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Ejemplar del KM |
Jesús García Sánchez es el responsable de la celebración, de la edición, de la selección y del medio centenar de a ratos curiosas, a ratos esclarecidas páginas sobre el diabólico tema del diablo en la poesía. No es que los 71 textos y autores seleccionados tengan la pedrada del diablo en la cabeza, ni tan siquiera que sean partícipes de tan curiosa creencia, pero sí están todos los representantes de aquella concepción esotérica, provocadora, mitad teosófica, mitad visionaria.
La antología se abre con un texto del profeta Isaías y culmina con el "Himno a Satán" de Leopoldo María Panero. Todos los autores vienen precedidos de una breve presentación, que sitúa, más o menos, el texto escogido.
Yo, como participar no participo de la ceremonia y el tema me pilla un poco lejos, sí celebro que una colección dedicada a la poesía pueda haber llegado a los 1200 números con una salud excelente, y como ejemplo del muestrario que García Sánchez ha elaborado me inclino por un texto de claro tinte irónico e inclinaciones agnósticas:
HANIA
Mirad, esta es Hania, una buena sirvienta.
Y esto no son sartenes sino aureolas.
Y este caballero con dragón es una imagen santa.
Y este dragón es algo inútil en este valle de lágrimas.
Y esto no son corales, es el rosario de Hania.
Y esto unos zapatos con la punta gastada de tanto arrodillarse.
Y esto su mantón negro como una noche en vela,
cuando en la torre de la iglesia suena la primera campana.
Ella vio al diablo mientras sacudía el espejo:
era azul, señor cura, con rayas amarillas,
y miraba tan feo y torcía la boca,
¿y qué va a pasar si me anotó en su cuaderno?
Así es que aporta a la congregación y a la santa misa
y compra un corazoncito con una llama de plata.
Desde que empezaron a construir la nueva casa del cura
todos los diablos subieron de precio.
Grande es el coste de alejar de la tentación el alma,
y ya la vejez se acerca y se oye el traqueteo de los huesos.
Hania está tan flaca y tanto nada tiene
que se pierde en lo inmenso del Ojo de la Aguja.
Mayo, devuelve los colores, sé gris como diciembre.
Rama llena de hojas, tendrías que avergonzarte.
Sol, arrepiéntete de brillar. Flagelaos nubes.
Primavera, envuélvete de nieve y florecerás en el cíelo.
Nunca oí su risa, nunca oí su canto.
Educada en la humildad, nada quiere de la vida.
La acompaña en su camino una sombra —luto del cuerpo—,
y su mantón raído le ladra al viento.
De Llamando al Yeti, 1957. En Poesía completa, 2003. Traducción: Abel Murcia, Gerardo Beltrán, y K. Moloniewicz.
Si quieres la paz, no hables con tus amigos; habla con tus enemigos.
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Fuente: Wikipedia |
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