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| Ejemplar del KM |
Como se puede ver ppor la entrada de hoy, mi mayor fuente de lectura y aproximación a los libros continúa siendo la biblioteca del Koldo Mitxelena. Gracias a ella esta semana he conocido a Sholeh Wolpé, una poeta nacida en Teherán, galardonada con premios como el PEN/Heim en el 2014, el Midwest Book Award en el 2013, el Lois Roth Persian Translation Prize en el 2010, y ha recibido estancias y residencias artísticas en los EE. UU., México, España, Australia y Suiza. en la actualidad, según se puede leer en la contraportada de este ejemplar, reside entre Barcelona y Los Ángeles. En esta misma contraportada nos advierten de que quien lee a Wolpé queda atrapado en su mundo, que desgrana complejidades del exilio, el hogar, la familia, el amor y todo lo que queda por el camino. Así en este Ábaco de la pérdida, cuyas cuentas nos van refieriendo cada una de las pérdidas que el camino le ha ido dejando a la poeta, aunque no todo cuanto recoge el poemario lo son, como podemos leer en los cuatro últimos apartados.
CUENTA II
La pérdida es una lengua
que todos hablamos bien,
un gemido que resuena
entre las costillas, la desdicha
que se convierte en dicha.
Del segundo, Al mundo le crecen murallas de espino, este otro:
CUENTA III
Todos los viernes el abuelo nos lleva a mí y a mis hermanos a un circo lleno de tigres, elefantes, caballos y hombres sin camisetas con mallas relucientes. Hay mujeres más pequeñas que mi cuerpo de niña, animales más grandes que mi cuarto. Todo es extremadamente divertido hasta que aparece el gigante de cuatro caras. Mis brazos empiezan a temblar. Los escalofríos me recorren hasta la punta de los dedos. El abuelo me toca el hombro y me dice: Es solo una máscara en su cabeza.
Pero yo sé que no
porque todo lo que se ama
—un hermoso día con el abuelo
en aquel circo de Teherán,
el algodón de azúcar pegajoso derritiendo
su canción rosada en mi boca,
mis hermanos, traviesos, con dientes de alegría—
arde siempre hacia un futuro
aún por llegar,
fuegos artificiales en mi mente,
chispas soldadas a cada recuerdo.
Si quieres la paz, no hables con tus amigos; habla con tus enemigos.
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| Fuente: Wikipedia |















