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miércoles, 2 de abril de 2025

UN LIBRO, UN POEMA (Ernesto Cardenal)

Editorial
 #unlibrounpoema 


Continúo con los aniversarios dentro de esta sección en la que hoy le toca el turno al poeta, sacerdote y revolucionario nicaragüense, Ernesto Cardenal (1925-2020), a quien no he dedicado hasta ahora ninguna entrada en este blog. El centenario de su nacimiento es un buen motivo para deshacer esa ausencia. 

Supongo que E. Cardenal es más conocido en ámbitos ajenos a la literatura por su participación en la revolución sandinista (llegó a ser ministro de cultura en el gobierno surgido de ella) y como miembro muy destacado de la teología de la liberación. Sea como sea, hoy está aquí como poeta, oficio este que le llevó a ser distinguido con algunos de los premios más destacados del género. Así, por ejemplo, recibió el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda en 2009 y Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 2012.


He elegido poema "Oración por Marilyn Monroe" porque me parece un texto en el que se encuentra muy bien representado el estilo del poeta, especialmente en ese modo tan suyo de conjugar lo social, lo religioso y lo coloquial. Por cierto, si queréis leer un buen comentario de Silvia Rivera Alfaro sobre el poema, pinchad aquí



ORACIÓN POR MARILYN MONROE

Señor
recibe a esta muchacha conocida en toda la tierra con el nombre de Marilyn Monroe
aunque ese no era su verdadero nombre
(pero Tú conoces su verdadero nombre, el de la huerfanita violada a
los 9 años
y la empleadita de tienda que a los 16 se había querido matar)
y que ahora se presenta ante Ti sin ningún maquillaje
sin su Agente de Prensa
sin fotógrafos y sin firmar autógrafos
sola como un astronauta frente a la noche espacial.
Ella soñó cuando niña que estaba desnuda en una iglesia 
                        (según cuenta el Time)
ante una multitud postrada, con las cabezas en el suelo
y tenía que caminar en puntillas para no pisar las cabezas.
Tú conoces nuestros sueños mejor que los psiquiatras.
Iglesia, casa, cueva, son la seguridad del seno materno
pero también algo más que eso…
Las cabezas son los admiradores, es claro
(la masa de cabezas en la oscuridad bajo el chorro de luz).
Pero el templo no son los estudios de la 20th Century-Fox.
El templo —de mármol y oro— es el templo de su cuerpo
en el que está el Hijo del Hombre con un látigo en la mano
expulsando a los mercaderes de la 20th Century-Fox
que hicieron de Tu casa de oración una cueva de ladrones.
Señor
en este mundo contaminado de pecados y radioactividad
Tú no culparás tan solo a una empleadita de tienda.
Que como toda empleadita de tienda soñó ser estrella de cine.
Y su sueño fue realidad (pero como la realidad del tecnicolor).
Ella no hizo sino actuar según el script que le dimos.
—El de nuestras propias vidas—. Y era un script absurdo.
Perdónala Señor y perdónanos a nosotros
por nuestra 20th Century
por esta Colosal Super-Producción en la que todos hemos trabajado.
Ella tenía hambre de amor y le ofrecimos tranquilizantes.
Para la tristeza de no ser santos
                                              se le recomendó el Psicoanálisis.
Recuerda Señor su creciente pavor a la cámara
y el odio al maquillaje —insistiendo en maquillarse en cada escena—
y cómo se fue haciendo mayor el horror
y mayor la impuntualidad a los estudios.

Como toda empleadita de tienda
soñó ser estrella de cine.
Y su vida fue irreal como un sueño que un psiquiatra interpreta y archiva.
Sus romances fueron un beso con los ojos cerrados
que cuando se abren los ojos
se descubre que fue bajo reflectores
                                                     y apagan los reflectores!
y desmontan las dos paredes del aposento (era un set cinematográfico)
mientras el director se aleja con su libreta
                                         porque la escena ya fue tomada.
O como un viaje en yate, un beso en Singapur, un baile en Río,
la recepción en la mansión del duque y la duquesa de Windsor
                   vistos en la salita del apartamento miserable.

La película terminó sin el beso final.
La hallaron muerta en su cama con la mano en el teléfono.
Y los detectives no supieron a quien iba a llamar.
Fue
como alguien que ha marcado el número de la única voz amiga
y oye tan solo la voz de un disco que le dice: WRONG NUMBER.
O como alguien que herido por los gángsters
alarga la mano a un teléfono desconectado.
Señor:
quienquiera que haya sido el que ella iba a llamar
y no llamó (y tal vez no era nadie
o era Alguien cuyo número no está en el Directorio de Los Ángeles)
                                       ¡contesta Tú el teléfono!


De Oración Por Marilyn Monroe y otros poemas (1965).

En este momento, que yo sepa, hay dos editoriales que han publicado su Poesía completa, Trotta y Espasa.

La edición de la editorial Trotta se presentó en la Casa de América y se realizó como celebración del 95 cumpleaños del poeta. El Niño de Elche interpreta al final de la presentación el "Salmo 21".


***


miércoles, 22 de enero de 2025

UN LIBRO, UN POEMA (Ana María Moix)

Ejemplar de la Biblioteca Central
 #unlibrounpoema

De Ana María Moix no había leído nada más que los 11 poemas recogidos en la ya célebre antología de Castellet, Nueve novísimos, por lo que cuando vi este ejemplar en la biblioteca, me hice inmediatamente con él. 

Reproduzco este lento, hermoso, meditativo y nostálgico poema:

Mi ciudad es un pueblo grande con tranvías
donde de cuando en cuando aún se escucha a Chopin.

Entre sumerio-acadios e hititas
asomábamos la cabeza por la ventana.
Llovía.
La aventura de la vida se quedó
en la última posesión que nos quiso perder.

En la calle hay gente aún.

No recordé nada 
después de aquel instante.
"Ha muerto", dijeron,
y pensé si sería la muerte un feliz olvido.
Después murieron los hititas,
los sumerios,
el orden jónico,
el alif y la raíz íbera;
murieron todos los de aquella tarde
en el bar de la facultad.
Solo quedó un pueblo grande con tranvías
donde aún se escucha a Chopin.

Luego volvieron, más tarde,
con libros recién abiertos.
Mis labios en  el agua sucia del lago
reían: adoraban a Pirandello
y no entendían el teatro de Brecht.
Era en mil novecientos sesenta y seis.

"Ha muerto", dijeron, en el patio,
bajo las arcadas de la facultad.
Pensé si sería la muerte aquello
de amarles tanto
y pensé si valía la pena que fueran
mi resurrección.

Entre el regalo de la muerte que se ofrece
y el descanso de la vida que se pierde
hubo un árbol
                    (palmera, definió un amigo poeta),
nido de dioses, sobra de siempre;
hubo un momento.
Después de entonces no recordé nada.
Sigilosa, a caballo entre vida y muerte
surge otra orilla, camino de sombras
pasó la de Gustavo Adolfo Bécquer.

"Ha muerto", dijeron, "Ha muerto".

Volví más tarde. Pórticos,
columnas, arcos, sombras;
allí estaba como siempre el lago,
allí hablaban, hablaban, hablaban como antes
todos.

Mi ciudad es un pueblo grande con tranvías,
dije, pero no entendieron, porque
leían todos ellos Viejo Barrio
y aún velaban por la noche los hititas,
los sumerios,
el orden jónico,
el alif y la raíz íbera.

¡Qué jóvenes eran para mis aún no veinte años!
¡Qué sabia e inhumana la voz de las cosas!

Quise irme
para no oírles hablar de Sartre,
Dios, Marx o Ionesco.
Malos son los hititas o el arte sasánida;
peor era amarles y sentir su muerte cada tarde
de mil novecientos sesenta y seis
hablando de Franco.

Vi entonces un rostro. Pensé un momento
tras el que no recordé nada.
Vi entonces un rostro. Sentí
que eran muertos, como los hititas,
los sumerio-acadios,
el orden jónico,
el alif y la raíz íbera;
y hablaban, hablaban, hablaban de Pirandello.

Regresamos andando a casa.
Juntos volvimos a coger los libros.
La filosofía y sus problemas no nos interesaban.
La ciudad es un pueblo grande con tranvías,
dije, sacando la cabeza por la ventana.

No sé si lo oyeron. Abrimos los libros
por la primera página. No estaba el arte sasánida,
solo largas cuentas, sumas y rayas.

Faltó el tiempo justo entre sumerios e hititas
para gritar a la gente qué era aquello.
Bastó la breve ausencia del copto
para comprenderlo.

No recordamos nada
desde un lejano momento.

La ciudad era un pueblo grande con tranvías
y todos creían que habíamos muerto.

***

miércoles, 9 de octubre de 2024

UN LIBRO, UN POEMA (Edgar Lee Masters)

Editorial
 #unlibrounpoema

Dicen que E. L. Masters (1868-1950) es autor de un solo título, la Spoon River Anthologhy (1915), ¡pero que título! Por supuesto, escribió más. Ocurre que el éxito —vendió 80.000 copias en cuatro años y en 1940 iba por las 70 ediciones— de esta galería de difuntos fue de tal magnitud y tal reconocimiento que todo lo demás quedó siempre a la sombra de este estupendo y divertidísimo libro de poemas.

La Antología de Spoon River es un deliciosa creación en la que los muertos (inventados, pero no tanto) establecen una amena relación a través de sus epitafios-monólogos, y nos ofrecen una caricaturesca y satírica visión de los EEUU de principios del siglo XX. 

Masters era abogado laboralista y conocía bien los problemas que aquejaban a la gente humilde de su país. Esto, más sus estudios de griego clásico y una lectura atenta y minuciosa de la Antología Palatina le servirán para componer uno de los mejores retratos de la sociedad americana que conozco. 

Como ya publiqué el poema que abre la colección, "La colina", en euskera y en castellano, hoy coloco aquí los tres siguientes:


HOD PUTT


Aquí mi tumba, junto a
la del viejo Bill Piersol,
que se hizo rico traficando con los indios y que
acogiéndose luego a la suspensión de pagos
logró salir más rico que antes.
Harto yo de miseria y mucho curro,
viendo cómo crecían Bill Piersol y otros en opulencia,
una noche atraqué a un viajero cerca del Proctor`s Grove
y lo maté sin querer,
por lo que me juzgaron y colgaron.
Así me acogí yo a la suspensión de pagos.
Ahora, todos los que nos acogimos a ella, cada uno a su manera,
dormimos juntos, codo con codo.




OLLIE MCGEE


¿Os habéis fijado en un hombre mustio y cabizbajo
que deambula por el pueblo?
Es mi marido, que con secreta crueldad,
nunca confesada, me robó juventud y belleza.
Hasta que, llena de arrugas y con los dientes amarillos,
perdida la dignidad y de vergüenza humillada,
me bajaron a esta tumba.
¿Y qué creéis que le roe a mi marido por dentro?
¡La cara de la que fui y la otra que hizo de mí!
Las dos le están llevando al sitio donde yazgo.
Logro mi venganza después de muerta.




FLETCHER 
MCGEE


Fue ella quien me robaba la fuerza a cada instante,
quien me robaba la vida hora tras hora,
quien me dejó seco como una luna enfebrecida
que va debilitando al mundo sobre el que gira.
Pasaban los días como sombras,
rodaban los minutos como estrellas.
Fue ella quien transformó la pena de mi corazón en sonrisas.
Era un trozo de arcilla por esculpir.
Mis secretos pensamientos se convirtieron en dedos:
se alzaron hasta su frente pensativa
y la marcaron con la arruga del dolor.
Dieron forma a los labios, le hincharon las mejillas
y le hundieron los ojos en cuencas de dolor.
Mi alma penetró la arcilla
luchando como el mismo diablo.
No era mía, no era suya,
tenía otra distinta, pero su resistencia
le modeló un rostro que odiaba,
un rostro que me daba miedo mirar.
Cegué las ventanas, eché los cerrojos,
me acuclillé en un rincón…
Pero entonces se murió y me dio caza.
Me dio caza para los restos.

(Traducción: Jaime Priede).

Ya véis, son un poco deslenguados y locuelos, pero muy atractivos y cariñosos si les ofrecéis atención. No se la neguéis, os recompensarán con su maravillosa gracia.

***

miércoles, 23 de octubre de 2024

UN LIBRO, UN POEMA (Ósip Mandelstam)

 #unlibrounpoema   

Tomo dos poemas de Tristia  (1916-1921), segundo libro de la poesía de Mandelstam. Todo él se halla bajo la influencia de la Revolución de Octubre. En realidad Tristia es el diario del poeta y de la revolución en forma de homenaje a Ovidio y a Pushkin. A Ovidio porque es el símbolo más universal del destierro y sirve de enlace entre el mundo clásico y el mundo eslavo. A Pushkin porque en Rusia siempre ha sido considerado por sus compatriotas como el símbolo de la dignidad del poeta perseguido.

La fecha en la que está escrito hace que no solo se pueda leer como un diario en torno a los decisivos acontecimientos que están ocurriendo en su país, sino que también se deja traslucir el ambiente bélico europeo

La razón por la que he recogido esos dos poemas es porque mientras en el primero, "El decembrista", el poeta saluda a la Revolución de Octubre, poco después la ilusión y la esperanza puestas en ella han desaparecido totalmente, tal y como podemos leer en el segundo, "Tristia". 


EL DECEMBRISTA


—¡Que el senado pagano sea testigo!—
¡Estos hechos no mueren!
Encendió la pipa y se abrochó la blusa.
Al lado juegan al ajedrez.


Trocó su sueño ambicioso por una cabaña
en los sórdidos confines de Siberia
y una pipa adornada en su boca mordaz,
que clamó la verdad en el mundo de la pena.


Chapotearon por vez primera las barcas germanas,
Europa lloraba cautiva,
y las negras cuadrigas se encrespaban
en las vueltas triunfales.


En los vasos flambeaba a menudo el ponche azul.
Y con el gran rumor del samovar
en voz muy baja hablaba la amiga renana,
guitarra amante de la libertad.


—¡Aún suscita vivas voces
la dulce libertad del ciudadano!
Pero los ciegos cielos no quieren sacrificios:
son más seguros el trabajo y la constancia.


Todo se ha enredado, y no hay nadie a quien decir
que el frío poco a poco invade todo.
Todo se ha enredado, y es dulce repetir:
Rusia, Leteo, Lorelei.


***



TRISTIA


Estudié la ciencia de la despedida 
en las calvas quejas de la noche. 
Rumian los bueyes y la espera se alarga, 
la última hora de las vigilias de la ciudad.
Sigo el rito de esta noche del gallo, 
cuando, tras llevar una penosa carga, 
los ojos llorosos miraron a lo lejos, 
y lágrimas de mujer se mezclaron con el canto de las musas.

¿Quién puede saber al oír la palabra “despedida” 
qué separación nos aguarda? 
¿Qué nos anuncia el canto del gallo 
cuando la llama arde en la Acrópolis? 

Y en la aurora de una nueva vida, 
cuando en el zaguán perezosamente rumia el buey, 
¿por qué el gallo, heraldo de la nueva vida, 
en la muralla de la ciudad agita sus alas?

Y yo amo el hilo de la costumbre, 
se desliza la canoa, susurra el huso. 
Mira, a nuestro encuentro, como pluma de cisne
vuela ya, descalza, Delia. 
¡Oh, mísera trama de nuestra vida, 
donde es tan pobre el lenguaje de la alegría! 
Todo pasó antes, todo se repetirá de nuevo. 
Y sólo es dulce el instante del reconocimiento.

Que así sea: una figura transparente 
yace inmaculada en el plato, 
como la piel tersa de una ardilla. 
Una muchacha, inclinada hacia la cera, la contempla. 

No nos toca adivinar la suerte del Érebo. 
Para las mujeres es cera lo que para los hombres es cobre. 
A nosotros sólo en las batallas nos habla el destino, 
y a ellas, les es dado morir leyendo el futuro.



***


miércoles, 30 de abril de 2025

UN LIBRO, UN POEMA (Hafiz de Shiraz)

 Traducción: Enrique Fernández Latour

#unlibrounpoema


Este poeta y místico sufí debía de tener una memoria portentosa, pues se decía de él que era capaz de recitar el Corán de memoria. En realidad, pocos detalles de su vida han llegado hasta hoy, por lo que la aureola de misterio que lo envuelve no nos deja saber muchas cosas sobre su biografía.

Sea como fuere, lo que importa es su obra, que ha tenido una gran influencia en la literatura persa posterior a él y ha ocupado a numerosas personas durante muchas hora en el estudio y análisis de sus poemas.​

Su estrofa favorita fue la gacela, ghazal, gazal, gazel o ghazel, que todos esos nombres han sido utilizados alguna vez para la misma cosa, aunque a nosotros nos suene más la primera opción, por lo de las gacelas de Lorca.

Como curiosidad, merece recordar que el asteroide 12610 Hãfez, lleva su nombre y que el compositor polaco Karol Szymanowski musicó bajo el título de Las canciones de amor de Hafez varios poemas suyos traducidos al alemán.



EL AMIGO PERDIDO

¿Dónde está el amante que no ha hallado su hermano en el dulce martirio?
No le falta razón al lamento de Hafiz.
Su historia es extraña historia y es su tono maravilloso.
Fieles creyentes:
en otro tiempo tuve un amigo al que podía confiar todas mis penas:
corazón que las compartía y que me daba su consuelo.
Cuando yo gemía en medio de la tempestad,
él sólo sabía hablarme de las tranquilas riberas.
Pero cuando me extravié en los caminos del amor, perdí mi amigo.
En vano he buscado, llorando, sus huellas.
En la embriaguez de mi desesperación, tened piedad de mí; de mí,
que alguna vez fui juicioso y sutil y que ahora no soy sino
un pobre hombre cuya razón vacila.
Cuando mis palabras eran inspiradas por el amor,
cada una de ellas era saludada a su paso.
Pero no elogiéis más la cordura de Hafiz,
puesto que sois testigos de su locura.





NO TE AFLIJAS

No te aflijas: la belleza volverá a regocijarte con su gracia;
la celda de la tristeza se convertirá un día
en un jardín cercado lleno de rosas.
No te aflijas, corazón doliente: tu mal, en bien se trocará;
no te detengas en lo que te perturba:
ese espíritu trastornado conocerá de nuevo la paz.
No te aflijas: una vez más la vida reinará en el jardín en que suspiras
y verás muy pronto, ¡oh, canto de la noche!,
una cortina de rosas sobre tu frente.
No te aflijas si no comprendes el misterio de la vida.
¡Tanta alegría se oculta tras del velo!
No te aflijas si, por algunos instantes, las esferas estrelladas
no giran según tus deseos, pues la rueda del tiempo
no siempre da vueltas en el mismo sentido.
No te aflijas si, por amor del santuario, penetras en el desierto
y las espinas te hieren.
No te aflijas, alma mía, si el torrente de los días
convierte en ruinas tu morada mortal, pues tienes el amor
para salvarte de ese diluvio.
No te aflijas si el viaje es amargo y la meta invisible.
No hay camino que no conduzca a una meta.
No te aflijas, Hafiz, en el rincón humilde en que te crees pobre
y en el abandono de las noches oscuras,
pues te quedan aún tu canción y tu amor.


***


jueves, 23 de marzo de 2023

UN LIBRO, UN POEMA (Emily Dickinson)

Editorial
 #unlibrounpoema


341


Después de un gran dolor, la sensación de orden — 
Los Nervios toman sus asientos, ceremoniosos como Tumbas —
El Corazón pregunta, agarrotado,
si lo soportó Ayer, o hace ya Siglos —


Los Pies, como de autómata, dan vueltas —
en la Tierra, o el Aire, o el Vacío —
Sendero de Madera
que creció en el descuido,
alivio hecho de Cuarzo, como piedra —


Es la Hora de Plomo —
recordada tan sólo si se la sobrevive,
como los Congelados rememoran la Nieve —
el Frío — el Estupor — y luego el abandono —


(Traducción: Rubén Martín).


***


miércoles, 30 de agosto de 2023

UN LIBRO, UN POEMA (Rubén Darío)

RAE
 #unlibrounpoema


Para las amistades de América que tanta atención dedican a este blog.


Ya sé que Rubén Darío está bien representado en estas Tertulias. De hecho, la entrada que dediqué al célebre poema Margarita, te voy a contar un cuento es la que más visitas acumula de todas cuantas he redactado (ya está cerca de las 15.000). Sin embargo, este ejemplar tiene muchos méritos para aparecer en esta sección: en primer lugar, me sirve para dar las gracias a la gente que me lee desde Latinoamérica; en segundo lugar, es una edición especial que se hace conjuntamente entre todas las academias de la lengua, de aquí y de allí, lo que lo hace muy barato y se puede encontrar en las dos orillas del Atlántico; y en tercer lugar, es un libro comprado en Lagun, librería a la que mañana rendiremos homenaje, y eso también tiene un valor especial.


CANCIÓN DE OTOÑO EN PRIMAVERA

Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...

Plural ha sido la celeste
historia de mi corazón.
Era una dulce niña, en este
mundo de duelo y de aflicción.

Miraba como el alba pura;
sonreía como una flor.
Era su cabellera oscura
hecha de noche y de dolor.

Yo era tímido como un niño.
Ella, naturalmente, fue,
para mi amor hecho de armiño,
Herodías y Salomé...

Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...

La otra fue más sensitiva,
y más consoladora y más
halagadora y expresiva,
cual no pensé encontrar jamás.

Pues a su continua ternura
una pasión violenta unía.
En un peplo de gasa pura
una bacante se envolvía...

En sus brazos tomó mi ensueño
y lo arrulló como a un bebé...
y le mató triste y pequeño,
falto de luz, falto de fe...

Juventud, divino tesoro,
¡te fuiste para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...

Otra juzgó que era mi boca
el estuche de su pasión;
y que me roería, loca,
con sus dientes el corazón.

Poniendo en un amor de exceso
la mira de su voluntad,
mientras eran abrazo y beso
síntesis de eternidad;

y de nuestra carne ligera
imaginar siempre un Edén,
sin pensar que la Primavera
y la carne acaban también...

Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer.

¡Y las demás! En tantos climas,
en tantas tierras, siempre son,
si no pretextos de mis rimas,
fantasmas de mi corazón.

En vano busqué a la princesa
que estaba triste de esperar.
La vida es dura. Amarga y pesa.
¡Ya no hay princesa que cantar!

Mas a pesar del tiempo terco,
mi sed de amor no tiene fin;
con el cabello gris me acerco
a los rosales del jardín...

Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...

¡Mas es mía el Alba de oro!


Y con la compañía de esta adaptación del cantautor nicaragüense Gustavo Bucardo:


***


miércoles, 5 de marzo de 2025

UN LIBRO, UN POEMA (Poesía satírica española)

En librerías
 #unlibrounpoema

He dejado escrito más de una vez que me gustan las antologías. Son muy prácticas cuando necesitamos tener recogido en un solo tomo un movimiento literario, la obra de una persona a la que estamos empezando a leer, una época, la poesía más destacada de un país, de un idioma, un tema, una ocurrencia de quien se encarga de la edición, lo que sea. Suelen servir para tener a mano un buen puñado de poemas de eso que seguramente más adelante vamos a continuar explorando. Las hay de casi todo.

Dentro de la pequeña colección de antologías de todo tipo que guardo en casa, hoy he sacado de la estantería esta que me acompaña desde hace ya casi 30 años y de la que se encargó el poeta de la generación de los novísimos, Martínez Sarrión.

La antología recoge poemas, o fragmentos de poemas, que van desde el Arcipreste de Hita hasta un par de anónimos escritos en la década de los setenta del siglo pasado. Los textos seleccionados se encuentran precedidos de un sabroso y bien trenzado prólogo. 

El libro continúa vendiéndose, aunque ahora lo encontréis con el formato de la colección Austral.

Y como acabamos de cerrar el período carnavalero para entrar en cuaresma, qué mejor que traer el primero de los texto que seleccionó para realizar la antología Martínez Sarrión, la segunda parte de De la pelea que ovo don Carnal con la Quaresma. 

Por si alguien quiere orientarse dentro de la obra, El libro de Buen Amor, las estrofas aquí recogidas son las que van de la 1097 a la 1127.

Desque vino la noche, mucho después de çena,
que tenía cada uno ya la talega llena,
para entrar en fasienda con la dueña serena,
adormiéronse todos después de la hora buena.

Esa noche los gallos con grand' miedo estovieron,
velaron con espanto, nin punto non dormieron:
non avía maravilla, que sus mugeres perdieron:
por ende se alborotaron del roído que oyeron.

Fasía la media noche en medio de las salas
vino doña Quaresma: «¡Dios Señor, tú me valas!»
Dieron voses los gallos, batieron de las alas,
llegaron a don Carnal aquestas nuevas malas.

Como avía el buen omen sobra mucho comido,
con la mucha vianda mucho vino ha bebido,
estava apesgado e estava adormido,
por todo el su real entró el apellido.

Todos amodorrados fueron a la pelea,
pusieron las sus fases, ninguno non platea,
la compaña del mar las sus armas menea,
viniéronse a ferir desiendo todos: «¡Ea!»

El primero de todos que ferió a don Carnal,
fue el puerro cuello albo, e feriolo muy mal,
físole escupir flema, ésta fue grand' señal,
tovo doña Quaresma que era suyo el real.

Vino luego en ayuda la salada sardina,
ferió muy resiamente a la gruesa gallina,
atravesósele en el pico, afogola ayna,
después a don Carnal falsol' la capellina.

Viníen las grandes mielgas en esta delantera,
los berdeles e gibias guardan la costanera:
vuelta es la pelea de muy mala manera,
caía de cada cabo mucha buena mollera.

De parte de Valençia veníen las anguilas
salpresas e trechadas a grandes manadillas,
daban a don Carnal por medio de las costillas,
las truchas de alberche dábanle en las mexillas.

Ay andaba el atún como un bravo león,
fallose con don Tosino, díxole mucho baldón,
si non por doña Ceçina que l' desvió el pendón,
diéranl' a don Ladrón por medio del coraçón.

De parte de bayona veníen muchos caçones,
mataron las perdiçes, castraron los capones,
del río de Enares venían los camarones,
fasta en Guadalquivil ponían sus tendejones.

Allí con los lavancos lidian barvos et peçes,
dis' la pixota al puerco: «¿Dó estás, que non paresçes?
»Si ante mí te paras, darte he lo que mereçes,
»ençiérrate en la mesquita, non vayas a las preses.»

Allí vino la lija en aquel desbarato,
traía muy duro cuero con mucho garabato,
et a costados e a piernas dávales negro rato,
ansí trabava d'ellos como si fuese gato.

Recudieron del mar, de piélagos e charcos
compañas mucho estrañas e de diversos marcos,
traían armas muy fuertes, e ballestas, e arcos:
más negra fue aquésta que non la de Larcos72.

De Sant Ander vinieron las bermejas langostas,
traían muchas saetas en sus aljabas postas,
fasían a don Carnal pagar todas las costas,
las plasas, que eran anchas, fasíansele angostas.

Fecho era el pregón del año jubileo,
para salvar sus almas avían todos deseo,
quantos son en la mar vinieron al torneo,
arenques et besugos vinieron de Bermeo.

Andava y la utra con muchos combatientes,
feriendo e matando de las carnosas gentes,
a las torcasas matan las sabogas valientes,
el delfín al buey viejo derribole los dientes.

Sábalos et albures et la noble lamprea
de Sevilla et de Alcántara venían a levar prea,
sus armas cada uno en don Carnal emprea,
non le valía nada de çeñir la correa.

Bravo andava el sollo, un duro villanchón,
tenía en la su mano grand' maça de un trechón,
dio en medio de la fruente al puerco e al lechón,
mandó que los echasen en sal de Villenchón73.

El pulpo a los pavones non les dava vagar,
nin a los faysanes non dexava volar,
a cabritos et a gamos queríalos afogar,
como tiene muchas manos, con muchos puede lidiar.

Allí lidian las ostras con todos los conejos,
con la liebre justavan los ásperos cangrejos,
d'ella e d'ella parte danse golpes sobejos,
de escamas et de sangre van llenos los vallejos.

Allí lidia el conde de Laredo muy fuerte,
congrio, çeçial, e fresco mandó mala suerte
a don Carnal seguiendo, llegándol' a la muerte,
está mucho triste, non falla que l' confuerte.

Tomó ya quanto esfuerço e tendió su pendón,
ardís et denodado fuese contra don Salmón.
De Castro de Urdiales llegaba esa saçón,
atendiole el fidalgo, non le dixo de non.

Porfiaron grand' pieça, e pasaron grand pena,
si a Carnal dexaran, diéral' mal estrena,
mas vino contra él la gigante ballena,
abrazose con él, echolo en la arena.

Las más de sus compañas eran ya fallesçidas,
muchas d'ellas murieron, et muchas eran foídas,
pero ansí apeado fasía grandes acometidas,
defendiose quanto pudo con manos enfraqueçidas.

Como estaba ya con muy pocas compañas,
el jabalín et el çiervo fuyeron a las montañas,
todas las otras reses fuéronle muy estrañas,
los que con él fincaron, non valían dos castañas.

Si non fuese la çeçina con el grueso toçino,
que estaba amarillo de días mortesino,
que non podía de gordo lidiar sin el buen vino
estaba muy señero, çecado e mesquino.

La mesnada del mar físose un tropel,
fincaron las espuelas, dieron todos en él,
non lo quisieron matar, hobieron duelo d'él,
a él e a los suyos metieron en un cordel.

Troxiéronlos atados porque non escapasen,
diéronlos a la dueña ante que se aforrasen,
mandó luego la dueña, que a Carnal guardasen,
et a doña Ceçina con el toçino colgasen.

Mandolos colgar altos bien como atalaya,
et que a descolgallos ninguno y non vaya,
luego los enforcaron de una viga de faya,
el sayón iba desiendo: «Quien tal fiso tal haya.»

Mandó a don Carnal, que guardase el ayuno,
et que lo toviesen ençerrado a do non lo vea ninguno,
si non fuese doliente o confesor alguno,
et que l' diesen a comer al día manjar uno.


***


miércoles, 18 de junio de 2025

UN LIBRO, UN POEMA (Eva Beriain)



No siempre se tiene la posibilidad de asistir al nacimiento de un nuevo libro y de charlar con la autora. Yo, al menos, casi nunca la tengo, y eso, estar en el momento y al lado del surgimiento del libro, es un motivo de alegría. 

Eva Beriain, formada como poeta en los talleres de creación literaria, ha creado un poemario coherente, bien construido, equilibrado, maduro y muy interesante, donde vemos cómo las voces, los miedos, los pensamientos y los deseos de dos personajes que aparentemente nada tienen que ver el uno con la otra (él - ella)

REY DE LAS SOMBRAS (ÉL)

Soy el rey de los invisibles,
los que viven entre los bordes
de la mirada ajena.

No tengo reino ni corona,
pero en mi delirio
mando sobre los olvidados,
los hijos de nadie,
los que no tienen nombre
ni cara en el espejo.

Me siento en mi trono de cartón
y hablo con las sombras
que se arrastran por el suelo.

Mis dominios son las sombras 
bajo el techo gris del pasadizo.
Soy el rey de las esquinas,
el emperador sin súbditos
que predica a los fantasmas
del tren nunca toma.

Los trajes, las prisas,
todos pasan
como un desfile sin ritmo,
una procesión de ausentes
a los que intento rescatar
de sus propios pensamientos.

vienen a mí, buscando respuestas,
aunque no lo saben, aunque no me ven.
Hoy soy el rey 
de esta esquina podrida,
coronada con las colillas
de cigarrillos ajenos.

Mañana, quién sabe,
seré un poeta,
un santo,
o un perro buscando huesos.




ESQUINAS QUE NO CAMBIAN (ELLA)

Las esquinas de la ciudad 
son siempre las mismas,
solo cambian los nombres
y las caras que las cruzan.

Las baldosas
conocen el peso exacto
de mis pasos.

Los días pesan
en la mochila que cargo,
como si cada uno
fuera una piedra más.

el mismo recorrido,
la misma prisa,
las mismas palabras que me siguen,
la vida, ecos d eun sermón,
que nunca pedí escuchar.


se van poco a poco entretejiendo hasta convertir sus discursos particulares en un dueto que reflexiona sobre la cotidianidad, el tiempo, el ser y el estar de siempre... y termina en un hermoso canto: 

UN PÁJARO (AMBOS)


Un diminuto pájaro
de mirada curiosa
posa en el poema
un ligero anhelo.

El poema cobra vida
y desde el silencio
le susurra al mundo:
todos somos huella.


Esta es la breve y sustanciosa charla que tuve con ella bajo el fondo sinfónico de una partida de tenis de mesa: 



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miércoles, 22 de noviembre de 2023

"INVITACIÓN A LA NOCHE" VUELVE A ESTAR DISPONIBLE


¡Felicidades, Irene!

Invitación a la noche, el primer poemario que publiqué, y que resultó agraciado con el ya desaparecido Premio de Poesía Villa de Leganés, vuelve a estar en papel y con las ilustraciones originales.

Por cierto, ni Irene ni yo explicamos nunca el dibujo de la portada. Aprovecho ahora para hacerlo. 

Se trata de una composición que imita las representaciones de lo que antiguamente se entendía por universo, que no era otra cosa que la proyección de una esfera armilar sobre el papel. El resultado era una conjunto de círculos concéntricos. En este caso, Irene realizó 8 (7 días de la semana, para expresar el paso del tiempo) y en el círculo central, donde se solía colocar la Tierra, ella puso un gran interrogante en alusión a los dos poemas que cierran el libro y a nuestro continuo interrogarnos como especie. En el centro siempre se colocaba la Tierra porque entonces se creía que todo cuanto había en el cielo giraba alrededor de ella.


El primer círculo en torno al interrogante (de adentro hacia afuera) representa personajes mitológicos inscritos en las leyendas que podemos identificar en el cielo. El segundo, el tercero, el cuarto y el quinto recogen representaciones de varias constelaciones tanto del hemisferio norte como el sur, algunas se identifican por el objeto o ser que representan, otras por la forma como solemos unir las estrellas que las conforman. En el sexto aparecen los objetos celestes  (estrellas, cometas y planetas). El último está ocupado por las fases lunares. El dibujo original no era mayor que el que estáis viendo.

Y como hoy, miércoles, es el día dedicado a #unlibrounpoema, cierro esta entrada con uno propio y la invitación a que siempre que podáis alcéis la vista por la noche hacia el cielo estrellado y os dejéis fascinar por esas formas nocturnas, cada una de las cuales contiene no una, sino muchas historias.


                       ¿Dónde la realidad,

                       dónde el sueño?

¿Es la estrella que miro más real porque veo su luz,

porque sé desde qué distancia emite sus ondas,

porque en algún ordenador de Monte Palomar

o de Roque de los Muchachos

quedan registrados los rasgos de la luz roja de su espectro,

o es real porque alguien hace 3.000 o 5.000 años

imaginó un nombre,

una biografía,

y reprodujo en ella bajezas e ilusiones,

miedos y virtudes,

cuanto nos conforma como humanos?

                      ¿Dónde la luz,

                      dónde el reflejo?

¿Es la noche más antigua y palpable

porque puedo medir su profundidad

en años, horas y segundos,

porque sé que tiempo y espacio

son un concepto relativo y cambiante,

o porque puedo contar a los que quiero

la misma historia que conjeturó un pastor acadio

para poder orientarse en su camino de vuelta a casa

a través del desierto?

                       ¿Dónde la geografía,

                       dónde la fábula?



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miércoles, 1 de noviembre de 2023

UN LIBRO, UN POEMA (Lucrecio)

Editorial
 #unlibrounpoema


He dudado mucho antes de traer a esta sección algún fragmento del gran poema filosófico 
De rerum natura. Seguramente, hoy lo leemos mejor como un texto de carácter filosófico que como un poema, pero lo cierto es que cualquier manual de literatura lo coloca dentro del apartado de poesía latina, así que no voy a ser yo quien contradiga esa clasificación. Y, además, ¿no ha sido desde el comienzo de la palabra escrita la poesía la que ha realizado las mejores y más incisivas reflexiones sobre la vida y cuanto somos?

Como se ve por la portada que acompaña el texto seleccionado, yo tengo la edición de Alianza; pero no he podido resistirme a publicar la de José Marchena, el ilustrado que se atrevió a realizar una traducción en endecasílabos blancos y que todavía hoy se leen con soltura. 

El fragmento elegido es el final del Libro III, el que nos recuerda que no hay motivo para tener miedo a la muerte.

¿Qué tamaño deseo de la vida
Mal fundado, por último, nos fuerza,
A temblar en peligros tan dudosos?
El plazo de la vida está marcado
A todos los mortales: no es posible 
Huir la muerte sin partirnos luego. 
 Además, que viviendo mucho tiempo,
La misma tierra siempre habitaremos,
Ni con vivir nuevo placer se inventa;
El bien que no tenemos nos parece 
El mayor bien de todos: conseguido,
Suspiramos por otro; y anhelantes,
Deseo sucesivo de la vida
Nos aprisiona siempre: incertidumbre
Hay de lo porvenir y de la suerte 
Que nos prepara y trae la edad futura. 
 Ni por más que alarguemos nuestra vida
Algún tiempo robamos a la muerte;
Sus víctimas seremos sin remedio:
Si la revolución de muchos siglos 
Fuese posible ver, eterna muerte
No por eso dejara de aguardarnos;
Y aquél que acaba de cubrir la tierra
No estará muerto ya por menos tiempo
Que el otro que murió mil años antes.

(Traducción: José Marchena).


La traducción de Alianza corresponde a Miguel Castillo Bejarano y es, como véis, en prosa: 

En fin, ¿qué tan gran perverso deseo de vida nos fuerza a estremecernos tanto en los inciertos peligros? Hay en verdad un indudable fin de la vida para los mortales y no puede evitarse que vayamos al encuentro de la muerte. Además, giramos y estamos siempre encerrados en el mismo sitio y con duración de vida no se forja placer nuevo alguno. Pero mientras falta lo que deseamos, esto parece superar lo demás; luego, cuando nos ha tocado en suerte aquello, deseamos otra cosa y siempre igual sed de vida nos mantiene anhelantes. Y está en incertidumbre qué fortuna nos depare el tiempo futuro o qué nos traigan el azar o qué destino nos esté próximo. Ni tampoco prolongando la vida quitamos una pizca de tiempo de muerte ni somos capaces de sustraer eso con lo que podríamos acaso estar largo tiempo muertos. Por tanto, cabe enterrar viviendo cuantas generaciones quieras; sin embargo en absoluto aguardará menos eterna aquella muerte, ni menos largo tiempo ya no existirá aquel que desde el día de hoy ha finalizado su vida que aquel que murió muchos meses y años antes.

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viernes, 24 de marzo de 2023

UN LIBRO, UN POEMA (Léopold Sédar Senghor)

Editorial
 #unlibrounpoema



MUJER NEGRA


Mujer desnuda, mujer negra
vestida con tu color que es vida, con tu forma que es belleza.
He crecido a tu sombra, la dulzura de tus manos era como una cinta por mis ojos,
y resulta que ahora,
en medio del Verano, en el corazón del Mediodía, te descubro, desde lo alto de un collado calcinado
Tierra prometida.
Y tu belleza me sacude en pleno corazón, como un relámpago de águila.

Mujer desnuda, mujer oscura.
Fruto maduro de la carne prieta, oscuros éxtasis del vino tinto, boca que cambia en lírica mi boca,
sabana de horizontes purísimos, sabana estremececida en las caricias fervientes del viento de Levante,
tam-tam esculpido, tam-tam tensado que retumba golpeado por los dedos vencedores;
tu voz grave de contralto es el canto espiritual de la Bien Amada.

Mujer desnuda, mujer oscura.
Aceite que no plisa ningún soplo, aceite apaciguado en el costado del atleta, en el costado de los príncipes de Malí,
gacela de lazos celestes, las perlas son estrellas por la noche de tu piel,
placeres del espíritu que juega,
son los reflejos del oro rojo por tu piel que hace aguas, a la sombra de tu pelo, 
mi angustia se ilumina 
por los soles cercanos de tus ojos.

Mujer desnuda, mujer negra.
Yo canto tu belleza que pasa, forma que fijo en lo Eterno,
antes de que el Destino envidioso te transforme en cenizas que alimenten las raíces de la vida.


(Traducción: Javier del Prado).

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