lunes, 10 de febrero de 2020

BRONTË RECOMIENDA

Editorial


“A Iñigo Muguruza. A todos los hombres nuevos”. Un libro con esta dedicatoria solo puede ser bueno. Son las palabras que elige Karmele Jaio para empezar su última novela, La casa del padre.

A través de tres personajes, la escritora vitoriana nos hace reflexionar sobre las maneras que tenemos (inevitables, a veces) de construir y transmitir la masculinidad. Es una historia en la que los secretos y los silencios lo dicen todo.

Los protagonistas narran en primera persona un momento actual, un momento cualquiera, un momento en el que los cimientos de nuestra sociedad parece que se han agitado un poco. Ismael es un escritor bloqueado. Jasone es su mujer y parece que está ausente. Libe es amiga de Jasone y hermana de Ismael y está a punto de darse cuenta de que vive sin darse cuenta, sin pelear por lo que cree.

Y es que en La casa del padre, Karmele Jaio también nos hace plantearnos hasta qué punto decidimos lo que sucede en nuestras vidas. ¿Hay cosas que suceden porque sí? ¿Hay responsabilidades que nos vienen dadas? ¿Qué se espera de nosotros? ¿Es diferente si somos hombres o mujeres?

El caso de Ismael, Jasone y Libe es un caso concreto. Es personal, pero podría ser el de cualquiera. Que no se quede nadie sin entrar en esta casa, La casa del padre.


Y de regalo, un poema. Este de Gabriel Aresti que se titula igual.


LA CASA DEL PADRE

Defenderé

la casa de mi padre.

Contra los lobos,

contra la sequía,

contra la usura,

contra la justicia,

defenderé

la casa

de mi padre.

Perderé

los ganados,

los huertos,

los pinares;

perderé

los intereses,

las rentas,

los dividendos,

pero defenderé la casa de mi padre.

Me quitarán las armas

y con las manos defenderé

la casa de mi padre;

me cortarán las manos

y con los brazos defenderé

la casa de mi padre;

me dejarán

sin brazos,

sin hombros

y sin pechos,

y con el alma defenderé

la casa de mi padre.

Me moriré,

se perderá mi alma,

se perderá mi prole,

pero la casa de mi padre

seguirá

en pie.



Fuente: irun.com

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