Portada del folleto de la exposición |
Me gusta mucho la fotografía en blanco y negro, especialmente para el retrato, y en esta exposición hay mucho retrato y también, como dice su título, mucha mirada próxima, y entrañable, y limpia, y serena, y profunda. Yo, aunque solo sea por ver las miradas de las niñas y de los niños de Tanzania, de Perú, de Etiopía, de Mongolia y de la República Dominicana, debo aconsejar que no os la perdáis. No sé si es mérito de Carmen Ballvé o de la mirada de esas criaturas que parecen venir del centro mismo de lo humano, pero dejarnos alcanzar por ellas es, en mi opinión, el mayor placer de esta exposición. Aunque no el único.
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