|
Río Duero |
¡Soria fría, Soria pura,
cabeza de Extremadura,
con su castillo guerrero
arruinado, sobre el Duero;
con sus murallas roídas
y sus casas denegridas!
Soria es, qué duda cabe, mucho más que sus poetas; pero Soria tiene más brillo, más encanto y más profundidad si callejeamos por ella con unos cuantos textos en la mano.
No quiero hacer aquí la competencia al Ayuntamiento de la ciudad ni a los guías sorianos que tienen su
ruta machadiana, a buen seguro, muy bien organizada. Sólo es una sugerencia de paseo con algunos textos de
Bécquer,
Gerardo Diego y
A. Machado.
|
El Mirón |
Sugiero como primera aproximación a la ciudad y a los poetas llegar hasta el
Mirón, hacia donde solían encaminar muchas veces sus paseos Machado y
Leonor. Una vez en el mirador podemos hacernos acompañar de la sección
Campos de Soria, del célebre
Campos de Castilla.
Y nunca más la tierra de ceniza
a pisar volveré, que Duero abraza.
¡Oh loma de Santana, ancha y maciza;
placeta del Mirón; desierta plaza
con el sol de la
tarde en mis balcones,
nunca os veré! No me pidáis presencia;
las almas huyen para dar canciones:
alma es distancia y horizonte: ausencia.
Mas quien escuche el
agria melodía
con que divierto el corazón viajero
por estos campos de mi Andalucía
ya sabe manantial,
cauce y reguero
del agua clara de mi huerta umbría.
No todas vais al mar aguas del Duero!
Otro día, mejor si es al atardecer, nos acercaremos a San Juan del Duero y allí, entre los arcos de su claustro, nos podemos sumergir en el ambiente mágico y fantasmagórico con la leyenda becqueriana
El rayo de luna, que según parece escribió inspirado por el lugar —tampoco estaría de más
El monte de las ánimas, éste leído en el propio monte, que está al lado—. Y antes de encaminarnos por la ribera del Duero hacia San Polo y San Saturio, paseo agradable donde los haya, podemos recordar el soneto de G. Diego:
|
Claustro de S. Juan del Duero |
Para ti, San Juan mío, sólo quiero
mi lateral, oblicua, alta mirada
de pájaro. Tu enigma, tu cruzada
te dejó puro, oh claustro, oh flor del Duero.
Tus cánones, antífonas, corales
juegan al corro de las cuatro esquinas,
que a la luz de la luna de las ruinas
varía sus mudanzas espectrales.
¿Te levantó el techado ángel cojuelo?
¿O quedaste inconcluso, criatura
perfecta, como estás, abierto al cielo?.
Nieves, soles, escarchas, tu ventura
respetan, tus cadenas y tu anhelo.
¿Alzará el vuelo un día tu hermosura?
|
El Duero y San Saturio |
Callejeando por la ciudad descubriremos enseguida el
instituto donde dio clases de francés Machado, la
iglesia donde se casó o la campana de la audiencia que daba la una, en la misma Plaza Mayor. Pero, seguramente, lo que primero vais a descubrir es el
casino, porque al lado de la entrada hay una escultura de G. Diego tomando café y una silla vacía para que podamos fotografiarnos a su lado. En este casino tocaba el piano el poeta del 27, además de leer y escribir. También está situado el reciente museo
Casa de los poetas, dedicado, cómo no, a G. Diego, A.Machado y G.A. Bécquer. Por cierto, en el portal de entrada conviven sendos poemas de Diego y Machado. Podéis entreteneros argumentando sobre cuál os gusta más o menos.
Me dejo muchos lugares y textos para que los vayáis descubriendo por vuestra propia cuenta, aunque si hacéis uso de los enlaces, tenéis material para organizaros una completa ruta paisajístico-literaria. En todo caso, si vais algún día a Soria, no olvidéis echar en la maleta algún libro de esos tres poetas.