miércoles, 3 de agosto de 2022

LIBROS PARA PENSAR LA PAZ, 22

Editorial. Traducción: Juan Arnau.
Quienes no somos religiosos solemos dejar a un lado textos de esa procedencia, como si tuvieran una categoría intelectual inferior o como si lo que dijeran tan solo pudiera tener interés para quienes practican la creencia en la que se fundan. Afortunadamente, hay muchas excepciones. Una de ellas fue Gandhi, no por ser agnóstico, que no lo era, sino porque perteneciendo a la comunidad hindú nunca despreció lo que podían aportarle para enriquecer su propio pensamiento los textos de la tradición cristiana o musulmana. Así, desde su estancia en Sudáfrica, nunca abandonó la lectura del Corán ni de la Biblia —especialmente el sermón de la montaña—, además, como es comprensible, de la lectura del Bhagavad-gītā, texto sagrado de la religión hindú. De él solía leer con mucha asiduidad el capítulo segundo y sobre él centraba en muchas ocasiones su meditación. El par de citas que entresaco os llevará a entender el porqué de esta fidelidad.

Abandona el apego, pero na caigas en la pasividad. Recréate en la actividad, pero olvida sus frutos. Firme en el yoga, equlibrado, impertérrito ante el éxito o el fracaso, alcanzarás la cima del conocimiento (...) Cualquier actividad es inferior al cultivo de la mente. Busca refugio en ella. Quien ha disciplinado la mente deja atrás sus buenas y malas acciones (p 64).

Quien está continuamente pendiente de los objetos de los sentidos acaba encadenado a ellos. De ese lazo nace el deseo y del deseo la cólera. La cólera origina el error y el error el olvido. Un olvido que termina por aniquilar la inteligencia y producir la muerte. Sin embargo, cuando la atención se pone en la observación misma y no en su objeto, uno se libra de su atracción y repulsión, y, liberado, logra la quietud. Esa serenidad desarraiga toda desdicha y hace brillar la inteligencia. el que no cultiva la mente no es capaz de concentrarse, y sin meditación el pensamiento no logra la paz, en ausencia de la cual, ¿cómo podría haber alegría? (pp 65-66).

El Bhagavad-gītā es parte de ese inmenso monumento literario que conocemos como Mahabharata. Como bien nos recuerda la primera frase de la contraportada, constituye la esencia de la sabiduria hindú. Agrego yo: al interés como elemento de reflexión en torno a la paz hay que añadir el literario y el mitológico. Todas ellas son razones para no perderse el deleite que produce su lectura.

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3 comentarios:

  1. El Mahabharata me ha traído recuerdos de hace unos años , que le compré a mi nieta Uxue , que ahorra tiene 22 años El Mahabharata escrito por una niña ,de Samhita Arni (Siruela), lo solíamos leer cuando se quedaba a dormir .Perdona este recuerdo familiar. Un Abrazo

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    1. Hola, Manoli. No tengo nada que perdonar, al contrario, te agradezco tu comentario, aunque supongo que quieres decir que el Mahabharata que regalaste a tu nieta era una "adaptación" para niños que realizó Samhita Arni.
      Un abrazo.

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  2. Como se nota que has sido maestro .Gracias Un Abrazo

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