martes, 17 de diciembre de 2024

MONASTERIO DE IRACHE

El día salió frío, pero luminoso

Claustro del monasterio

El monasterio de Irache (en ese enlace os cuentan la historia y hay una buena descripción), como casi todas las construcciones de cierto nivel, ha atravesado por distintas fases. Comienza siendo románico, continúa gótico y se pone renacentista e incluso herreriano. Después llegarán más añadidos y también más desgracias y abandonos, pero esa es otra historia.

Nada más llegar y entrar en el primer claustro, el nuevo, el que sirve de antesala para acceder al plateresco, me encuentro con una exposición de 30 paneles elaborados en su momento por el Centro de Estudios Tierra Estella que recogen los elementos arquitectónicos y escultóricos del monasterio. Es una información gráfica y textual muy completa que puede incluso servir de juego para, una vez en el interior, intentar localizar algunos de los elementos recogidos en los paneles (importante: si queréis apreciar los capiteles o el mismo tetramorfos, no olvidéis unos pequeños prismáticos). 

Dejo una muestra de los estupendos carteles: 







Una vez recorrido el claustro y disfrutado con sus maravillosos capiteles (no os perdáis al maestro Oyarzábal, quien dejó su busto labrado en el ángulo de entrada al claustro, en la confluencia de las crujías occidental y meridional), accederemos a la iglesia a través de la puerta Preciosa, que hace honor a su nombre.


Inmediatamente después de entrar, a la derecha, por eso de seguir en el siglo XVI, se encuentra la sacristía, que tiene una hermosa bóveda estrellada y en cada una de las claves están representados personajes relacionados con el monasterio, entre ellos, el bueno de Veremundo (no dejéis de leer las leyendas al final de la página enlazada), cuyo sepulcro podréis ver adosado a la pared norte de la iglesia.
 

De la iglesia yo destacaría la sencillez, el equilibrio y la simplicidad de las líneas constructivas. 


El ábsdide central, donde se suceden entablamento, arcos de medio punto, óculos y bóveda de horno, me parece simplemente magnífico en su resolución. 




Regreso al exterior. Ahí destaca por su altura la torre herreriana y la portada de macizas arquivoltas apuntadas por su contundencia, mientras que las columnas sobre las que van a dar las arquivoltas tienen hermosos capiteles historiados (los de la derecha) y ornamentación vegetal (los de las izquierda).



El regalo final está en la magnífica cabecera que contiene una estupenda colección de 38 canecillos distribuidos en dos líneas: la superior, bajo el alero; la inferior, en el extremo de cada uno de los arcos polilobulados. Y aquí es donde me alegro especialmente de haber traído los prismáticos y lamento profundamente haberme olvidado de la cámara.

Después de unos cuantos intentos, consigo recoger con el móvil aplicado a los gemelos de teatro esta imagen de lo que en los carteles del interior se describe como arpía con cogulla y que una guía del románico navarro afirma que se trata de un dragón con caperuza. A mí este ser cubierto con tocado en forma de capirote me parece absolutamente tierno y encantador.


PS: En esta página (magnífica) están recogidas todas las figuras que aparecen esculpidas en la cabecera del templo... y de todo, absolutamente todo lo demás.

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lunes, 16 de diciembre de 2024

EXPOSICIÓN "12 CM" (Pasaia)


La exposición 12cm, como su nombre indica, recoge trabajos artísticos cuya única condición es que se ajusten a ese formato: 12 centímetros de alto, 12 de ancho y 12 de alto., si el trabajo el trabajo presentado tiene volumen. 

La exposición se inauguró el pasado día 14 y permanecerá abierta hasta el 19 de enero de 2025 en la sala municipal de Pasajes de San Pedro. Posteriormente, podrá verse en en Hendaia del 5 al 22 de febrero (sala Mendizola). Y ya en abril estará en Arguedas, del 5 al 20 (en la sala La Capilla).

Dejo aquí una pequeñísima muestra de trabajos en representación de la gran variedad de estilos, técnicas y materiales empleados: 















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domingo, 15 de diciembre de 2024

LÁGRIMA, Francisco Tárrega


Francisco Tárrega (1852 - 1909), compositor y excelente guitarrista, posiblemente le debamos el interés por la guitarra como instrumento de concierto, ya que en vida alcanzó fama internacional y se le llegó a conocer como el Sarasate de la guitarra

Fue precisamente durante una estancia en Londres, a donde acudió para dar un concierto y, según cuenta Miloš Karadaglić, estuvo lloviendo todo el tiempo y se sentía muy deprimido y nostálgico, y entonces escribió esta sencilla pieza, cada una de cuyas notas es una lágrima. Es una obra delicadísima y en ella hay mucho más de lo que se ve en la partitura.

Interpreta: Tatyana Ryzhkova.

Que la música os sea favorable.

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viernes, 13 de diciembre de 2024

REGALOS DEL DÍA (Diario de un epicúreo agradecido), 18




Tal vez porque me muevo entre libros y porque la mayor parte del tiempo se lo dedico a la poesía, nunca había dedicado esta sección a la poesía. Han tenido que ser cuatro encuentros en libros que no son de poesía, es decir, citas de acá y de allá, las que me han llevado a ofrecer este espacio a mi más querido género literario. 

Como se ve, todas coinciden en un mismo tema y la primera, que no es poesía sino aforismo filosófico, la he dejado en el mismo color, pues tal y como aparece, extraída de su entorno, y sin conocimiento previo, bien puede funcionar como tal.

Lo curioso del caso es que las cuatro me salieron al paso el mismo día. Teniendo en cuenta que los libros donde se encontraban eran libros de muy distintos géneros, la cosecha me parece extraordinaria. Un auténtico regalo. 


La muerte no es un acontecimiento de la vida.
La muerte no se vive .
Si por eternidad se entiende no una duración temporal infinita, sino la intemporalidad, entonces vive eternamente quien vive en el presente.
Nuestra vida es tan infinita como ilimitado nuestro campo visual.

Wittgenstein, Tractatus Logico-Philosophicus. Traducción: Enrique Tierno Galván.





¡Seres de un día! ¿Qué es uno? ¿Qué no es? El hombre es
el sueño de una sombra. Mas cuando llega
un rayo de luz enviado por Zeus, un resplandor brillante
le distingue entre las gentes y su existencia es gozosa.




Pues nada ha naufragado ni se complace en las cenizas;
Y a quien sabe ver cómo la tierra se consuma en sus frutos
No le perturba el fracaso aunque lo haya perdido todo.




No hay vida 
que no sea, aunque sólo un instante,
inmortal.


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miércoles, 11 de diciembre de 2024

UN LIBRO, UN POEMA (Wisława Szymborska)

Traducción:
#unlibrounpoema


Wisława Szymborska (1923-2012), a quien ya he dedicado algunas entradas, es una de las escritoras que más aprecio y más disfruto. Su altísima categoría humana, la profundidad de su mensaje, la universalidad de los temas que ha trabajado y las preocupaciones a las que ha dedicado su escritura la convierten, en mi panteón personal, en una de las obras imprescindibles de toda la literatura universal. 

Un ejemplo:



OPINIÓN SOBRE LA PORNOGRAFÍA

No hay mayor lujuria que el pensar.
Se propaga este escarce como la mala hierba
en el surco destinado para las margaritas.

No hay nada sagrado para aquellos que piensan.
Es insolente llamar a las cosas por su nombre,
los viciosos análisis, las síntesis lascivas,
la persecución salvaje y perversa de un hecho desnudo,
el manoseo obsceno de delicados temas,
los roces al expresar opiniones: música celestial en sus oídos.

A plena luz del día o al amparo de la noche
se unen en parejas, triángulos y círculos.
Aquí cualquiera puede ser el sexo y la edad de los que juegan.
Les brillan los ojos, les arden las mejillas.
El amigo corrompe al amigo.
Degeneradas hijas pervierten a su padre.
Un hermano chulea a su hermana menor.

Otros son los frutos que desean
del prohibido árbol del conocimiento,
y no las rosadas nalgas de las revistas ilustradas,
pornografía esa tan ingenua en el fondo.
Les divierten libros que no están ilustrados.
Sólo son más amenos por frases especiales
marcadas con la uña o con un lápiz.

¡Qué horror, en qué posturas,
con qué indecente sencillez
logra una mente fecundar a otra!
Posturas que ignora el Kamasutra.

Durante esas citas, apenas si es el té lo que calienta.
La gente, en las sillas, mueve los labios.
coloca sin ayuda pierna sobre pierna.
Un pie, de esa manera, se apoyará en el suelo,
y el otro libremente se mecerá en el aire.
En ocasiones alguien se levanta,
se acerca a la ventana
y a través de la raja que dejan las cortinas
espía la calle.

No es necesario poner mucha atención para darnos cuenta de que el recurso principal con el que juega Szymborska es la ironía, y lo hace con grandes dosis de humor, pero el tema del que está hablando no es la pornografía. En el poema subyace un magnífica ejemplificación del eudemonismo aristotélico. Permitidme que exponga, aunque sea muy brevemente la cuestión.

Aristóteles nos recuerda en su Ética a Nicómaco que 
el ser humano es feliz cuando desarrolla del modo más perfecto posible su esencia y su función específica, es decir, cuando se autorrealiza como tal. Eso sí, nos hace falta saber cuál es el rasgo definitorio de un ser humano. Para averiguarlo va analizando cuantas acciones realizamos en busca de aquellas que puedan ser realmente nuestras y solamente nuestras.

Desde luego, los seres humanos realizamos múltiples actividades. Muchas de ellas, como alimentarnos, reproducirnos o crecer, las compartimos con todos los seres vivos, ya sean vegetales o animales, luego esas no son las específicamente nuestras; otras, como la capacidad de movernos, de sentir o de aprender, las compartimos con los animales, luego tampoco son las que buscamos. 

Después de una larga indagación, la única actividad humana que encuentra propia y exclusiva de las personas es la capacidad de pensar y razonar. Así que seremos buenas personas y estaremos más cerca de la felicidad cuanto mejor ejerzamos la racionalidad a lo largo de nuestra vida... y no esté, por tanto, dominada por la pornografía, quiero decir por el deseo, por las irracionales pasiones.

Y qué estupendo verso sobre la pasión del conocimiento: 
No hay nada sagrado para aquellos que piensan.

Que la felicidad de la poesía y del conocimiento os acompañen.

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martes, 10 de diciembre de 2024

DÍA INTERNACIONAL DE LOS DDHH

En la página web de Donostia Sustapena se dice lo siguiente:

La Campaña de Navidad de San Sebastián, organizada por la concejalía de Economía y Empleo Local a través de Fomento de San Sebastián, ha querido conmemorar, junto con el área de Derechos Humanos del Ayuntamiento, el Día Internacional de los Derechos Humanos con la inauguración de la exposición ESPAZIO, una propuesta efímera del artista donostiarra Iñigo Arístegui.

En una época marcada por la celebración y el espíritu navideño, ESPAZIO recuerda que la Campaña de Navidad no solo son luces y alegría, sino también una oportunidad para reflexionar sobre valores como la convivencia y la paz. El proyecto destaca el compromiso de la ciudad con el arte y los derechos humanos como herramientas para inspirar y promover el diálogo.

Los lugares y momentos elegidos para ser representados de forma abstracta han sido estos:
  • Donostia / San Sebastián. 31 de agosto de 1813, 13:15. (En recuerdo de la destrucción de la ciudad).
  • Hiroshima. 6 de agosto de 1945, 08:15Nagashaki. 9 de agosto de 1948, 11.02 (En homenaje a las víctimas de la bomba atómica y al reconocimiento del Premio Nobel de la Paz 2024 otorgado a la asociación de supervivientes de ambas ciudades).
  • Nueva York, 1ª torre. 11 de septiembre de 2001, 08:46 y Nueva York, 2ª torre. 11 de septiembre de 2001, 09.03. (En memoria de los atentados que cambiaron el curso de la historia reciente).


El día elegido ha sido hoy porque hoy se conmemora el Día Internacional de los Derechos Humanos.


El autor de las piezas, Iñigo Aristegui, ha comentado que el Proyecto Artístico EsPAZIo ahonda en la razón y el pensamiento, principio de la convivencia. Las esculturas son estáticas hasta que el intelecto las pone en movimiento. Un año, un mes, un día, una hora, un instante que cambió a millones de personas. La reconstrucción de la convivencia en conexiones es reflejada en encuentros, punto de partida para pensar y razonar


Las esculturas estarán en el Mirador del Alto de San Bartolomé hasta el próximo 10 de marzo. Además, y de manera gratuita, los días 3 y 31 de enero y 28 de febrero, en EKINN, se celebrarán varias conferencias a cargo de Iñigo Aristegi, al que acompañarán historiadores que contextualizarán cada uno de estos momentos históricos.



PS: Y si queréis descargaros el cartel que ha sacado Amnistía Internacional con motivo del día, pasad por aquí.

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CRIATURAS EFÍMERAS, Mauro Bonazzi

Traducción: Manuel Cuesta
He sucumbido a la belleza de este libro. Lo he leído en un par de sentadas. Fascinante. No se me ocurre mejor publicidad que transcribir el primer capítulo que Mauro Bonazzi titula como Ser humanos, que de eso y no de otra cosa trata este bellísimo paseo por la vida... y por la muerte.


Ser humanos 

(a modo de prefacio)


Corazón, corazón, de irremediables penas agitado, 

¡álzate! Rechaza a los enemigos oponiéndoles 

el pecho, y en las emboscadas traidoras sostente

con firmeza. Y ni, al vencer, demasiado te ufanes,

ni, vencido, te desplomes a sollozar en casa. 

En las alegrías alégrate y en los pesares gime 

sin excesos. Advierte el vaivén del destino humano. 

Arquíloco de Paros


 La civilización griega produjo una reflexión luminosa sobre el sentido de la condición humana —sobre aquello que somos y sobre el valor de nuestras vidas— que fue capaz de atravesar los siglos influyendo y estimulando a grandes escritores y grandes pensadores. Lo hizo partiendo del tema de la muerte: ese es el punto de acometida. La muerte es, en efecto, un escándalo, un misterio: algo que no conseguimos y no podemos aceptar. Pero el problema no es tanto el hecho en sí de tener que morir. (De eso nos hacemos cargo todos.) Lo que resulta insoportable es la idea de que ese hecho —el hecho de que, antes o después, tendremos que irnos— amenaza con quitar valor a nuestra existencia aquí y ahora. Porque ¿qué sentido tiene algo que no existía, existe y no existirá? ¿Qué valor tiene una cosa que está destinada a desaparecer en el olvido? He aquí la pregunta a la que es necesario encontrar una respuesta, ya que aquí está la clave para entender el sentido de nuestra existencia. Estamos nosotros y está este inmenso universo que nos circunda. ¿Cuál es la relación? ¿Somos completamente reductibles a esa realidad, o no lo somos? Y, si no lo somos, ¿cuál es el sentido de lo que somos y hacemos? ¿Cómo dar valor a nuestra existencia? Nuestros conocimientos han aumentado de manera exponencial a lo largo de los siglos, pero estas preguntas siguen ahí a la espera de una respuesta. Ofrecer tal respuesta, y con la pretensión de que sea definitiva, no es, sin embargo, la finalidad de estas páginas, que se plantean un objetivo mucho más modesto: reconstruir las distintas propuestas que en el mundo griego —y en algún que otro autor que continuó por esa vía— se articularon con el propósito de esclarecer qué somos. Seres incompletos: nosotros, los hombres, somos los seres deseantes por excelencia. Pero ¿qué es, en realidad, lo que buscamos? 

La tensión fundamental que nos anima es la que opone acción y conocimiento. Se trata de las dos famosas definiciones del ser humano de las que habló Aristóteles, dando voz al sentir griego: el animal político y el animal racional. Parecen dos definiciones, así de entrada, fácilmente compatibles. En seguida veremos que no lo son. De ahí que la nuestra sea una condición tan complicada. Porque el deseo de actuar, de construir y demostrar lo que valemos, no necesariamente se aviene con el deseo de entender, de comprender lo que nos rodea y nuestro lugar en el seno de un universo enorme. Pero eso no es todo, naturalmente: si comprender la tensión entre vida activa y vida contemplativa resulta fundamental, otras oposiciones más discretas —pero no menos importantes— resultan igualmente decisivas en la medida en que ayudan a entender mejor esta oposición central. El modelo de la vida contemplativa se basa, en efecto, en la oposición entre conocimiento e ignorancia, mientras que el modelo de la vida activa se basa en la oposición entre poder y debilidad. Y es precisamente en la liquidación de estas dos polaridades donde surge la lección más interesante que nos dejó en herencia el mundo antiguo. 

No se trata de una historia que avanza hacia una conclusión: cada propuesta viene acompañada de dudas y objeciones que evidencian sus límites. Y esto rige tanto para la vida política como para la vida contemplativa (es decir: para ambos ejes principales de la búsqueda, porque es en la acción y en el pensamiento donde nos revelamos como aquello que somos); rige tanto para la poesía como para la filosofía (sin perjuicio de que ambas a menudo se hayan enfrentado en lo que a estos problemas se refiere). No es cuestión, en resumidas cuentas, de proponer ningún posicionamiento en favor de una u otra tesis, sino solo algunas aclaraciones que nos ayuden a ver con mayor nitidez los problemas y a comprender mejor nuestra complejidad. 

Contándonos las peripecias de impávidos héroes y viajeros del pensamiento —de Aquiles o de Atenea, de Ulises o de los filósofos—, los griegos en el fondo nos enseñaron la belleza de la fragilidad y la importancia de las dudas; porque seguimos sin lograr construir la ciudad perfecta y sin encontrar las respuestas que buscábamos. Los griegos cantaron la grandeza del héroe que inaugura el camino político de los hombres y reflexionaron sobre la exigencia de conocer y entender. (Este es otro rasgo fundamental de lo que somos.) ¿Actuar o conocer? Alejadas y opuestas, ambas opciones coinciden, así y todo, al final del recorrido, encontrando en los hombres el mismo amasijo de miseria y grandeza. La ilusión de dominar a los demás y dominar el mundo, o de conquistar y comprender todos los secretos de la realidad —en esa ambición recurrente de hacernos como los dioses—, semejante ilusión encierra algo patético... pero también algo heroico. Somos heroicos precisamente en nuestra fragilidad obstinada, por esa capacidad que tenemos de no rendirnos, de seguir haciéndonos preguntas en un intento de poner orden en el mundo —y en nosotros mismos— con las acciones y con los pensamientos. 

Fue, en resumidas cuentas, una conclusión inesperada —si es que de "conclusión" cabe hablar— aquella a la que llegaron los griegos. Porque ellos se habían puesto en marcha resueltos a derrotar a la muerte, o a poner de manifiesto su vanidad y su inconsistencia... y al final resulta que es precisamente ella —o la conciencia, mejor dicho, de su poder inexpugnable— lo que nos hace verdaderamente humanos, pues solo nosotros podemos preguntarnos —y en parte entender— su misterio y su escándalo. No pueden ni los animales, ni las plantas; no pueden ni siquiera los dioses, a quienes los griegos miraron siempre con envidia. Pero no se trata solamente de la muerte: igual de importante es el tiempo. También de este —del tiempo que transcurre— somos, en efecto, los únicos capaces de entender el poder inexorable. (Ni los animales ni los dioses pueden.) Y también ese matiz va implícito en el significado de ephémeros, el término que mejor expresa nuestra condición. Los hom- 15 Ser humanos bres son, entonces, "criaturas de un solo día"; cosa que puede significar "seres de vida breve", pero también "seres expuestos –sujetos– al cambio del tiempo". Porque somos seres determinados por el tiempo y tenemos que aprender a vivir en él, construyendo un equilibrio entre nosotros y las cosas (un equilibrio inestable, pero nuestro al fin y al cabo). O tenemos que aprender, mejor dicho —por repetir las palabras del gran poeta arcaico Arquíloco de Paros que citábamos a modo de exergo del presente prefacio—, a reconocer el «vaivén» que domina la existencia de los hombres. («Advierte el vaivén [rysmós, ‘ritmo’] del destino humano"). No hay respuestas definitivas al final de la búsqueda, sino únicamente la constatación de que el oficio de vivir es un reto difícil... pero, por eso mismo, apasionante. 

Entre tanto el mundo sigue ahí, inescrutable y enigmático (ya sea aquel disco plano y rodeado por el río Océano del cual hablaba Homero, o el universo infinito de la ciencia contemporánea): a un paso de revelar no se sabe qué verdades, pero al cabo siempre silencioso y esquivo. 

La fascinación que los antiguos griegos han ejercido sobre la modernidad es innegable. Con demasiada frecuencia, sin embargo, los modernos han tratado de apropiarse de los antiguos griegos de manera unilateral, exaltando ora su compostura, ora su desorden. Por un lado tenemos, en efecto, la Grecia de Johann Joachim Winckelmann, olímpica y armoniosa, paradigma de una belleza ideal y sin tiempo, una suerte de paraíso perdido en el que aún era posible una unión entre el hombre y la naturaleza, un mundo lejano y casi inalcanzable en su perfección marmórea... y por otra parte está la Grecia de Friedrich Nietzsche: trágica, dionisiaca y desordenada, que reposa sobre un fondo de horror difícil de eliminar. La verdadera Grecia probablemente esté en el medio y es ambas: una Grecia abierta, irresoluta, incompleta; inquieta y, por eso mismo, cercana e interesante también hoy (porque siempre está dispuesta a acompañar a quien busca). No sabemos adónde nos dirigimos ni qué terminaremos haciendo. Entre tanto, sin embargo, seguimos, avanzamos. Lo cual no es poco y, de hecho, es en esa invitación a reconocernos en nuestra propia incompletitud —pero sin rendirnos ni dejar de hacernos preguntas— donde está la impronta más auténtica del mundo antiguo: 

Entre tanto Grecia viaja, continuamente viaja

(Del poema "A la manera de Y. S.", Poesía completa).

PS: Podéis oirle respondiendo preguntas de estudiantes en el programa Aprendemos juntos 2023.


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