Tulipán blanco. |
Anémonas |
"El espacio puede tener un horizonte y el tiempo un final, pero la aventura del aprendizaje es interminable". Timothy Ferris. La aventura del Universo.
Tulipán blanco. |
Anémonas |
Editorial |
Ejemplar de la Biblioteca Central. |
Editorial |
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Fuente: Naukas |
En el mismo momento en que realizó el comentario me preguntó si se llamaban así por Narciso, el personaje mitológico. Yo le dije que creía que no, pero al día siguiente, otra contertulia, a la que aprecio especialmente por su activa participación, me envió el enlace del artículo de Wikipedia en el que se dice lo contrario: En el sitio donde su cuerpo había caído, creció una hermosa flor, que hizo honor al nombre y la memoria de Narciso.
Quedé sumido en un mar no de narcisos, sino de dudas. La etimología remite a la misma palabra griega que nombra a la flor y al personaje, νάρκισσος (nárkissos), pero no me aclaraba nada. La bibliografía botánica, tampoco. Acudí a la mitología y en ella encontré lo que parece un baile de nombres y tal vez de confusiones, más propias del nombrar aleatorio de cada grupo humano según el momento. Pura pragmática.
Robert Graves, profundo estudioso de los mitos griegos y con una formación clásica envidiable, escribe esto: Narciso era tespio, hijo de la ninfa azul Liríope, a la que el dios fluvial Cefiso había envuelto una vez con los remolinos de sus corrientes y luego violado (p 315, Los mitos griegos. La negrita es mía). Luego sigue contando el mito y la aventura con Eco que termina así: Pero Narciso se había marchado y ella pasó el resto de su vida en cañadas solitarias, consumiéndose de amor y mortificada, hasta que solo quedó su voz (p 316). Y es ahí donde introduce una llamada con esta nota:
El "narciso" utilizado en la antigua corona de Deméter y Perséfone (Sófocles: Edipo en Colonna 682-4), llamado también leirion, era un iris o flor de lis azul de tres pétalos que estaba consagrado a la Triple Diosa y se llevaba como guirnalda para aplacar a las Tres Solemnes o Erinias. Florece a finales de otoño, poco antes del "narciso del poeta", que es quizás por lo que se ha descrito a Liríope como madre de Narciso (p 316).
Pero hay más. En el artículo dedicado a Apolo, en la nota 8, cuenta esto: El mito de Jacinto (...) alude al héroe-flor cretense Jacinto, al parecer llamado también Narciso (p 94).
Puedo inferir de todo esto que el narciso se llama así por Narciso, si bien la flor que hoy conocemos con ese nombre no sea precisamente a la que se referían los antiguos griegos. Quiero suponer que toda esa mezcla de flores tiene que ver con que todas ellas pertenecen a la misma familia, las asparagáceas, y el hecho de que tengan muchas características en común pudo originar en su momento ese baile de nombres.
Gracias, Manoli, por haber aguijoneado mi curiosidad y porque después de todo esto lo importante es que
mi corazón se llena de júbilo,
y se pone a bailar con los narcisos.
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Editorial |
Cometer errores es la manera habitual de avanzar en ciencia: son inevitables y aprendemos de ellos. Al fin y al cabo, si no erráramos ¿Cómo íbamos a descubrir novedades sobre el mundo? Esto es lo que diferencia la ciencia de, por ejemplo, la política. ¿Cuántas veces oímos a un político admitiendo sin tapujos que se ha equivocado? (p 220).
El mundo de la física, por si alguien se confunde con las citas, es un hermoso libro de divulgación que intenta —y lo consigue— ofrecer un panorama absolutamente actual de lo que la comunidad científica sabe sobre el mundo y lo mucho que aún ignora, pero es el talante de Al-Khalili lo que he querido destacar con ese par de citas. Me parece esencial para quienes están inmersos en la búsqueda de explicaciones esa manera de abordar el conocimiento. El último capítulo, el 10, que él ha titulado El pensamiento físico —y que yo me atrevería a dejar sin adjetivo: el pensamiento— debería ofrecerse como lectura y comentario en cualquier asignatura de bachillerato. En cualquiera.
Puesto a resumir muy brevemente, debo decir que este librito es una excelente introducción para quienes no sabemos nada de física, ni sabemos nada de las matemáticas que subyacen a los conceptos básicos de esta disciplina y sus tres pilares: los trabajos Einstein (teorías general y especial de la relatividad), termodinámica y mecánica cuántica. Además incluye un capítulo para aclarar los intentos sobre la unificación tan deseada y sus lagunas; otro sobre el futuro posible de esta rama del saber y sus posibles itinerarios y salidas, más un interesantísimo capítulo sobre la utilidad de la física.
Editorial |
(Traducción: Rocío Moriones Alonso).
En su lengua original, el urdu: