Contemplo el horizonte mientras amanece sobre mis
Piedras caídas
No hay muros
No hay grietas
En este vasto espacio amigo del viento
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| Editoral |
Sorprende ver tanta entrega y tanta pasión en un texto escrito por una mujer madura. Cualquiera que no conozca a la autora podría pensar que se trata de una adolescente. La concepción del amor y de la poesía —y también del dolor, el dolor de la pérdida— que aparece en los versos, el punto de vista profundamente subjetivo desde el que escribe, el hálito romántico que impregna todas las páginas y hasta ese pequeño gesto de rebeldía utilizando versales y renegando de la puntuación (no se trata de un texto vanguardista); todos, todos los elementos y todas las impresiones parecen hablarnos de una escritura llena de impulso juvenil.
Este sentimiento no tiene explicación
Cae como la lluvia inexplicable
Brota
Quema
Y se desliza entre millones de gotas y lágrimas
Sin embargo, cuando comienza a percibir el final del túnel, la infinitud del dolor va se va transformando poco a poco en mirada sosegada, en machadiano estar frente al mundo:
PEQUEÑO SOL DE INVIERNO
Un punto anaranjado
El sol
Entre la neblina y el perfil del monte
Líneas horizontales cruzan
La ventanilla del tren
Podría ser un paisaje impresionista
O un sueño de amanecer que se desvanece
Cuando abro los ojos
Salgo al nuevo día
Con ese pequeño sol
Aún hace frío
Pero he vencido al invierno
Acaso no sea necesario extenderse más en el comentario, y siempre habrá a quien no le guste que le interpongan textos entre la lectura del poema y su recepción. A mí sí me gusta, más aún si se trata de textos escritos por la propia autora. Las palabras que la poeta ha dejado en la solapa pueden ser de mucha ayuda para colocarse mejor ante lo que ella misma nos ofrece después.
Y puestos a ofrecer, nos ofrece también la presentación de su libro el próximo viernes 18 de octubre, a las 19:30 en la sede de la Asociación Artística de Gipuzkoa (Aldapeta, 20).
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