El día 30 de junio la población de Irún va a ser capaz de vivir una fiesta como son las fiestas: alegres, llenas de buen humor y de alborozo. Pero para eso hace falta que todos y cada uno pongamos algo de nuestra parte. Hace falta que seamos conscientes de lo que la fiesta significa, y hace falta comprometerse en el respeto.
¿Y qué significa este compromiso? Significa que cada uno dentro de su ámbito más próximo hable apaciblemente un par de minutos (no estoy diciendo que discuta) con su hijo, madre, tío, compañera, vecino, abuela, sobrino… para tomar conciencia de cuánto ganamos todos, de cuánto gana la ciudad con un comportamiento respetuoso.
Y significa, también, que toda institución, grupo, partido o asociación que tenga algo que ver en la vida de la ciudad haga esa misma reflexión en voz alta, para que todos la oigamos. Eso implica, claro está, a quienes mayor responsabilidad tienen en esta fiesta: las Juntas de ambos alardes y la Alcaldía, porque son las tres instituciones líderes en este asunto. Y por eso deben reflexionar más alto y más claro, si cabe, que las demás.
De esta forma, reflexionando desde el respeto y el reconocimiento, y haciéndolo toda la ciudadanía al unísono, vamos a conseguir un día de San Marcial sin punto negro, sin Calle Mayor atiborrada de policía, ni de malos humos, ni de airados gestos. Y vamos a conseguirlo porque el respeto hacia los demás nos dignifica a todos, nos hace mejores.