Tumba de Indalecio Bizcarrondo, Bilintx. Polloe. |
Vilinch no es una víctima del mal du síècle ni un pesimista que maldice de la existencia: su humorismo agridulce, aparentemente aéreo e inconsistente, le protegía contra toda adversidad con una coraza que no le hubieran proporcionado las más severas máximas estoicas. Pero era hombre de sentimientos delicados e intensos y en su vida no debieron faltar los desengaños amorosos: acaso más que desengaños fueron ya desde el principio sueños irrealizables. Entonces, ante la imposibilidad y el fracaso, suena en los versos de Vilinch una queja tan personal y desnuda que resulta casi impúdica, de un impudor que todavía hace más descarado lo humorístico de la forma en que a veces la envuelve. Sus versos son excepcionales en una literatura recatada en que los poetas huyen avergonzados de toda confesión demasiado íntima, como de algo humillante y penoso.
En esta composición, Izazu nitzaz kupira —Ten compasión de mí—, toda lamento melancólico ante la falta de correspondencia por parte de la amada, podemos apreciar el tono romántico del que Mitxelena nos habla. Los dos primeros versos utilizan una hermosa comparación:
Loriak udan intza bezela
maite det dama gazte bat
Igual que las flores aman en verano el rocío amo yo a una joven dama.
Loriak udan intza bezela
maite det dama gazte bat
Igual que las flores aman en verano el rocío amo yo a una joven dama.
La ciudad le recuerda con esta placa colocada en la calle que lleva su nombre.
Fuente: Auñamendi. |
El texto dice: Indalezio Bizkarrondo, "Bilintx", 1831-1876. Donostia a su amado poeta. 1964.
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