Editorial |
A través de tres personajes, la escritora vitoriana nos hace reflexionar sobre las maneras que tenemos (inevitables, a veces) de construir y transmitir la masculinidad. Es una historia en la que los secretos y los silencios lo dicen todo.
Los protagonistas narran en primera persona un momento actual, un momento cualquiera, un momento en el que los cimientos de nuestra sociedad parece que se han agitado un poco. Ismael es un escritor bloqueado. Jasone es su mujer y parece que está ausente. Libe es amiga de Jasone y hermana de Ismael y está a punto de darse cuenta de que vive sin darse cuenta, sin pelear por lo que cree.
Y es que en La casa del padre, Karmele Jaio también nos hace plantearnos hasta qué punto decidimos lo que sucede en nuestras vidas. ¿Hay cosas que suceden porque sí? ¿Hay responsabilidades que nos vienen dadas? ¿Qué se espera de nosotros? ¿Es diferente si somos hombres o mujeres?
El caso de Ismael, Jasone y Libe es un caso concreto. Es personal, pero podría ser el de cualquiera. Que no se quede nadie sin entrar en esta casa, La casa del padre.
Y de regalo, un poema. Este de Gabriel Aresti que se titula igual.
LA CASA DEL PADRE
Defenderé
la casa de mi padre.
Contra los lobos,
contra la sequía,
contra la usura,
contra la justicia,
defenderé
la casa
de mi padre.
Perderé
los ganados,
los huertos,
los pinares;
perderé
los intereses,
las rentas,
los dividendos,
pero defenderé la casa de mi padre.
Me quitarán las armas
y con las manos defenderé
la casa de mi padre;
me cortarán las manos
y con los brazos defenderé
la casa de mi padre;
me dejarán
sin brazos,
sin hombros
y sin pechos,
y con el alma defenderé
la casa de mi padre.
Me moriré,
se perderá mi alma,
se perderá mi prole,
pero la casa de mi padre
seguirá
en pie.
Fuente: irun.com |
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Este blog es personal. Si quieres dejar algún comentario, yo te lo agradezco, pero no hago públicos los que no se atienen a las normas de respeto y cortesía que deben regir una sociedad civilizada, lo que incluye el hecho de que los firmes. De esa forma podré contestarte.