jueves, 1 de julio de 2021

RIBEIRA SACRA, PEQUEÑAS SORPRESAS

Gracias, Irene, por la cámara.

Estas que publico hoy tienen un carácter más íntimo y reducido. Quiero decir que son diferentes aspectos de la Ribeira que me fueron apareciendo sin ir a buscarlos y que por unas razones u otras a mí me gustaron especialmente, pero no tienen por qué tener un atractivo universal, ni ser del gusto de la mayoría. No obstante, me parece que pueden tener algún interés para quien no las conozca, e incluso servir de acicate para querer acercarse a descubrirlas.

En Google Maps

Poder volver a la infancia y admirar el valle mientras nos bamboleamos —mejor en pareja—en este sencillo columpio puede resultar muy gratificante. Allí mismo descubriréis una gran roca granítica con forma de foca en la que haceros una foto o los túmulos prehistóricos —mámoas en gallego—. Están indicados y hay información en un cartel junto a la carretera.



Para cualquier persona aficionada a la botánica o mínimamente atraída por la naturaleza, toda la cornisa cantábrica es un verdadero lujo. Como muestra dejo la dedalera —en Galicia estaban por todas partes— y esa promesa de las mejores castañas para el invierno, ahora en flor, que por el sur llaman candelas.

En Google Maps


Ourense no está en la Ribeira Sacra, pero casi. El Puente del Milenio se encuentra al lado del más histórico y de mayor solera puente romano, pero tiene el singular encanto de servir de mirador sobre la ciudad y hasta de atracción de parque... siempre y cuando no tengáis vértigo.

15 km separan el mirador de la ciudad de Monforte.

 Y 500 m de profundidad hay hasta el Sil.

Parada de Sil

Asomarse a los muchos miradores que existen al borde de los ríos Sil y Miño es uno de los encantos típicos de la zona; identificar —o intentarlo— los lugares que se divisan desde ellos, otro. Desde el mirador que llaman "los balcones de Madrid" puede verse Monforte de Lemos. Dicen que desde él despedían las mujeres a los barquilleros que marchaban a Madrid por una temporada. Primero cruzaban el río, luego cogían el tren en Monforte.



En definitiva, mirar con ojos asombrados cuanto la tierra que nos acoge pone a nuestro alcance, y dejarnos seducir por los caminos. Cada cual encontrará los motivos de gozo para hacer del sitio que visita una experiencia entrañable. Algunos de los míos han sido estos que veis aquí.

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