Mostrando las entradas para la consulta Hölderlin ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas para la consulta Hölderlin ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas

viernes, 25 de noviembre de 2022

HÖLDERLIN, DOS (o tres) BIOGRAFÍAS

Editorial
Editorial

Antonio Pau es un reputado biógrafo que ha dado muchas muestras de su buen hacer. El trabajo que dedicó en 2007 a Rilke es un buen ejemplo de su excelencia como biógrafo. Pero voy a dejar que sea la propia Helena Cortés Gabaudan, especialista en Hölderlin y autora de una estupenda biografía sobre el poeta alemán, quien os lo diga: Mientras reuníamos material para nuestra biografía, los lectores españoles se podían por fin congratular al ver aparecer en las librerías la primera biografía completa de Hölderlin en castellano, escrita por nuestro apreciado Antonio Pau. Con mayor motivo, y puesto que ahora el lector español ya dispone de una obra absolutamente rigurosa, exhaustiva y de fácil y muy recomendable lectura sobre el poeta, no hemos querido abundar en la misma empresa y hemos optado por un modelo más libre y personal de evocación, aunque sin desdeñar por ello los aspectos informativos y una estructura cronológica clásica (La vida en verso, nota 2, pp 13-14).

Tanto la una como la otra son totalmente recomendables.

Hay una tercera biografía publicada en castellano. Apareció el año pasado (2021). Es de otro excelente biógrafo, Safranski. La traducción se publicó con el título de Hölderlin o El fuego divino de la poesía, pero yo no la he leído. 

En cualquier caso, y sin que sirva de precedente, debo decir que quien quiera adentrarse en el pensamiento poético, estético, filosófico y político de Hölderlin, lo mejor que puede hacer es leer su novela Hiperión. Una obra excepcional en muchos sentidos, inclasificable y que no dejará indiferente a nadie. Hace falta ser muy insensible para no quedar transido de belleza después de su lectura. E, insisto, en ella se aprecia más fácilmente el pensamiento poético del autor alemán que en su propia poesía.

Y puesto ya en la tarea de recomendar, cualquiera de estas tres antologías son una buena elección para empezar a leer la poesía del autor de Hiperión:
La Poesía completa está en Libros Río Nuevo, Ediciones 29, 1977. Traducción de Federico Gorbea.

***


Путин, немедленно останови войну!

viernes, 18 de febrero de 2022

HÖLDERLIN, POESÍA ESENCIAL

Ejemplar del KM
En uno de los tres expositores que la biblioteca del Koldo Mitxelena dedica a las novedades me encuentro con esta antología de poemas de Friedrich Hölderlin. Me lo llevo. Hölderlin es una de mis debilidades, me gusta cotejar las diferentes traducciones y no conozco la editorial.

Las dos primeras sorpresas aparecen en los créditos iniciales: el libro es de 2017 (parece que la adquisición ha costado un poco), tanto la edición como la traducción es de Helena Cortés Gabaudan, hija de Paulette Gaubadan, autora esta última de un par de títulos sobre la fachada de la Universidad de Salamanca con los que he estado entretenido durante unos cuantos días. 

La confección del libro me ha parecido sobresaliente: tapa dura, cosido, papel excelente, cinta marcapáginas..., un objeto muy bien preparado. El contenido es aún mejor. Prólogo breve, pero muy sustancioso. La selección de poemas es, efectivamente, la esencial, que eso es lo que realmente importa a quien quiera acercarse por primera vez al poeta alemán. A partir de ahí vienen los pluses:

  • Un excelente apartado de casi cien páginas dedicado a comentar cada uno de los poemas para que, quien así lo desee, pueda ir más allá de la primera lectura y disponga de la información necesaria sobre todas aquellas circunstancias relevantes en torno a la creación del poema, así como las de carácter lingüístico (la poesía suele necesitar de estas apoyaturas, más cuando salimos del idioma materno). 
  • Una bibliografía tan breve como selecta.
  • Los textos en su idioma original, impresos en un tipo de letra de menor tamaño y al final. En mi opinión, un acierto, pues no impide a quien se maneje en alemán ir del uno al otro; a quien no sepa alemán, le deja libre la lectura continuada.
MEMORIA (Andenken)

Sopla el Nordeste,
para mi el más amado de los vientos,
pues promete espíritu de fuego
y viaje propicio a los navegantes.
Ve pues ahora y saluda
al hermoso Garona
y a los jardines de Burdeos.
Allá, donde la escarpada vega
desciende el sendero y a la corriente
cae profundo el arroyo, pero desde arriba
todo lo contempla una noble pareja
de roble y álamo plateado.

Todavía lo recuerdo bien y cómo
sus anchas copas inclina
el bosque de olmos sobre el molino
mientras en el patio se alza una higuera.
Los días de fiesta allá mismo
se encaminan las morenas mujeres
sobre suelo de seda
en el tiempo de marzo
cuando son iguales la noche y el día
y sobre lentos senderos,
preñados de sueños dorados,
pasan aires arrulladores.

Pero, ahora, que alguien
me alcance, rebosante de luz oscura
la copa aromática,
para que al fin yo pueda descansar, pues dulce
sería el sueño bajo las sombras.
No es bueno
estar sin alma,
privado de pensamientos mortales. En cambio, bueno es
el diálogo y decir
lo que opina el corazón y oír contar muchas cosas
de los días del amor
y las hazañas ya acontecidas.

Pero ¿dónde están los amigos? ¿Dónde Belarmino
y el compañero? Algunos
sienten temor de ir a la fuente;
pues después de todo la riqueza comienza
en el mar. Ellos,
como pintores, reúnen toda
la belleza de la tierra y no desdeñan
la guerra alada ni
vivir solitarios, año tras año, bajo
el desnudo mástil, donde no atraviesan la noche
ni el brillo de festejos de la ciudad,
ni el tañer de cuerdas o las danzas locales.

Mas, ahora, a las Indias
han partido los hombres,
desde allá, desde la cumbre batida de aire
en las colinas de viñas, desde donde
baja el Dordoña y al juntarse
con el magnífico Garona con anchura de mar
desemboca la corriente. En verdad, el mar
quita y da memoria
y el amor también fija aplicadamente los ojos.
Mas lo que permanece lo fundan los poetas.

No sé si lo que permanece lo fundan los poetas, pero estoy seguro de que a más de una persona leer a Hölderlin le hará bien. Y escuchar la magnífica conferencia que Helena Cortés Gabaudan ofreció en 2015 en la Fundación March, también:
 

martes, 12 de mayo de 2020

HÖLDERLIN, "LO QUE PERMANECE LO FUNDAN LOS POETAS"


¡Feliz naturaleza! No sé lo que me pasa cuando alzo los ojos ante tu belleza, pero en las lágrimas que lloro ante ti, la bien amada de las bien amadas, hay toda la alegría del cielo.

Todo mi ser calla y escucha cuando las dulces ondas del aire juegan en torno de mi pecho. Perdido en el inmenso azul, levanto a menudo los ojos al éter y los inclino hacia el sagrado mar, y es como si un espíritu familiar me abriera los brazos, como si me disolviera el dolor de la soledad en la vida de la divinidad.

Ser uno con todo, esa es la vida de la divinidad, ese es el cielo del hombre. Ser uno con todo lo viviente, volver, en un feliz olvido de sí mismo, al todo de la naturaleza, esa es la cima de los pensamientos y alegrías, esta es la sagrada cumbre de la montaña, el lugar del reposo eterno donde el mediodía pierde su calor sofocante y el trueno su voz, y el hirviente mar se asemeja a los trigales ondulantes.

¡Ser uno con todo lo viviente! Con esta consigna, la virtud abandona su airada armadura y el espíritu de hombre su cetro, y todos los pensamientos desaparecen ante la imagen del mundo eternamente uno, como las reglas del artista esforzado ante su Urania, y el férreo destino abdica de su soberanía, y la muerte desaparece de la alianza de los seres, y lo imposible de la separación y la juventud eterna dan felicidad y embellecen al mundo.

A menudo alcanzo esa cumbre, Belarmino. Pero un momento de reflexión basta para despeñarme de ella. Medito, y me encuentro como estaba antes, solo, con todos los dolores propios de la condición mortal, y el asilo de mi corazón, el mundo eternamente uno, desaparece; la naturaleza se cruza de brazos, y no la comprendo.

¡Ojala no hubiera ido nunca a vuestras escuelas! La ciencia, a la que perseguí a través de las sombras, de la que esperaba, con la insensatez de la juventud, la confirmación de mis alegrías más puras, es la que me ha estropeado todo.

En vuestras escuelas es donde me volví tan razonable, donde aprendí a diferenciarme de manera fundamental de lo que me rodea; ahora estoy aislado entre la hermosura del mundo, he sido así expulsado del jardín de la naturaleza, donde crecía y florecía, y me agosto al sol de mediodía.

Sí, el hombre es un dios cuando sueña y un mendigo cuando reflexiona, y cuando el entusiasmo desaparece, ahí se queda, como un hijo pródigo a quien el padre echó de casa, contemplado los miserables céntimos con que la compasión alivió su camino.


Hölderlin (1793-1843) es uno de esos poetas imprescindibles de la literatura occidental porque enseñó a pensar poéticamente. Si es cierto que toda oración expresa un pensamiento, también es cierto que no todas las oraciones que se escriben merecen emplear en ellas el tiempo que tardamos en leerlas, pues lo que dicen es tan pobre, tan sabido, tan menesteroso que no mejoran el silencio. 

Hölderlin, muy estudiado por Heidegger, interpretado muy a su manera por Berteaux, consiguió hacer de su escritura una propuesta en la que se aunaban la naturaleza, el mundo griego, la revolución ilustrada y el ser humano. Y eso, en mi opinión, lo consigue de forma magistral con Hiperión, un texto a medio camino entre la narración, la epístola y la poesía. Tan entrañable y fácil de leer como El principito. Seguramente, la novela más conmovedora que conozco. 

Pero no me hagáis caso a mí, hacédselo a Thomas Mann quien para expresar la importancia de la propuesta estética y social de su compatriota dijo aquello de que las cosas andarían mejor si Marx le hubiera leído.




A LAS PARCAS


Sólo un verano me otorgáis, vosotras las poderosas
y un otoño para dar madurez al canto,
para que mi corazón, más obediente,
del dulce juego harto se me muera.

El alma que no obtuvo en vida derecho
divino, tampoco abajo descansa en el Orco;
pero si un día alcanzó lo sagrado, aquello
que es caro a mi corazón, el poema,

bienvenido entonces, oh silencio del reino de las sombras.
Contento estaré, aunque mi lira
allí no me acompañe; por una vez
habré vivido como un dios, y más no hace falta.


Este audio es de un recital que se produjo en la Fundación Juan March. En él la mezzosoprano Elena Gragera y el pianista Antón Cardó interpretan unos lieder que tienen textos de Hölderlin; el actor Ernesto Arias lee los poemas, y la profesora, investigadora y traductora Helena Cortés Gabaudan se encarga de los muy útiles y acertados comentarios. Si queréis ver el vídeo, lo tenéis aquí. No dejéis de ver o escuchar su ponencia sobre el poeta alemán, está enlazada con su nombre.

 

lunes, 28 de marzo de 2022

PRESTE JUAN RECOMIENDA

Editorial





Pan y Vino 
(Traducción: Félix Duque)



Edición bilingüe de la obra Pan y vino, de Federico Hölderlin, uno de los poetas románticos que más cantó a Grecia, ese hogar que siempre tuvo in mente. La generación romántica estaba desengañada del mundo que les tocó vivir, guerras napoleónicas…., y siempre quisieron un ámbito humano, al que siempre aspiraron en sus obras.

La presente edición, de Félix Duque, el cual contextualiza la época y los momentos claves del tiempo vivido por Hölderlin, presenta las dos especies del pan y del vino a través de la restauración eucarística, así como teniendo presente al dios por excelencia de la vid, Dionisos. Deliciosa poesía para estos tiempos aciagos.

Librería Preste Juan


***


Путин, немедленно останови войну!

domingo, 6 de mayo de 2018

LENTO ASEDIO DE LA NIEBLA

Valparaíso Ediciones
Hermoso y nostálgico poemario esta última entrega de Juan Kruz Igerabide, traducción del publicado en 2015 en euskera, Lainoa janez, al que le dieron el Premio de la Crítica aquel año. Regado todo él por la lluvia en sus múltiples formas, los poemas van recorriendo el difícil camino de la pérdida, acompañados por la música, el arte, la ciencia, la filosofía y muchos compañeros poetas. Toda ayuda es buena para sobrevivir a la niebla.

LLUVIA GEMINADA

Memoria es lluvia
geminada gota a gota
en dolor y consuelo
confrontándose con la niebla.

Memoria es lluvia
que recorre las estaciones
en sentido inverso,
contra la niebla del olvido,
de otoño a estío, a primavera
y a un invierno sin tiempo.

Lento asedio de niebla,
la vejez.


Y más adelante:

LLUVIA DEL ADIÓS

No sé si llueve
o son lágrimas
que descienden por las sombras
de mis cejas.
¿Es acaso la amistad
una resistencia inevitable del adiós,
el túnel,
la luz cegadora,
los seres queridos esperándote?
¿Es un error la existencia, Nietzsche?
La espera se hace eterna
en la duda.

Para terminar en un largo epílogo donde se hace más explícita la reflexión y se manifiesta el punzante dolor de la existencia y sus contradicciones:

EPÍLOGO DEL DESIERTO

El yo anacoreta 
contempla desde la nada
a un niño jugando
con el vacío en las entrañas;

ser y nada, ser y tiempo,
Heidegger conversa con un petirrojo.

Contemplación en los límites de la nada. Inquietantes
punzadas de ser, indecisión de Shakespeare, vacua
contundencia de Parménides, inútil prohibición en
Wittgenstein. El no ser es, pero permanece al acecho.
Las disonancias del mundo semejan disputas de amantes
(Hölderlin), todo lo que se separa vuelve a juntarse,
como en una fuga con variaciones de Bach o como en un
poema dadaísta. Una mano sostiene el ansia de saber, la
otra una bomba atómica; una mano sostiene una cerilla
encendida, la otra la infinita oscuridad del universo.
¿Cómo ser un yo si cada momento borra lo que soy?
¿Dónde la fuente si todo discurrir lo anula? El fuego de la 
palabra es el pico acerado del águila que roe las entrañas
de Prometeo.
La rosa es, sin más, afirma Heidegger, parafraseando un 
poema de Silenius. Ah, si lo fuera, tal vez el paraíso sería
posible, sin más; pero la rosa es con todo lo demás, anhelo 
divino incluido.
También la poesía es, sin más, constructo autogenerado
de palabras, a semejanza de Dios, aliento que sustenta el 
verbo, estornudo tal vez.
El poeta se desgañita por materializar el ser; Anna
Ajmátova pregunta por su marido a la puerta de las cárceles
estalinistas, Anna Ajmátova cincela un largo poema el día
de Año nuevo dando realidad a los que tendrían que
reunirse en el hogar familiar a celebrar una fiesta que ha
sido profanada. Anna Ajmátova materializa el ser en la nada.
Declaró Hölderlin que la poesía es la razón última de la
existencia humana. Y partió hacia el manicomio.
Los poetas son libres como las golondrinas, por fatal 
necesidad.
mi mente no alcanza a ver más allá de mis pies
no dispongo de yeguas ni de potros ni mulas
ni recorro senderos de gloria, honor y suprema sabiduría
ni me acompañan doncellas ni mancebos
que muestren el camino;
mi carro no chirría ni silba como la flauta de pan
mi refugio son los palacios de la noche
los días se suceden sin portones
ni llaves ni cierres ni mágicas claves
no hay diosas que me esperen dulceabiertas
ni soy joven ni cochero ni inmortal
me arrastra el destino por cuadros desencajados
mundo blanco sobre fondo blanco
no aprendí derecho ni justicia ni banquería
susurro una melodía
resumen de ansiadas respuestas
Alfa y Omega
pero Pi 3 14 15 92 65 35
resuena en la conciencia como un pitido interminable,
proporciona fija irreductible de la condición humana
todo pájaro pía pía lo que pía lo que pía
resoplando en los flecos del silencio
pi pi pi pi, hasta el fin.
La historia se concatena como una ristra d elonganizas
que alguien muerde en el origen, recortando los inicios,
quizá Dios mismo, ajeno a la naturaleza, absoluto espíritu
que picotea el tiempo para que retorne a lo absoluto, al origen,
a través de un acueducto sin nacedero que lo sustente;
dicen que no hay realidad oculta bajo los fenómenos,
la vida es un devenir inagotable sin base inicial,
acueducto de longanizas, ser y basta,
sin que importe si el ser es, ser y basta,
acueducto de cenizas.
¿Por qué ser, si el acueducto riega la nada?
¿Cómo ser, si cada instante borra lo que soy?
¿Qué origen, cuando todo retorno agota la fuente?
Si es de día, no puede ser de noche;
si es de noche, no puede ser de día
a menos que se esté soñando;
soy Hitler y Teresa de Calcuta y la rama del sauce.
Todo camino repite una trayectoria que le precede,
el topógrafo del pensamiento
excava trincheras para el ser,
la locura sustenta el origen
en un precipicio sin fondo
del que emana el aliento de un Dios hipotético
como fuente que brota de las tinieblas.

Anhelo de luz ausente de realidad.
Entre el infinito y la nada
vuela una hoja seca;
lleva escrito en el haz "ser"
y en el envés "no ser".

Invitación a la mística
o a la locura,
San Juan de la Cruz
o Hölderlin
o una escueta nana.

lunes, 15 de febrero de 2016

¡FELICIDADES, JESÚS!

Irazoki le hizo un hermoso regalo a su paisano Munárriz: una selección de 75 poemas, uno por cada año. Con todos ellos la Casa Hiperión editó este estupendo volumen

Yo me entero tarde de la celebración o, mejor dicho, me entero tarde de la aparición del libro. Hace unos días pasaba por el KM para hacerme con un par de títulos, y ahí estaba, en la estantería, esperando que yo lo cogiera.

Y ayer por la tarde, mira por dónde, me encuentro con que había sido invitado en La Estación Azul para hablar de él —a partir del minuto 8—. Luego aparece Manuel Rivas hablando de su última novela.

Que esta entrada sirva, querido Jesús, para que este año nos celebres el cumpleaños 76 con un nuevo título... con todos esos poemas que aún tienes inéditos.




MONÓLOGO DE ZIMMER (1)

No es un huésped molesto, pese a todo.
Sólo es un niño grande. Los niños, ya se sabe,
dan a veces disgustos, tabarras; también él.
Pero si está tranquilo es agradable:
charla, improvisa versos, se vuelve muy locuaz
o disfruta de la naturaleza, sonriente.

En el buen tiempo me acompaña al huerto
o a la viña y mientras yo trabajo él coge flores,
que luego olvida. El sol le hace feliz
y se abandona a su calor, sobre la hierba,
y se le va ese frío que le atrista por dentro.

Es un hombre tranquilo si se le deja en paz,
pero los críos, a veces, le importunan
y vuelve a casa de mal genio, y no hay quién pare
pasea por su cuarto como fiera enjaulada
o nos saca de quicio con el piano,
machacando las mismas teclas siempre.

Le ocurre, sobre todo, en el mal tiempo,
con el frío, la lluvia, el cielo gris,
días y días sin salir de la buhardilla,
sin cortarse las uñas ni el pelo, ni la barba,
sin asearse,
asomado al cristal con ojos idos,
perdidos en el Neckar,
taconeando el suelo horas y horas.

Pero por qué insistir en estas cosas:
todos tenemos días malos.
En general, se porta bien. Y me hace compañía.
Además, es muy entretenido
la gente que conoce. De otros tiempos.
A veces le visitan -no mucho, es la verdad-
y pasan por mi casa señorones, o escritores famosos,
o señoritas interesantísimas
que le contemplan con respeto
y le piden poemas dedicados.

Yo les ofrezco vino, o agua fresca,
o frutas en verano,
y ellos me hablan de él, de lo importante
que podía haber sido, de su talento
extrañamente roto, de su hermosura
y de la de sus versos.

Yo les cuento diabluras que me hace
y les divierten o les ponen tristes, depende,
y al despedirse, algunos, dejan unas monedas
para comprarle dulces, que le gustan muchísimo.

Cuando se van, a él le cambia la cara
y se queda pensando, ensimismado,
y está así varios días, como dándole vueltas,
rumiándolo, y entonces
yo lo observo sin que él se dé cuenta
y siempre pienso: no está loco,
sólo hace lo que quiere,
libre, en paz.

De pronto, cualquier cosa,
un gorrión, unos mirlos, una insignificancia
le vuelve a su mirar de niño grande
y sonríe otra vez, no se sabe, como a las musarañas,
y a mí me desconcierta porque lo veo ido
y también me lo creo.

De ella, no habla nunca. Si la nombran
en su presencia o le preguntan
por aquella señora,
finge no recordar o les responde
que le dio nueve hijos,
todos de altos destinos: papa, rey...
Luego, a solas, cuando no le ve nadie,
sube a su torre y llora. Yo le he oído
a través de la puerta. y me partía el alma.

En fin señores, ahora me parece
que he charlado de más
y les estoy cansando.
Como les dije, no es un huéped molesto
y estoy muy orgulloso de tenerlo en mi casa
de sencillo ebanista.
Así que vuelvan cuando quieran,
ya ven que ha sido muy correcto con ustedes
y que no le ha aburrido su visita.
Mucho me alegra haberles conocido.
Adiós, señores.
                           Zimmer.
                                          A sus pies.

(1) Ernst Zimmer es el ebanista que acoge en su casa al poeta Hölderlin después de que abandona la clínica en la que encontraba. Allí permanecerá hasta la muerte. Hölderlin escribió una magnífica novela bajo el título de Hiperión. Recuerdo y homenaje a esta obra es el nombre de la editorial que Jesús Munárriz puso en marcha, dedicada a publicar solamente poesía.

domingo, 18 de noviembre de 2018

¿SE PUEDE DECIR LO INDECIBLE?

Editorial
En esta recopilación de ensayos breves sobre el silencio y su significado se encuentra un artículo dedicado a Wittgenstein que me ha llamado mucho la atención. Lleva por título Lo indecible en el Tractatus y ofrece una tesis muy acorde con la poética del silencio y, por supuesto, con la obra de Chantal de Maillard, de la que daba noticia esta semana; es decir, con esa línea que se inicia en el balbuceo del Hölderlin vencido por la locura, pasa por Celan e irrumpe en la poesía escrita en castellano por el último Valente y llega hasta hoy, con María Zambrano siempre como telón de fondo.

¿Pero qué tiene que ver todo esto con el Tractatus, obra considerada fundacional del positivismo lógico y fundamental en el desarrollo posterior de la filosofía analítica? Luis Villoro nos lo aclara. 

Sabido es que el propio autor, Wittgenstein, dijo de su obra que el significado más profundo de ella era de carácter ético. Cierto es que el Tractatus tiene por fin establecer los límites del lenguaje con sentido, pero a partir de la proposición 6.4, Todas las proposiciones valen lo mismo, se inicia la parte que se dedica a reflexionar sobre lo indecible, todo aquello sobre lo que difícilmente podemos establecer un discurso lógico, todo aquello acerca de lo que difícilmente los enunciados racionales pueden aportar alguna claridad, todo aquello que trasciende lo real. Y la ética, claro, es trascendental (6.421), por eso no resulta expresable; es más, ética y estética son una y la misma cosa. 

Lo trascendental, explica Villoro, es el conjunto de condiciones que la hacen posible; éstas no son experimentables, porque no constituyen una parte de la experiencia, pero debo admitirlas para el todo de la experiencia. La ética, como la estética, acogen todo enunciado de valor y se ocupan —¡ahí es nada!— del sentido de la vida. Son presupuestos generales de la experiencia del mundo. Pero lo trascendental no está en el mundo. No está en ninguna parte. Corresponde al todo en cuanto todo. A esto es a lo que Wittgenstein se refería con la palabra límite. La lógica llena el mundo; los límites del mundo son también sus límites (5.61). Y antes, Los límites de mi lenguaje significan los límites de mi mundo (5.6).

Esto no quiere decir que estemos obligados a guardar silencio acerca de nuestras experiencias éticas o estéticas. El Tractatus no elimina la metafísica, dirá Villoro; antes, al contrario, pretende hacerlas posibles liberando de la ilusión que obstruye su comprensión correcta. Mientras no comprendamos que que aquello a lo que hacen referencia no se halla en el mundo que el lenguaje es capaz de representar, no comprenderemos el sentido global de la obra. Y más adelante señala el autor: Cuando (yo) comprenda que bien y mal no son cualidades ni consecuencias de ninguna acción en el mundo, captaré el bien y el mal en la actitud de la voluntad hacia el mundo y en la plenitud o estrechez con que este se me presente

Es cierto que el Tractatus reduce el lenguaje con sentido a las proposiciones científicas, pero no elimina ni la ética, ni la estética ni la metafísica, sino que trata de mostrar el camino a una manera coherente con esa postura positivista: la que puede mostrarse fuera de la esfera del pensamiento. Y termina Villoro: Parodiando a Kant, podríamos decir que el Tractatus quiso poner límites al pensamiento, para hacer lugar al sentimiento y las voluntad.

Ese camino del sentimiento y la voluntad, de lo que está fuera de los límites del mundo, es el que ha elegido la poesía en general, y la del silencio en particular, cuando reclama para sí la cadencia de la filosofía mezclándose con la prosodia de la poesía. Eso que Mario Montalbetti, otro poeta-filósofo, quería expresar cuando declaraba que el poema no miente porque arma sus normas. No es silencio, es otro cantar. Es un aguafuerte del espíritu.

lunes, 10 de julio de 2023

JUAN PABLO ROA y LALA BLAY en Noski!




Juan Pablo Roa (Bogotá, Colombia, 1967). Se estableció en Barcelona en el año 2000, donde trabaja como editor. Ha publicado los libros de poesía Ícaro, (Bogotá, 1989), Canción para la espera (Bogotá, 1993), El basilisco (México, 2007) Existe algún lugar en donde nadie (Zaragoza, 2017) y Cuaderno del Sur


DESCRIPCIÓN

Aquí, en el azul del azul
ante un balcón que asoma a mis 50 años
una piscina en invierno
resplandece de cal y de hiedra
en memoria de los veranos venideros.

Impertérrito, sabe ignorar
el tiempo y su desazón cambiante;
impertérrito sabe estar, ser ahí
sin más razón que estar ahí.

De pronto el fucsia encendido
interrumpe las cavilaciones
y lo impermanente hace que la mano vuelva
al vértigo modélico de lo impermanente.
«Soy mano. Soy una mano que se detiene, que borra»
y, como fuera una ronda infantil
repite con la voz de la mente
«un, dos, tres, volvemos a empezar».

(en la medialuz noctámbula de mi lámpara)



Lala Blay (Barcelona, 1968). Poeta, traductora y ensayista. Licenciada en Bellas artes y Filosofía, y doctora en Filosofía por la Universidad de Barcelona (España). Compagina la escritura con la tarea docente y la investigación filosófica. Obtuvo el Premio Extraordinario de Doctorado (2015), el Premio J. M. López-Picó (poesía) y el Premio Recull (poesía). Ha publicado en poesía Liebeslied (2000), Plec de claror (2004) y Abstància (2016, en castellano 2022); y en ensayo y traducción de poesía Píndaro desde Hölderlin (2018) ―que incluye la traducción de ocho odas de Píndaro― y Nada se ha perdido. Aproximación a Paul Celan (2022).



TÉ EL MEU teixit

una fibra servada

vora l’oblit.

Mentre sostinc

la trama indesxifrable

d’anys,

la viva certesa que el dibuix

mai no ha de reclamar

l’ordit.







GUARDA MI tejido

una hebra intacta

junto al olvido.

Mientras sostengo

la trama indescifrable

de años,

la viva certeza de que el dibujo

nunca reclamará

la urdimbre.

***


sábado, 8 de septiembre de 2018

MARINA TSVETÁIEVA, NOTA (AUTO)BIOGRÁFICA

Marina Tsvietáieva (poemas escogidos) es un libro muy difícil de conseguir a no ser que se acuda a una biblioteca. Por eso me voy a permitir reproducir aquí tres páginas suyas. Por eso y porque me parece un documento de gran interés para quienes estén interesados en saber algo más sobre ella.

Se trata de una antología publicada por Rubiños en 1994, y tiene la particularidad de que en las páginas 7, 8 y 9 recoge unos párrafos redactados por la propia autora a manera de nota autobiográfica. Tienen cierto encanto infantil y una medida espontaneidad que dotan al texto de un gran atractivo. Recojo algunos párrafos en esta entrada, aunque podéis encontrar el documento completo haciendo clic aquí.

(...)

Influencias principales: de mi madre (música, naturaleza, poesía, Alemania, Pasión por el hebreo. Uno contra todos. Heroica). Más oculta, pero no menos fuerte, es la influencia de mi padre (pasión por el trabajo, falta de arribismo, sencillez, introversión). Doble influencia de mi padre y de mi madre: lo espartano. Dos "leitmotivs" en mi casa: la Música y el Museo. Atmósfera de mi casa ni burguesa, ni intelectual... sino caballeresca. Vida de elevada armonía.

(...)

Primer encuentro con la Revolución: entre 1902-1903 (inmigrantes), el segundo entre 1905-1906 (Yalta, socialistas-revolucionarios). Tercero no hubo.

Sucesión de libros preferidos (cada uno en su época): Sirena (primera infancia), Gauf-Lichtenstein (adolescencia), Aiglon de Rostand (primera juventud). Más tarde y hasta ahora: Heine-Goethe-Hölderlin. Prosistas rusos... hablo desde el día de hoy... Leskov y Aksakov. De mis contemporáneos... Pasternak. Poetas rusos... Derzhavin y Nekrasov. De mis contemporáneos... Pasternak.

(...)

Libros preferidos de todo el mundo, con los que me quemarán: "Nibelungos", "Ilíada", "Cantar del Regimiento de Igor".

(...)

No conozco influencias literarias, conozco las humanas.

(...)

No he pertenecido ni pertenezco a ningún movimiento poético ni político.

(...)

Completa indiferencia ante la vida social, el teatro, las artes visuales y plásticas.
Mi sentido de la propiedad se limita a mis hijos y a mis cuadernos.

Si tuviera un escudo, grabaría en él: "Ne daigne". (No hagas daño).
La vida... una estación, pronto me iré, adónde... no lo diré.

martes, 20 de diciembre de 2022

RESURRECCIÓN, JULIA OTXOA



Editorial
La casualidad ha querido que nada más terminar de leer este poemario me haya enterado de que su autora iba a realizar la presentación en el Centro Cultural Okendo. Lo he dejado todo y me ido a escucharla. No es que el poemario necesite ninguna exégesis, pues todo él es prístino, es que las palabras de Julia Otxoa transmiten otro aliento que la lectura silenciosa y solitaria no es capaz ofrecer. 

El libro está organizado en dos secciones. El título de la primera es el mismo que aparece en la cubierta y es un homenaje emocionado a cuantas víctimas de su familia dejó la guerra civil.


DETRÁS DE CADA HERIDA
LA LUZ QUE LA NOMBRA


Detrás de cada herida la luz que la nombra.

Soy el miedo de mis antepasados perseguidos.
En el fluir de mi sangre sus rostros reflejados como las luminosas flores del manzano.

En la narración de lo que fue, ellos nacen de nuevo, los resucita mi palabra.

Se diría, abuelo, que he mutado en ti
y ahora soy tu calavera horadada por las balas,
tu pierna rota,
tu árbol de huesos
sosteniendo el alba.




VUESTROS CUERPOS
DE LUMINOSA ARCILLA


Esperadme junto a la hierba luisa y el romero,
escribiré vuestra historia,
rescataré la huella de vuestros cuerpos
de luminosa arcilla.


Acompañadme en esta travesía de sombras
para desenterrar el agua perdurable,
que saciará la antigua sed que clama
y clama, y se vuelve fuego en la garganta,
nudo seco esperando
un latido de fuentes.


Ábrase la tierra y surja el canto
que relata.


Tan sólo cuento con un pequeño lápiz para el viaje.
toda mi fuerza sostenida en mi fragilidad.


La segunda sección lleva por título Del paisaje que somos. Continúa presente la memoria de los seres perdidos, pero si en la primera la palabra de Otxoa resucita desde el más profundo cariño a quienes ya no están, si en ella podemos leer un relato más próximo a personas reales, en este apartado se trasciende el hecho personal y aunque en ocasiones se puede intuir la anécdota, toda la naturaleza ofrece un cobijo ontológico y hace real ese ser uno con todo cuanto nos rodea que Hiperión reclamaba a través de la pluma de Hölderlin:


EL LIBRO DEL UNIVERSO

No hay mayor tesoro
que unos ojos que enamorados miran
la espesura, lo frondoso del aire,
y saben leer como en un libro
los prodigios del cielo y sus señales,
el encendido alfabeto de la tierra y sus criaturas.


No hay mayor tesoro
que palpitar con todo,
como incesante llama
en este breve tiempo en el que somos.


Como nos recuerdan los dos últimos versos que cierran el poemario, tal vez sea la alegría de darse / por entero al asombro del amor en cada rosa lo único que pueda salvarnos.

***


miércoles, 5 de noviembre de 2008

JUAN KRUZ IGERABIDE

La entrevista que aquí aparece se realizó por correo electrónico en el mes de octubre.

Juan Kruz Igerabide estuvo en todo momento amabilísimo e incluso aportó la fotografía que encabeza el texto. Espero que sus respuestas puedan aportar más luz sobre su obra.

He aquí las respuestas y las preguntas:



-Empecemos por el principio. ¿Cómo llegaste a la poesía?

Aterricé en ella de una manera bastante accidentada; fue una especie de aterrizaje forzoso. Mis primeros contactos con ella tuvieron lugar a través de intermediarios (el que más contribuyó fue la música, a lo largo de toda la etapa juvenil; seguía de cerca las creaciones de Ez dok Hamahiru, de Paco Ibañez, De Atahualpa Yupanqui...), pero no logramos constituir una pareja de hecho.
Tras la hecatombe ideológica que cierta gente sufrimos después de la muerte de Franco, sentí que me precipitaba en barrena. Y fue cuando apareció de nuevo ella, pura y deslumbrante incluso en el lodazal. Desde entonces, formamos pareja de lecho.

-Eres posiblemente el poeta vasco más importante en la poesía infantil y juvenil ¿Qué te impulsa a escribir poesía para estas edades?

Le doy poca importancia a la importancia. He visto tanta tontería en el ranking de poetas y escritores, que creo que es urgente desrankingizar (algo así como desratizar) la literatura.
Escribo poesía infantil y juvenil porque es lo mismo que escribir poesía para adultos, con pantalón corto y una piruleta en la boca quizás. Yo estoy haciendo lo mismo en todos los ámbitos: un complicado aforismo encuentra una respuesta en la respiración de un niño asmático que profiere un haiku a la lluvia.
Hoy mismo, un niño vecino que aún toma teta de su madre, repetía un poema "titia bete-bete" (teta llena llenita), y me ha dejado flipado.
Oteiza y los ojos de Asiertxo.

-Hay, si no me equivoco, una constante simbolista en tu obra que se va adelgazando a medida que pasa el tiempo para dejar paso a una mayor presencia de lo cotidiano. ¿Es esta una apreciación correcta? Y, si es así, ¿qué te lleva a dar mayor espacio a la cotidianeidad?

Partí de un concepto muy cerebral del símbolo, quizá excesivamente misterioso. Ahora concibo el símbolo como cada acto de vida convertido en anhelo de duración. Podemos montar andamiajes abstractos complicadísimos en nuestro afán de duración, pero la reverberación de una triste vocal proferida desde las entrañas rebota en los confines del universo y regresa convertida en un soplo de brisa de mar, en el balanceo de una hoja de roble, en la duda de una gota al desprenderse.
El simbolismo me sigue atrayendo (tanto en su vertiente antropológica y tradicional, como en su vertiente poética transgresora), pero lo quiero hecho carne y habitando entre nosotros.

-¿Consideras tu obra y tu estilo dentro de alguna corriente o generación poética?

Me gustaría tal vez, pero no puedo. Me sobrepasa. Tengo buenos amigos poetas, y otros que no quiero como amigos pero sí como poetas. Pero, de corrientes.. ríos de alcohol, a lo sumo. Y como soy abstemio...
Me hubiera gustado crear una corriente sáfico-horaciana con retoques de Catulo, efusiones románticas (Coleridge, Novalis, Hölderlin, y mucho Rilke), deprecaciones simbolistas (Baudelaire, Rimbaud), locuras surrealistas y ultraístas, y el ritmo fluvial y trigal de Mandelstam o Claudio Rodríguez. Pero no ha podido ser, aunque conozco a mucha gente que quiere lo mismo, pero en otro orden. En poesía, el orden de factores sí que altera el producto.

-En algunos poemas hay un diálogo con otros poetas -Lizardi, Aresti, Mirande...- ¿Cuáles son los autores que más te han influido o que más te han estimulado?

Con respecto a la literatura vasca, en mis comienzos tuve mucho contacto con Juan Mari Lekuona, un poeta de verso muy fino y preciso. A Aresti lo llevaba conmigo desde la época juvenil. Pero luego descubrí a otro Aresti, que hablaba desde Aresti, y no desde lo que mi ideología quería escuchar de Aresti. A Mirande lo conocí al mismo tiempo que a Rimbaud y a Baudelaire; no me impactó tanto desde su poética (llegó un poco tarde como poeta maldito), pero sí desde lo que suponía su peculiar "constructo" en el seno de la literatura vasca.
Lizardi ha estado siempre ahí. Había algo en él que no me convencía al principio, y tampoco me convence ahora. Pero su fuerza lírica sigue creciendo sin parar ante mí. Es curioso; en rigor, podría considerársele incluso un poeta torpe; cuando se le traduce, se le cae a uno de las manos. Y sin embargo, sigue aguantando, y algunos de sus versos en euskera quedan grabados hasta el tuétano. Tiene una fuerza lírica descomunal, chapuceada por una ideología castrante. Siempre irá conmigo, aunque a veces me dé calambre.

-Podemos apreciar una constante tanto en los poemas infantiles como en los textos para adultos: la búsqueda de la palabra precisa. ¿Es esta búsqueda la que te ha llevado al haiku y al aforismo?

Estoy más en el río de palabras que en la palabra misma. Busco la línea precisa que adelgace el sentimiento hasta hacerlo prácticamente transparente. Esa es la apuesta. El haiku es un buen género para dicha práctica; es como la pintura zen, pocos trazos y mucha respiración; el vacío que llena.
Con respecto al aforismo, siempre me ha interesado la gente que interpreta la vida de una manera personal y "respondiendo al instante". Una filosofía demasiado sistemática como la que se enseña en las universidades siempre se va quedando atrás en el tiempo, porque carga con demasiado aparato para poder adecuarlo al presente con ligereza y rapidez. Por eso me gusta el aforismo; al fin y al cabo, no decimos cosas muy distintas a las que pudo decir Séneca; pero, al ser fruto del momento, parecen nuevas, frescas como un recién nacido.

-En tu obra podemos ver una gran riqueza estrófica, rítmica y métrica. ¿Qué impulso, razón o sentimiento te lleva a practicar esta polifonía, si me permites denominarla así?

Me atrae sobremanera la polifonía; sin embargo, en la raíz, aprecio sobre todo la monodia. El resultado es polifónico, pero en los instantes concretos estoy cantando monodias.
Por otra parte, el verso libre me ha enseñado que primero está la fuente y luego el recipiente. Mi generación llegó a despreciar los metros clásicos y los de los bertsolaris, porque te obligaban a crear un hermoso recipiente y luego comenzabas a buscar la fuente; pero el recipiente se rompe en la búsqueda, o queda a medio llenar, o vacío del todo.
La poesía infantil me ha devuelto al recipiente. Una vez encontrada la fuente, podemos construir un recipiente adecuado y beber más a gusto. El ritmo, el metro, la estrofa... deben responder a una necesidad del mensaje. Rimar, por ejemplo, luna con cuna puede resultar muy significativo y alcanzar un gran poder de sugerencia. Otro ejemplo podría ser la utilización del soneto para desarrollar una visión que va más allá del concepto pero que se mantiene dentro de unos límites muy precisos, que te obliga a algo así como a condensar una novela en catorce líneas.

-Que no podemos vivir sin la naturaleza es algo evidente, pero en tus textos parece algo mucho más evidente que en la obra de otros poetas contemporáneos. ¿Estás de acuerdo con esta afirmación?

Hay muchos poetas contemporáneos, de todas clases. Colinas, por ejemplo, abarca la naturaleza de cien poetas juntos.
En ese sentido, me sitúo en la línea de Lizardi, Antonio Machado, la tradición japonesa y china y un lago elenco que llega hasta Horacio. Pero, al mismo tiempo, huyo de lo pastoril como de la peste. Para mí, la naturaleza es cruda, y a la vez puro éxtasis que convive con el ruido de la lavadora.

-Siempre aportas una mirada crítica y diferente sobre el mundo en que vivimos, especialmente en los aforismos. ¿Hasta qué punto es precisamente ésta una función del escritor, es decir, hacernos reflexionar sobre nuestro ser y nuestro entorno?

En sentido estricto, no intento hacer reflexionar a nadie. Es como si todo el mundo hubiese reflexionado antes que yo, y yo intentara entablar un diálogo socrático con ellos, no desde la razón sino desde la paradoja. Socrático, en el sentido de que no me trago las mentiras que me cuentan; sin embargo, les aviso que lo mío también es otra mentira más, un escalón más de la escalera que quisiéramos que nos condujese a la verdad. Por eso es paradójica.

-Me parece ver como una marca de tu estilo la reflexión sobre las preocupaciones éticas y existenciales, siempre presentadas con una gran elegancia y sutileza, incluso en los poemas infantiles ¿De dónde surge esta preocupación?

La estética como pura decoración no me interesa; provoca un asombro vano. Me interesan las personas de carne y hueso y sus sufrimientos y alegrías. Los niños son un reflejo nítido de nuestras almas; me atrae lo que van dibujando con sus actitudes y sus palabras. Los mayores tenemos varias capas de pintura y hay que raspar un poco; aunque duela, merece la pena ver el niño que va asomando.
Hoy, una mujer me ha contestado de mala manera en una ventanilla. La he observado a prudente distancia. Sus rasgos eran bellos, pero era como si se hubiera puesto una máscara de hierro. He hurgado en sus ademanes y he descubierto un gran dolor bajo el casco. Me la he imaginado con su amante, y el casco de hierro entre ambos. Mediante un poema, podría arrancarle el caso, y ver lo que asoma: quizá una cara ensangrentada, quizá una tez fulgurante.