Sí, todas esas y otras muchas imágenes más son las que recogía el libro Sorolla. La magia de la luz que Diego y Nerea me regalaron en 2006. Gracias a él comencé a disfrutar de la obra de un pintor al que no tenía especial aprecio, pero el texto de Begoña Torres me enseñó a valorar el trabajo del valenciano y, sobre todo, a recrearme en el deslumbrante dominio del pincel, del color y de la luz.
Este será uno de los poemas que lea en el recital del domingo en Terradillos, donde me han invitado a participar en sus fiestas de agosto a través de la poesía.
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