¿Dónde vives?— Allá, junto á la fuente. Volveré, señor capitán. —¡Vote, pillo! —El niño parte. —¡Grosero lazo! Y reían los soldados lo mismo que el oficial, confundiéndose las risotadas con el estertor de los moribundos; pero cesó la risa, pues de improviso preséntase la pálida criatura, tan altiva como Víala, se apoya contra la pared, y dice: —Aquí estoy. Avergonzóse la estúpida muerte y el oficial le perdonó. Ignoro ¡oh niño ! en medio del huracán que pasa y todo lo confunde, así el bien como él mal, los héroes, los bandidos, lo que te impelía en semejante combate; mas digno que tu alma ignorante es sublime. Bueno é intrépido, das dos pasos en el fondo del abismo, uno hacia tu madre y el otro hacia la muerte. El niño posee el candor y el hombre el remordimiento, y no respondes de lo que se te mandó hacer; pero es magnífico y valiente el niño que á la huida, á la vida, á la aurora, á los juegos lícitos, á la primavera, prefiere la sombría pared do se apoyan los cadáveres de sus amigos. La gloria imprime dulce ósculo en tu frente ¡oh tierno joven! En la antigua Grecia, mi dule amigo, Estesícoro te hubiese encargado la defensa de una de las puertas de Argos, y Cinegires te habría dicho: ¡Somos iguales! Y te hubieran admitido en el rango de los puros efebos, Tirteo en Mesene y Esquilo en Tebas. Grabaríase tu nombre sobre discos de bronce, y te contarías en el número de aquellos que, bajo el sereno cielo, si pasan junto al pozo sombreado por el sauce, causan la admiración de la pensativa joven que carga en sus hombros la urna do apagarán su sed los jadeantes búfalos.

Creo que este poema puede ser francamente representativo del estilo romántico épico que adopta Hugo en algunas de sus creaciones; puede servir para repasar las características propias del romanticismo francés y, más concretamente, de lo que fue el pensamiento humanista y humanitario del autor; pero, además, puede servirnos para comprobar cómo evoluciona el lenguaje de la sociedad y, de paso, comprender por qué es necesario volver a traducir de tanto en tanto las obras, porque, si no se actualizan, se corre el riesgo de que los propios hablantes no entiendan lo que en ella se decía hace poco más de cien años.

Por si fuera necesario, dejo una traducción actual y coloco unos cuanto enlaces que pueden ser de utilidad:

Entre los adoquines de una barricada,
manchados por una sangre culpable y por otra pura lavados,
un niño de doce años es apresado junto a los hombres.
—¿Tú estás con ellos?— El niño dice:
—Con ellos estoy.
—Está bien, dice el oficial, serás fusilado
cuando sea tu turno—. El niño ve brillar los fogonazos,
y a todos sus compañeros caer bajo la muralla.
Y dice al oficial: —¿Me permitiría que fuese 
a casa para darle este reloj a mi madre?
—¿Quieres huir? —Volveré. —¡Estos bribones 
tienen miedo! ¿Dónde vives? —Ahí, al lado de la fuente.
Y voy a volver, señor capitán.
—¡Vete, pilluelo!— Y el niño se va. —¡Qué treta tan burda!
Reaparecido de repente, orgulloso como Viala,
se pegó al muro y les dijo: —Aquí estoy.
La estúpida muerte se avergonzó, y el oficial le indultó.
—Niño, yo no sé, en este huracán que pasa
y todo lo confunde (el bien, el mal, héroes y bandidos),
lo que a esta lucha te empujaba, pero yo afirmo
que tu alma ignorante es un alma sublime.
Bueno y valiente, tu das, en el fondo del abismo,
dos pasos, uno hacia tu madre, otro hacia la muerte.
Cándido el niño, el hombre se arrepiente,
y tú no respondes de lo que te hicieron hacer.
Mas impresionante y valiente es el niño que prefiere
a la huida, a la vida, al alba, a los legítimos juegos, a la primavera,
el oscuro paredón donde han muerto sus amigos.
La gloria te besa la frente, ¡oh, tú, tan joven aún!
Dulce amigo, en la antigua Grecia, Estesícoro 
te hubiera encargado la defensa de una puerta de Argos;
Cinégiro te hubiese dicho: ¡Nosotros dos somos idénticos!
Y habrías sido admitido entre los puros efebos
por Tirteo en Mesenia y por Esquilo en Tebas.
Grabarían tu nombre sobre discos de bronce,
y serías uno de los que si, bajo el cielo azul,
pasan junto a un pozo a la sombra de un sauce,
hacen que la muchacha que lleva al hombro
la vasija donde los sedientos búfalos beben,
se gire, embelesada, y los contemple un largo rato.
 
***


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