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lunes, 9 de septiembre de 2024

ABIERTO EL PLAZO PARA INSCRIBIRSE EN LAS TERTULIAS


 Ya está abierto el plazo para inscribirse esta temporada en la tertulia poética/taller de poesía cuyo calendario es el siguiente:

FECHA

TÍTULO

1

OCTUBRE

J. Hernández (1834-1886)

5

NOVIEMBRE

Bécquer (1836-1870)

3

DICIEMBRE

R. de Castro (1837-1885)




7

ENERO

Verlaine (1844-1896)

4

FEBRERO

Rimbaud (1854-1891)

4

MARZO

Mallarmé (1842-1898)

1

ABRIL

J. Martí (1853-1895)

6

MAYO

Salvador Díaz Mirón (1853-1928)

3

JUNIO

José Asunción Silva (1865-1896)

La inscripción podrá realizarse de tres formas:
- Presencialmente: en  el mostrador de información de la biblioteca. 
- Por internet: A través de este enlace
- O llamando al teléfono: 943505421.

El plazo para realizar la inscripción termina el día 20 de septiembre.


La Biblioteca publicará el 25 de septiembre en la página web de la biblioteca (http://www.irun.org/biblioteca) la lista de personas admitidas en cada taller y la lista de espera (si hubiese). Además se podrán consultar llamando al teléfono 943505421 en horario de 9:00 a 20:00h y sábado: 9:00-13:00. En el caso de producirse alguna baja se irá llamando por orden de la lista de espera.

***

sábado, 6 de julio de 2024

TERTULIAS 2024-2025

 Acabo de enviar a la biblioteca el listado de poetas que nos tendrán ocupado el tiempo de la próxima temporada.

FECHA

TÍTULO

1

OCTUBRE

J. Hernández (1834-1886)

5

NOVIEMBRE

Bécquer (1836-1870)

3

DICIEMBRE

R. de Castro (1837-1885)




7

ENERO

Verlaine (1844-1896)

4

FEBRERO

Rimbaud (1854-1891)

4

MARZO

Mallarmé (1842-1898)

1

ABRIL

J. Martí (1853-1895)

6

MAYO

Salvador Díaz Mirón (1853-1928)

3

JUNIO

José Asunción Silva (1865-1896)


Este es el recitado completo de la primera obra de la que nos ocuparemos en octubre. Cinco horitas de audio para quienes no puedan o no quieran leerlo con sus ojitos. Es una buena opción seguir la lectura del libro mientras se escucha el audio, eso sí, hay que tener la precaución de anotar el minutaje en el que estamos cuando dejamos la lectura/audición, para no andar perdiendo el tiempo en el momento de reanudar la tarea. 


Y en audio descargable: 


***


miércoles, 22 de mayo de 2024

UN LIBRO, UN POEMA (Salvador Díaz Mirón)

#unlibrounpoema


Salvador Díaz Mirón (1853-1928) fue un mexicano que vivió en una época agitada social y políticamente. Armas y letras van de la mano. Lord Byron y Victor Hugo son sus ídolos, y un duelo en Orizaba le dejará la clavícula inservible y, como consecuencia, el brazo inútil. Desde 1878 llevará la mano oculta en un bolsillo de la chaqueta; en el otro, para la mano hábil, una pistola.

Rubén Darío, Julio Herrera y Reissig, Leopoldo Lugones y Francisco Villaespesa lo reconocieron como maestro. Antonio Castro Leal escribió sobre él con estas palabras: En la más alta poesía de lengua española tiene un lugar de honor, cerca de Góngora y de Quevedo (Díaz Mirón. Su vida y su obra).

En Veracruz está su casa-museo.

Un par de muestras. En el segundo, "Sursum", sorprenden las semejanzas con el Zaratustra nietzscheano que claramente no pudo haber leído en 1884 y en alemán. Fijaos: el poeta es el superhombre, el héroe de gran alma que trasciende la moral de esclavos del cristianismo.



ASONANCIAS

Sabedlo, soberanos y vasallos,
        próceres y mendigos:
nadie tendrá derecho a lo superfluo
mientras alguien carezca de lo estricto.

Lo que llamamos caridad y ahora
        es sólo un móvil íntimo,
será en un porvenir lejano o próximo
el resultado del deber escrito.

Y la Equidad se sentará en el trono
        de que huya el Egoísmo,
y a la ley del embudo, que hoy impera,
sucederá la ley del equilibrio.





SURSUM

                                      A Justo Sierra

¡Cuán grata es la ilusión a cuyos lampos
tienen perenne vida los amores,
inmarcesible juventud los campos
y embriagadora eternidad las flores!
¡Cuán vívido es el iris que colora,
magia oriental, la suspirada orilla
y a cuyo hermoso resplandor de aurora
radia hasta el fango que después mancilla!
La verdad, si engrandece la conciencia,
devora el corazón nunca sumiso;
es el fruto del árbol de la ciencia
y siempre hace perder el paraíso.
Mas aunque el bardo mate la quimera
y desvíe y aparte de sus ojos
el prisma encantador, y por doquiera
mire sombras y vórtices y abrojos,
ha de cantar la redentora utopía,
como otra estatua de Memnón que suena
y ser, perdida la esperanza propia,
el paladió de la esperanza ajena!

¡Cuando el mundo, ese Tántalo que aspira
en vano al ideal, se dobla al peso
de la roca de Sísifo, y expira
quemado por la túnica de Neso;
cuando al par tenebroso y centellante
imita a Barrabás y adora al Justo,
y pigmeo con ansias de gigante
se retuerce en el lecho de Procusto;
cuando gime entre horribles convulsiones
para expiar sus criminales yerros,
mordido por sus ávidas pasiones
como Acteón por sus voraces perros;
cuando sujeto a su fatal cadena
arrastra sus desdichas por los lodos,
y cada cual en su egoísta pena
vuelve la espalda a la aflicción de todos;
el vate, con palabras de consuelo,
debe elevar su acento soberano
y consagrar, con la canción del cielo,
no su dolor sino el dolor humano!

Sacro blandón que en la capilla austera
arde sin tregua como ofrenda clara
y consume su pábilo y su cera
por disipar la lobreguez del ara;
vaso glorioso en donde Dios resume
cuanto es amor, y que para alto ejemplo
gasta y pierde su llama y su perfume
por incensar en derredor el templo;
sublime Don Quijote que ambiciona
caer al fin entre el fragor del rayo,
torcida y despuntada la tizona
y abierto y rojo por delante el sayo;
ave fénix que en fúlgidas empresas
aviva el fuego de su hoguera dura,
y muere convirtiéndose en pavesas
de que renace victoriosa y pura…
¡Eso es el bardo en su fatal destierro!
Cantar a Filis por su dulce nombre
cuando grita el clarín: ¡despierta, hierro!
¡Eso no es ser poeta, ni ser hombre!

Mientras la musa de oropel y armiño
execra el polvo por amar la nube
y hace sus plumas con la fe de un niño
y hacia un azul imaginario sube;
mientras Ofelia, con el pecho herido
por Hamlet y sus trágicos empeños,
marcha a las ondas del eterno olvido
cogiendo flores y cantando sueños;
el numen varonil entra en la arena,
prefiriendo al delirio y al celaje
la ciudad con sus ruidos de colmena
y el pueblo con sus furias de oleaje,
y contempla la tierra purpurada,
y toma y alza, con piedad sencilla,
un montón de esa arcilla ensangrentada...
Y ese montón de ensangrentada arcilla
adquiere vida entre su mano estoica,
vida inmortal y fulgurantes alas,
y en él respira una belleza heroica,
como en la estatua de la antigua Palas.

Guardar silencio y poseer la trompa,
la recia trompa a cuya voz no exigua
vendría a tierra con su estéril pompa
el muro hostil de la ciudad antigua;
ser un Aquiles que a la lid prefiera
recordar a Briseida en el retiro,
aunque Patroclo batallando muera…
¡Eso es mentir a Dios! ¡Pero qué miro!
Cual la crin de un raudal que de alto arranca
tus cabellos se agitan... ¡Oh Maestro!
¿Por qué sacudes la cabeza blanca
cual si quisieras arrojar el estro?
¿Por qué no te alzas a la faz de Harmodio
y no repeles, cuando Atenas grita,
esa montaña de calumnia y odio
que sobre tu hombro de titán gravita?
¡Tu Etna será para tu fuerza flojo;
confía en ti y a tu misión no faltes,
que al hado cruel que lapidó tu arrojo
irá el volcán cuando debajo saltes!

¡Rompe en un himno que parezca un trueno!
El mal impera de la choza al solio;
todo es dolor o iniquidad o cieno:
pueblo, tropa, senado y capitolio.
¡Canta la historia al porvenir que asoma
cómo Suetonio y Tácito la escriben!
¡Cántala así mientras en esta Roma
Tiberios reinen y Seyanos priven!
¡Abre la puerta al entusiasmo ausente,
mueve de un grito el desusado gonce
y como a chorros de fusión ardiente
vierte en los mimbres el vigor del bronce!
¡Derrama el verbo cuyos soplos crean
la fe que anima y el valor que salva,
y que a tu acento nuestras almas sean
como tinieblas que atraviesa el alba!
Para el poeta de divina lengua
nada es estéril, ni la misma escoria.
¡Si cuanto bulle en derredor es mengua,
sobre la mengua esparcirás la gloria!

***