CANTAR DE LOS CANTARES
Capítulo 7
Coro
¡Torna, torna, Sulamita; torna, torna, que te contemplemos!
La esposa
¿Qué queréis contemplar en la Sulamita danzando a doble coro?
Coro
¡Qué bellos son tus pies con las sandalias, hija de príncipe! El contorno de tus caderas es una joya, obra de manos de orfebre.
Tu ombligo es un ánfora en que no falta el vino; tu vientre, acervo de trigo rodeado de azucenas.
Tus senos, dos cervastillos, mellizos de gacela.
Tu cuello, torre de marfil; tus ojos, dos piscinas de Hesebón, junto a la puerta de Bat-Rabin. Tu nariz, como la torre del Líbqno, que mira hacia Damasco.
Tu cabeza, como el Carmelo; la cabellera de tu cabeza es como púrpura real, entretejida en trenza.
El esposo
¡Qué hermosa eres, qué encantadora, qué amada, hija deliciosa!
Esbelto es tu talle como la palmera, y son tus senos sus racimos
Yo me dije: Voy a subir a la palmera, a tomar sus racimos; sean tus pechos racimos para mí.
El perfume de tu aliento es como el de las manzanas.
Tu palabra es vino generoso a mi paladar, que se desliza suavemente entre labios y dientes.
La esposa
Yo soy para mi amado, y a mí tienden sus anhelos.
Ven, amado mío, y salgamos al campo; haremos noche en las aldeas. Madrugaremos para ir a las viñas; veremos si brota ya la vid, si se entreabren las flores, si florecen losa granados, y allí te daré mis amores.
Ya dan su aroma las mandrágoras, y a nuestras puertas están los frutos exquisitos: los nuevos y lod sañejos, que guardo, amado mío, para ti.
(Versión de Eloíno Nacar y Alberto Colunga).
No he podido evitarlo. Ha sido un impulso irrefrenable. Esta pareja de palomas que se hacían arrumacos en una céntrica plaza de la ciudad me ha hecho recordar la pareja del Cantar de los Cantares.
Para quienes todavía se resisten a leer la Biblia porque creen que todos sus libros no son otra cosa que exposición de una determinada fe.
***
Путин, немедленно останови войну!
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