Lóguez ediciones |
Este pequeño recordatorio viene dado por el librito que encontré hace unas semanas sobre un contenedor de papel. Alguien se deshacía de él, pero con la intención de prolongar la vida del texto, lo dejó colocado de manera vertical para llamar la atención y que pudiera salvarse del reciclado. Mi tendencia natural a salvar libros hizo que me lo llevara a casa y lo leyera. Aunque no esperaba nada de él, me sorprendió la claridad con la que está escrito y la buena información que maneja. No es el libro de un especialista, solo quiere —¡nada menos!— informar de manera clara y sencilla a personas que estén en edad de aprender sobre quién fue el autor del que se ocupa y cuáles sus contribuciones al pensamiento. Pero no escatima una bibliografía académica para quien se atreva a más. Entre los textos sugeridos está el del filósofo de la ciencia Javier Echeverría, Leibniz.
Y ya puestos a seguir con los hallazgos y las casualidades, yo que suelo mirar de vez en cuando qué novedades poéticas ofrece la Fundación Juan March, me encuentro con que los días 29 y 31 de este mes, el profesor Echeverría va a impartir sendas conferencias sobre la vida y la obra de Leibniz. Como es habitual, podrán seguirse en directo por el canal de la fundación.
Me falta señalar que el autor de la obra de divulgación que ha dado origen a este comentario es Carlos Blanco, niño prodigio hace unos años y profesor universitario en la actualidad.
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