Último escolio
No sé quién soy.
Tampoco sé qué son esas formas nocturnas
en que la mirada se anega.
No pretendo descifrar el universo,
pues difícilmente alcanzo a entender mis actos más sencillos, cotidianos.
Ignoro lo que los sabios dijeron del pasado
o auguran de futuro,
y mientras escribo estas líneas
estoy más convencido de mi propia confusión
que de su transparencia.
No entiendo esas profundas y pormenorizadas explicaciones
que iluminan lo que somos y cuanto nos rodea.
La humanidad, en su elocuencia,
me parece una babel en la que me pierdo y naufrago.
Y a pesar de todo,
o quizá por eso mismo,
sigo aguardando que las noches sean limpias
y, muy especialmente,
que vosotros estéis a mi lado.
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