viernes, 24 de septiembre de 2021

ENSERES SALVAJES, JESÚS MARÍA CORMÁN

Jesús Mª Cormán delante de Todo, menos plano.

 Quedé con Jesús Mª Cormán el jueves 23 por la tarde en la Galería Kur, donde expone sus Enseres salvajes hasta el 15 de diciembre. Mi intención era hablar de la obra expuesta, de la naturaleza que anida tras la apariencia abstracta, del predominio del negro, del soporte salvaje en el que descansa la pintura, de sus referentes y obsesiones..., y me sale al paso un artista de generosa palabra que me va descubriendo, sorpresa tras sorpresa, alguien a quien yo desconocía por completo.

Sabía del letrista que había trabajado con Mikel Erentxun y había firmado éxitos tan contundentes como A un minuto de ti. Sabía de su quehacer poético —en esa entrada faltan los dos últimos títulos, La leña helada y Hay una sombra que nunca se apaga—. Ignoraba que también se había dedicado a la narración: Dama del abanico rosado y otras damas, Judas, La diadema líquida (las tres obras premiadas por la Diputación de Gipuzkoa en su momento) y Bye bye Manchester

Pero lo que desconocía completamente era la existencia de su heterónimo —sí, como los de Pessoa—, de su otro yo que se dedica a pintar con estilo académico paisajes realistas. Me cuenta la historia que ya se desveló en su momento a través de Alberto Moyano. Llevo, por tanto, ocho años de retraso. Tal vez yo sea la última persona en enterarme de la existencia de Jesús Mansé, el pintor que surgió hace dos décadas para poder expresar de otra manera el mundo interno de este creador incansable con quien estoy hablando. Para quien no conozca su obra remito a la página donde se exponen unos cuantos ejemplos.

Continuamos la conversación y me ofrece el catálogo de la exposición que estuvo en la Sala Menchu Gal hasta febrero de este año, donde estuvieron todas las obras —y otras más— que ahora se exponen aquí, en la Galería Kur, bajo el título de Salvajeza. El catálogo, además de recoger la obra pictórica, incluye un poemario. De esta manera, lo que vemos y lo que leemos construyen un elemento creativo más rico y poliédrico. Expresan con distintos lenguajes una misma emoción.

Utilizo el primer poema, que es el que acompaña a la obra Todo, menos plano.


SALVAJEZA


Ojalá yo estuviera aquí.

En este lugar

donde sólo halla espacio mi mente y al que regreso

sin piernas, sin manos, sin boca, sin ojos,

cada día, tantas veces.

A este lugar salvaje

en el que nunca debería ser esperado, pero lo soy siempre,

en este refugio al que poseo y profundamente me posee.


Ojalá yo estuviera aquí.

Pero, por una vez,

ojalá fuese en el cuerpo de un dios del norte

o de un poderoso animal extinto

o, si acaso, de un hombre vivo,

y si no, al menos, en la carne restante de un hombre

mutilado por su guerra interior.

Lo que sea

con tal de sentir que, de un modo u otro, esta piel suya

también es la mía,

y lo son estas raíces, y riscos, y valles,

y la humedad de sus cuencas, y lo que es su lluvia y sus mares

y su todo.


Ojalá yo estuviera aquí,

en este cuerpo.


Pero estar sólo en la cuarta parte que no es agua,

donde palpita, silenciosa,

la salvaje necesidad de tocar y sentirse tocado.


Debajo de estas líneas dejo algún otro ejemplo de los trabajos que podéis ver en la galería. Pintura abstracta que tiene sus raíces en el romanticismo y en el simbolismo. Abstracción que nos empuja a descubrir la naturaleza en sus trazos. Signos del agua y la tierra trasladados a la tela. Lenguaje pictórico que nos ofrece rastros de los elementos naturales. 

Acudid a disfrutar de los ecos de la belleza que brilla, colma y hiere.



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