Musée de la bande dessinée |
Al museo se puede acceder en coche, en autobús o andando, la ciudad es pequeña y permite recorrerla tranquilamente a pie. Si se llega a pie, la forma más atractiva, en mi opinión, es hacerlo desde el lado de la parte histórica y atravesar la pasarela peatonal que cruza el río Charente; de esta manera será Corto Maltés quien nos reciba... aunque no nos va a hacer mucho caso.
Otra sorpresa agradable, y donde se puede pasar mucho tiempo, es el vestíbulo que da acceso a la exposición permanente (de frente) y a las temporales (izquierda o derecha). Una buena colección de cómics permiten arrellanarse en algún sillón y dedicarse a la lectura.
Pero si lo que se desea es descubrir de forma inmediata los tesoros que guarda el museo, hay que atravesar la puerta de la caja fuerte y empezar a disfrutar de todos ellos:
Lo demás ya es cosa de cada cual.
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Versión terrorífica del cuento de los Andersen |
Una excelente librería, muy bien organizada y muy bien surtida, aguarda a la salida. Incluso se puede uno hacer con una postal de cualquiera de los títulos de Tintín, los tiene todos.
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