viernes, 30 de agosto de 2024

SAUL LEITER, UN MUNDO INACABADO


 De Saul Leiter me gusta mucho lo fragmentario de cuanto nos enseña, la imagen truncada, incompleta, silueteada o reflejada que nos ofrece, como si fuera una parte de una historia incompleta. Da la impresión de que cuanto en ella ignoramos es precisamente lo que importa. Y también me gusta mucho la cita con que la comisaria de la exposición, Anne Morin, abre el folleto de la misma. Me parece muy acertada:

El anciano pintor Wang-Fo y su discípulo Ling erraban a lo largo de los caminos del reino de Han. 

Avanzaban lentamente ya que Wang-Fo se detenía de noche para contemplar los astros y de día para mirar a las libélulas. Iban poco cargados porque Wang-Fo prefería la imagen de las cosas a las propias cosas. Ningún objeto en el mundo le parecía digno de ser adquirido con excepción de pinceles, tarros de laca y tintas de china, rollos de seda y papel de arroz. Eran pobres porque Wang-Fo cambiaba sus pinturas por una ración de puré de mijo y despreciaba las piezas de plata. Su discípulo Ling, inclinado bajo el peso de una bolsa llena de apuntes, doblaba respetuosamente la espalda como si llevara la bóveda celeste, pues para él ese saco contenía montañas cubiertas de nieve, ríos en primavera y el rostro de la luna de verano. 

Marguerite Yourcenar, «Cómo se salvó Wang-Fô». Cuentos Orientales, 1938













Hasta el 10 de noviembre

De martes a domingo, de 12:00 a 14:00 y de 16:00 a 20:00

Entrada gratuita

Actividades paralelas:




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