Un día de estos pasaré por el monasterio de Veruela, adonde Bécquer acudió en busca de reposo y alivio para su maltrecha salud. Como me gusta que los sitios que visito me hablen de su historia y me cuenten sus intimidades, suelo bucear en cuanta información me hace el viaje más próximo y la estancia más grata. Dicho de otra manera: me gusta que los lugares hablen conmigo y yo pueda hablar con ellos. El diálogo puede establecerse a través de personas, documentos, leyendas, piedras o paisajes. Si todos los elementos colaboran, mejor que mejor. Es la manera que tengo de sentirme bien viajando.
Estaba en esa fase de documentalista cuando tropecé con el recital de Amancio Prada en Sevilla. La vía Amancio Prada me parece una estupenda vía para acercarse o rememorar la poesía de Bécquer y como en este caso es un vídeo, me ha parecido que traerlo hasta aquí era una manera de reconocer su trabajo y ayudar, si es que en algo puedo yo contribuir desde aquí, a promocionar a estos dos creadores de diferentes épocas enlazados por el amor a la belleza de la palabra escrita, dicha y cantada. Seguro estoy de que el poeta se sentiría muy a gusto oyendo al músico.
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Es cierto que hay personas —pocas— especialmente dotadas para llegar de forma intuitiva y sin ayuda a ese grado de penetración. La mayoría necesitamos ayuda y asistencia. Para penetrar en el universo bécquer y disfrutar intensamente de su lectura se me ocurren buenos asistentes de fácil acceso: el Comentario de la rima XV, de Francisco López Estrada (El comentario de textos. Castalia, 1973), donde se ofrecen muchas de las claves para el resto de sus Rimas; y el precioso ensayo de Dámaso Alonso, Originalidad en Bécquer, en Poetas españoles contemporáneos, Gredos, 1965. Ambas son vías muy asequibles y agradecidas para ir más allá en el gozo de la lectura.
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