Dicen los libros que un 29 de enero de hace muchos, muchos años, se estrenó la más juvenil, apasionada y trágica historia de amor, Romeo y Julieta. Dicen también los libros que no es la mejor obra del más insigne de los dramaturgos, pero eso poco importa a los enamorados, que se deshacen en lágrimas mientras lloran la desgracia de los amantes más tiernos de la historia del teatro.
Hablan los libros del genio dramático y del lirismo de la obra, pero qué les importa a los espectadores toda esa retórica si lo que quieren es perderse en las emociones, si lo que les gusta es sentirse Mercucio cuando habla Mercucio, ser la Nodriza cuando la Nodriza interviene, y no dejar nunca de participar en la fascinación que sienten los dos amantes más famosos de la historia.
Y es que digan lo que digan los libros a Romeo y Julieta acudimos para dejarnos arrastrar por la adolescencia, para dejarnos engañar por la atracción de sus protagonistas, para dejar en suspenso durante un par de horas el orden racional del mundo y descubrir una vez más que el amor no tiene límites y que nos gustaría vivir en ese estado durante mucho tiempo.
***
Ediciones, lo mismo que representaciones, hay una infinidad. La que aquí os dejo es una de bolsillo con una buena traducción. La representación es un trabajo de José Antonio Páramo para el célebre Estudio 1 de los años 70. Ana Belén interpretaba el papel de Julieta.
"El espacio puede tener un horizonte y el tiempo un final, pero la aventura del aprendizaje es interminable". Timothy Ferris. La aventura del Universo.
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lunes, 29 de enero de 2018
domingo, 21 de septiembre de 2014
A PROPÓSITO DE LA DIVINA COMEDIA
¿Se puede leer hoy la Divina
Comedia sin caer en un profundo aburrimiento?
Dar respuesta a esta
pregunta es, claro, tarea personal e intransferible. A mí me correspondería aquí
hablar de sus virtudes, aunque esto puede que tampoco evite el sopor personal
de cada cual, pues tal vez las virtudes intrínsecas de una obra no coincidan
con los gustos personales y sea ésta tarea insuficiente para acercar la obra al
público lector. En este caso, ¿podemos seguir hablando de la Divina Comedia
como un clásico universal? ¿Es lícito mantener como clásica la obra que hoy no
se lee si no es por obligación o imperativo académico? ¿Lo que en su momento
gustó, pero en la actualidad no gusta, qué status mantiene en la Historia de la
Literatura? ¿Aquellas obras que solo son capaces de disfrutar una pequeñísima
porción de la población lectora muy preparada, continúan manteniendo la
posición de clásicas? ¿Podemos decir que es una obra clásica la que se ha
alejado de los gustos e intereses actuales de la población? ¿Cómo definimos lo
clásico?
Vayamos, pues, con las virtudes
de esta obra, tal vez así podamos responder con mayor criterio a alguna de las
preguntas anteriores. Utilizo solamente aquellos rasgos que reconocidos
analistas y expertos en la obra del florentino han señalado de manera
reiterativa. Intento, de esta manera, buscar la mayor objetividad posible y
apartar mis propios gustos de este análisis. Y, de entre esos rasgos, me
decanto por los que tienen que ver con valores literarios, ya que de literatura
es de lo que hablamos y no de teología, por ejemplo.
El primero y más
importante de todos ellos es la fabulosa riqueza del lenguaje que aparece en la
obra. Según se nos hace saber es tal el dominio del que Dante hace gala, que
hoy, en Italia, se le considera como el “padre del idioma”, como “el sumo
poeta”. En buena medida, la utilización del toscano por su parte, hace que la
“lengua vulgar” empiece a ser considerada tan digna como el latín y tan apta
como esta para expresar grandes ideas y, en consecuencia, para construir la
literatura del país. Esta formidable destreza en el uso del lenguaje, nos
advierten los expertos, lleva al poeta a utilizar registros distintos en
función de que estemos atravesando el infierno, el purgatorio o el paraíso.
Otra cualidad, si no de la
obra sí del autor, es el impresionante esfuerzo para construirla toda ella en
tercetos encadenados (invención, por cierto, del poeta), que van
multiplicándose hasta producir 33 cantos para cada uno de los paisajes míticos
por los que el poeta-protagonista va pasando. Y no estamos hablando
precisamente de una obra breve, ni mucho menos. Todo ello exige concentración,
esfuerzo y dominio técnico. Más aún si tenemos en cuenta que se trata de una
obra alegórica, en la que el número tiene su propio significado (el tres, la
trinidad; el poema tiene 3 partes que constan de 33 cantos que junto con el
canto inicial dan un total de 100, el número de la perfección; cada territorio
se divide en 9 tramos, tres al cuadrado).
Fundamental es, entre las
virtudes del texto, la enorme riqueza y variedad de los endecasílabos, la
multitud de rimas diferentes, la destreza en el uso de los ritmos y los acentos
del verso, la increíble capacidad técnica para no caer en la repetición en una
obra tan gigantesca donde por mucha variedad que haya parece que lo natural es
incurrir en ella. Es necesario advertir aquí que este tipo de habilidades técnicas
se pierden en la mayoría de las traducciones (la de Martínez Merlo intenta
mantener el ritmo interno; las de Ángel Crespo y Bartolomé Mitre conservan la
estrofa completa, pero no conozco todas las traducciones). Por otra, en la actualidad el público
lector se inclina preferentemente por las traducciones en prosa.
Reseñable es, sin duda, el
conocimiento enciclopédico de Dante con respecto a casi todos los temas y
materias, especialmente la teología de la época, sin despreciar los referidos a
la astronomía, aunque dudo de que el vasto saber de un escritor pueda ser
considerado como un mérito literario. Sí lo sería, en cambio, la gran capacidad
para crear personajes que señalan diversos analista, pero ahí ya no tengo yo
tan claro que podamos atribuir a mérito del autor el que por su obra desfilen
cientos de personajes, de los cuales creación propiamente suya serían Beatriz y
él mismo. Y en este caso no diría que se trata de una creación precisamente
literaria. En cualquier caso, de Beatriz no podemos decir que tenga una gran
personalidad.
Sin embargo, y a pesar de
todo, por muchas virtudes estéticas que queramos reseñar, el viaje acompañando
a Dante por esos tres espacios de la mitología cristiana, hoy desechados, no
impide la fatiga ni la falta de interés, porque lo fundamental resulta tan
falso y fraudulento que uno termina por cansarse. Alguien dirá, tal vez, que,
con respecto a la falsedad, otro tanto ocurre con la literatura clásica
greco-latina. No es así, porque la intención de la Comedia es literal,
mientras que la de sus predecesores es solamente literaria. Las Metamorfosis,
por citar un ejemplo, no pretende describirnos un mundo realmente
existente, y así lo entendían los lectores de ayer y lo entienden los de hoy.
Se me dirá también que la
poesía no tiene como centro de interés lo que comunica, que lo importante es la
expresión, la capacidad de creación estética que se logra a través de las
palabras. A mí, y hablo sólo por mí, no me interesa la hermosa sonoridad de una
oración con una elevada belleza formal si lo que comunica es simplemente falso
o claramente nada —¿a alguien le interesa hoy verdaderamente saber del cielo,
sus virtudes y cómo alcanzarlo?—. Pero por lo que me estoy preguntando aquí es
por la permanencia entre los clásicos de una obra que, hasta donde yo conozco y
no conozco a todos los posibles lectores, ha dejado de interesar a la comunidad
lectora.
No quiero que se me
entienda mal. No estoy diciendo que el criterio de calidad venga determinado
por la mayor o menor cantidad de personas que leen un determinado título. El best
seller, en general, carece de calidad y los libros que hoy venden millones
de ejemplares seguramente estarán fuera de la circulación dentro de un siglo.
Sin embargo, en la actualidad una persona no preparada especialmente puede leer
Romeo y Julieta y emocionarse con ella, puede leer El avaro y
soltar más de una risa, puede —me voy más lejos— leer La Odisea sin que
se le caiga de las manos, aunque quizá le resulte repugnante la escabechina que
Ulises organiza en su palacio. Ese mismo lector no llega a terminar nunca la
primera parte de la Comedia. ¿Es esto lo que esperamos de un clásico?
Pero hay más. Posiblemente
lo más importante. De un clásico no esperamos una visión del mundo tan sesgada
que deje fuera de su lectura a una gran parte de la humanidad. Yo leo La novela de Genji, y por muy diferente que sea la cultura y la época de
procedencia, el libro no me expulsa. Leo el Cántico espiritual y no
necesito la fe de Juan de la Cruz para disfrutarlo. Leo Los viajes de Gulliver
y la fantasía del relato no pide en ningún momento que admita la existencia de
semejantes lugares. La Comedia, por el contrario, exige del lector la
aceptación de unas creencias que se oponen a cualquier uso de la razón. Es más
religión que literatura, más fe que humanidad y eso no es lo que se espera de
una obra clásica.
viernes, 29 de enero de 2016
TAL DÍA COMO HOY DE 1595 SE ESTRENÓ ROMEO Y JULIETA
Balcón de Romeo y Julieta. Verona. |
Soy de los que suelen preferir leer las obras de teatro clásicas a verlas representadas sobre un escenario; sin embargo, reconozco que las obras del dramaturgo inglés se han llevado muy bien a la escena e incluso a la pantalla.
Sea como sea, y para celebrar el aniversario, aquí os dejo el enlace al texto completo, y, para los más perezosos, el audiolibro que algún alma bendita nos ha dejado en YouTube. Disfrutadlo.
sábado, 4 de agosto de 2018
LA HISTORIA DE TRISTÁN E ISOLDA
Las ediciones sobre las venturas y desventuras de Tristán e Isolda, o Tristán e Iseo, como prefiráis, son innumerables desde que empezaron a transmitirse oralmente a través de trovadores medievales y a partir del siglo XII en forma escrita por Thomas de Inglaterra, primeramente, y por Béroul poco después.
La pareja de amantes formada por el caballero Tristán y la reina Isolda, forma parte de la mitología europea, es la primera de todas ellas y la que inspira a otras parejas tan célebres y trágicas como Romeo y Julieta, la más insigne de todas ellas. Una historia tan sugestiva y fascinante como desdichada. ¿Qué más podemos pedir para quedar atrapados en el relato?
La historia tiene todos los atractivos necesarios para subyugarnos a poco sensibles que seamos a los relatos de amor romántico y aventuras épicas; además, conjuga perfectamente los elementos de tradición celta, los de ascendencia clásica y los aún más antiguos de origen indoeuropeo. El entorno social, la ética profana del amor, el conflicto entre libertad individual y las instituciones..., todo contribuye para que no queramos dejar la lectura una vez iniciada.
Los personajes fueron incorporados rápidamente al ciclo artúrico, habitaron en la imaginación europea medieval, se incrustaron en el romancero popular, fueron acogidos con entusiasmo en la época romántica, crecieron con la atención de la Hermandad Prerrafaelita y alcanzaron su apogeo con la ópera que Wagner les dedicó. Como indica Isabel de Riquer, este intenso intercambio entre los deseos del público y las aportaciones de los escritores y de los artistas evidencia el atractivo que suscitó, y que nunca ha dejado de suscitar, la historia, tantas veces repetida, de los amores de Tristán e Iseo (La literatura admirable, p 116).
Las vacaciones de verano pueden ser el momento ideal para leerla, tanto en la adaptación en sencilla y hermosa prosa que el romanista Joseph Bédier realizó, como en cualquier otra que encontréis.
La pareja de amantes formada por el caballero Tristán y la reina Isolda, forma parte de la mitología europea, es la primera de todas ellas y la que inspira a otras parejas tan célebres y trágicas como Romeo y Julieta, la más insigne de todas ellas. Una historia tan sugestiva y fascinante como desdichada. ¿Qué más podemos pedir para quedar atrapados en el relato?
La historia tiene todos los atractivos necesarios para subyugarnos a poco sensibles que seamos a los relatos de amor romántico y aventuras épicas; además, conjuga perfectamente los elementos de tradición celta, los de ascendencia clásica y los aún más antiguos de origen indoeuropeo. El entorno social, la ética profana del amor, el conflicto entre libertad individual y las instituciones..., todo contribuye para que no queramos dejar la lectura una vez iniciada.
Los personajes fueron incorporados rápidamente al ciclo artúrico, habitaron en la imaginación europea medieval, se incrustaron en el romancero popular, fueron acogidos con entusiasmo en la época romántica, crecieron con la atención de la Hermandad Prerrafaelita y alcanzaron su apogeo con la ópera que Wagner les dedicó. Como indica Isabel de Riquer, este intenso intercambio entre los deseos del público y las aportaciones de los escritores y de los artistas evidencia el atractivo que suscitó, y que nunca ha dejado de suscitar, la historia, tantas veces repetida, de los amores de Tristán e Iseo (La literatura admirable, p 116).
Las vacaciones de verano pueden ser el momento ideal para leerla, tanto en la adaptación en sencilla y hermosa prosa que el romanista Joseph Bédier realizó, como en cualquier otra que encontréis.
sábado, 23 de marzo de 2013
NICANOR PARRA, 1
Que Dios nos libre de los comerciantes
sólo buscan el lucro personal
que nos libre de Romeo y Julieta
sólo buscan la dicha personal
líbrenos de poetas y prosistas
que sólo buscan fama personal
líbrenos de los Héroes de Iquique
líbrenos de los Padres de la Patria
no queremos estatuas personales
si todavía tiene poder el Señor
que nos libre de todos esos demonios
y que también nos libre de nosotros mismos
en cada uno de nosotros hay
una alimaña que nos chupa la médula
un comerciante ávido de lucro
un Romeo demente que sólo sueña con poseer a Julieta
un héroe teatral
en connivencia con su propia estatua
Dios nos libre de todos estos demonios
si todavía sigue siendo Dios.
sólo buscan el lucro personal
que nos libre de Romeo y Julieta
sólo buscan la dicha personal
líbrenos de poetas y prosistas
que sólo buscan fama personal
líbrenos de los Héroes de Iquique
líbrenos de los Padres de la Patria
no queremos estatuas personales
si todavía tiene poder el Señor
que nos libre de todos esos demonios
y que también nos libre de nosotros mismos
en cada uno de nosotros hay
una alimaña que nos chupa la médula
un comerciante ávido de lucro
un Romeo demente que sólo sueña con poseer a Julieta
un héroe teatral
en connivencia con su propia estatua
Dios nos libre de todos estos demonios
si todavía sigue siendo Dios.
La mejor manera de hacerse con un escritor es tener sus obras completas. Galaxia Gutenberg lo tiene en dos tomos, a 55€ cada uno. Tampoco es necesario comprarlo todo, porque para eso están las bibliotecas.
Una excelente alternativa puede ser la antología Páginas en blanco, editada por la Universidad de Salamanca en su colección Biblioteca de América con motivo del premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. 15€ por casi 500 páginas llenas de excelente material.
Si lo que queréis es sólo una primera aproximación al poeta, leer unos pocos poemas, enteraros de su biografía y poco más, entonces os sugiero que paséis por cualquiera de estos dos espacios dedicados al poeta chileno:
- La Anti-web dedica a él.
- O la más completa, pero menos juguetona página que le dedica la Universidad de Chile.
También podéis disfrutar con alguno de los muchos poemas recitados por él mismo que están alojados en Youtube o en Vimeo. Yo os dejo el enlace a un vídeo de minuto y medio en el que Carlos Amor aprovecha al máximo el espacio para hacernos una digna presentación del poeta con ocasión del Premio Cervantes.
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