miércoles, 28 de noviembre de 2018

EL SILENCIO Y LOS CRUJIDOS. TRÍPTICO DE LA SOLEDAD

Pilar Adón y Jon Bilbao. Fuente: Donostia kultura
Editorial














Vuelvo a dejarme seducir por las palabras del autor, y como los ejemplares de El silencio y los crujidos disponibles en las bibliotecas de mi ciudad están todos prestados, decido hacerme con el libro. Creo que voy a superar con creces este mes mi exigua media de lectura dedicada a la ficción. 

Como bien se remarcó en la presentación, y el subtítulo nos recuerda, El silencio y los crujidos es un tríptico en el que se recogen tres historias sobre la soledad. No la soledad no deseada, esa que afecta especialmente a la gente mayor y por la que en el Reino Unido han decidido crear un ministerio dedicado a subsanar sus terribles efectos. Jon Bilbao reflexiona sobre la soledad buscada y decidida por quien se sumerge en ella. Y para eso se vale de tres historias ambientadas en escenarios y circunstancias muy diferentes.

Columna nos lleva al Imperio Bizantino donde un estilita —uno de esos monjes que decidían vivir apartados del mundo en una plataforma colocada sobre una columna— decide abandonar el mundanal ruido y vivir de la oración y cuanto suplicantes que a él acudan decidan ofrecerle para alimentarse.

Tepuy nos presenta a un biólogo en los años 60 que ha descubierto una nueva especie de rana en un recóndito paraje de la selva amazónica, en un tepuy —esas mesetas inaccesibles y totalmente aisladas— al que ha llegado mediante un helicóptero y donde convive con una anaconda.

Torre se sitúa en un futuro muy inmediato en Menorca, adonde se ha retirado un tipo que se ha forrado gracias a una aplicación de su invención. La aplicación inserta la cara de la persona fotografiada en la de un actor o actriz porno en pleno trabajo.

Los tres protagonistas buscan de forma voluntaria el aislamiento. Todos ellos se llaman Juan. Ambos tres son rondados por una figura femenina a la que se le da el nombre de Una. Estamos leyendo, por consiguiente, una misma historia con diversas variantes y, por supuesto, consecuencias distintas, de ahí que la palabra tríptico tenga un sentido certero y exacto.

Moraleja: si quieres vivir en soledad —siempre relativa—, hazlo siempre que ese aislamiento esté a favor de algo, no la busques como una huida. 

A veces, inquietante; otras, divertido; siempre, original y efectivo.

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