sábado, 4 de febrero de 2023

BERKELEY

Editorial
Berkeley pertenece a esa clase de filósofos que dan mala fama a la fiolosofía. Cuando se lee por primera vez su obra se piensa que es absurda. Y es verdad, lo es. La filosofía de Berkeley niega la existencia de la materia. Según él, no existe el mundo real (Berkeley en 90 minutos. Paul Strathern). 

Me encanta este párrafo porque recoge muy bien la perplejidad que se puede sentir después de una primera y rápida lectura de la obra de Berkeley. También porque aparece enunciado sin miramientos el núcleo central de su pensamiento: el inmaterialismo. Y todo eso sabiendo que es uno de los tres principales representantes del empirismo inglés.

En su Ensayo de una teoría de la visión (1707) Berkeley llega a la conclusión  de que no existe un espacio objetivo en sí. Aprendemos mediante la experiencia a interpretar las correspondencias entre la información (sensaciones) que nos da la vista y el tacto. Berkeley, además, no comprende lo que es una idea abstracta, la niega. Si digo "libro" lo que hago es producir una imagen concreta sonora. Existen muchos libros, cada cual con sus características concretas, pero no la idea abstracta libro. Por tanto, toda idea abstracta es ilegítima. La realidad de los objetos es la de ser percibidos —esse est percipi: ser es ser percibido—. De ahí surge la clásica pregunta sobre si existe o no el objeto que no veo. ¿Si dejo de verlo, deja de existir?

Todas estas ideas las desarrollaba de manera más sistemática y abstracta (que Berkeley me perdone) en el Tratado sobre sobre los principios del conocimiento humano (1710). Desde luego, mi libro seguía existiendo aunque yo no lo volviera a ver durante muchos años. ¿Cómo? Bueno, mejor que la respuesta del filósofo irlandés os dejo la de Ronald Knox que, además, la ofreció en verso:


Había un joven que decía: "A Dios
debe de parecerle muy extraño
si ve que este árbol
continúa existiendo
cuando no hay nadie en el patio".

RESPUESTA

Querido joven:
Su asombro es singular.
Yo estoy siempre en el patio,
y por eso es por lo que el árbol
continúa existiendo,
puesto que es observado por
Su afectísimo,

                   Dios

 Para Berkeley la apariencia es lo que constituye la realidad. Existe lo que vemos y tocamos. Él rechaza todas las abstracciones de físicos y matemáticos. Y rechaza el tiempo abstracto, homogéneo y mensurable. Seguramente la inmensa mayoría de los románticos estarían de acuerdo con él, así como más de un físico. ¿Es necesario recordar la afirmación de John Wheeler cuando escribió ningún fenómeno es un fenómeno real hasta que es un fenómeno observado (las cursivas son suyas)?

Los Tres diálogos entre Hilas y Filonús están aquí porque fue uno de los primeros libros de filosofía que leí y, sobre todo, porque es la forma más sencilla de acceder al pensamiento del obispo empirista. Mientras que las dos obras citadas anteriormente pueden resultar más difíciles y aburridas para esa abstracción a la que voy a llamar lector medio no acostumbrado, los Diálogos, escritos bajo el modelo de los de Platón, resultan mucho más entretenidos y asequibles. Para perder el miedo a leer filosofía.

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