sábado, 29 de diciembre de 2018

L'INTRUS, EL ARTE COMO REFLEXIÓN SOCIAL

Nadia Barkate, acuarelas.
No es necesario haber leído El intrusoJean-Luc Nancy, para entrar en el meollo de esta exposición. Ahora bien, quien quiera puede hacerlo y llegará así con un bagaje mayor para situarse ante lo que en ella se nos ofrece. En cualquier caso, la publicación —Orriak 11— sobre la exposición es suficientemente rica y explícita como para no necesitar más literatura. De ella tomo los dos primeros párrafos que Natasha Marie Llorens, comisaria de la exposición, ha redactado para su introducción y que me parecen suficientemente explícitos:

«Para decirlo sin rodeos, ¿debería interpretar esta exposición como un diagnóstico de lo que está sucediendo en el mundo en este momento? Y, ¿debo entender que este diagnóstico se refiere principalmente a lo que está sucediendo en Europa? ¿Acaso no es lo que le está sucediendo a Europa, en última instancia, una consecuencia de lo que Europa se niega a abordar, excepto de manera sintomática? ¿Dónde está la crisis «real» en esta crisis? ¿De dónde proviene la violencia «real», y quién es el «auténtico» extraño?»

Hago una pausa. En efecto, aunque numerosos artistas de L’Intrus no son europeos, se trata de una exposición sobre el problema creado por Europa y su imposible fruto imperial, los Estados Unidos. L’Intrus pone en escena un abanico de respuestas ante el proceso de fantasear con que la extrañeza es algo externo al cuerpo, tanto a nivel individual como a nivel socio-político y colectivo. Doy por sentado que este problema se originó en Europa, en el seno de la división cartesiana del cuerpo y la mente, y de la evolución de esa división en forma de deseo de alguna forma universal de humanismo. Digo «deseo» porque insistir en la uniformidad a través de una abstracción —la noción de lo humano— puede implicar e implica frecuentemente una negación de la violencia estructural y sus efectos sobre el cuerpo. La réplica al movimiento Black Lives Matter en los Estados Unidos de que «todas las vidas importan» es el hijo bastardo de esta noción. 

La exposición permanece abierta hasta el 3 de febrero de 2019 en la Sala de Exposiciones 1 de Tabakalera.


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