Editorial |
Dicho esto, y para quien sea novedad la lectura del insigne barroco, si es que alguien queda, puede comenzar por cualquiera de las muchas y muy buenas antologías que se han publicado a lo largo del tiempo, mejor si es una edición crítica. También puede acudir a alguno de los muchos repositorios digitales (si no incomoda la lectura en pantalla), desde el inmenso de la Biblioteca Nacional, a uno mucho más modesto, pero, posiblemente, más práctico como el de poesi.as. Luego se puede continuar con la conferencia del profesor Pablo Jauralde;
entretenerse con el Paisaje con figuras que RTVE dedicó al escritor en 1976, hace ya casi medio siglo; incluso leer, siempre con provecho, las clarividentes páginas que Dámaso Alonso le dedicó en aquel célebre trabajo titulado Poesía española. Ensayo de métodos y límites estilísticos.
Hagáis lo que hagáis, Quevedo siempre os va a resultar sorprendente.
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