Ejemplar del KM |
BALADAS DE LA VIOLENCIA
I
Yo soy un débil, pero nadie lo sabe.
Hay una Fuerza, y yo la elevo a única
fuerza del mundo: Dios. Mi historia,
nuestra historia, es tan sólo humo.
No puedo sentir amor por el enemigo.
Demócrata, eres un hombre débil,
y serás vencido por mi mano:
deberá callar en ti el atroz instinto
de libertad. Tal vez alcances el perdón de Dios,
pero no el mío: yo asesino, no convenzo.
II
Yo soy un enano, y prefiero ignorarlo.
Hay una grandeza con la cual me identifico.
La grandeza es la patria. Me magnifico
en ella, lápida sobre mi infierno.
Yo no odio al enemigo: me da asco.
¡Eres un enano, demócrata! Yo, yo,
yo sé, yo porto la luz; tú no.
Por eso te ahorcaré,
sacrílega conciencia de mi
amor por la grandeza que no tengo.
III
Yo soy un mediocre; pero no hay pruebas.
Por eso es sublime mi idea
de la Familia, la humilde epopeya
del rumbo increpado que me beneficia
cada día. Siento desprecio por quien crea.
¡Eres un mediocre, demócrata!
Por eso, si recibo la orden, te asesino.
¡Por supuesto! ¡Uno del pelotón, uno de la baraja!
¡Dejarás de hacer el fanático
idealista, te largarás cagando h….!
IV
Yo soy un fracasado: ¿puedo admitirlo?
¡Claro que no! Por eso, con el sombrero de paja
oblicuo, cumplo la venganza
con humor, con humildad dialéctica:
conozco al Ideal, y detesto a quien lo infecta.
En cuanto a ti, demócrata fracasado,
mira que yo, en broma, sé disparar:
recién llegado del frente de Ultramar,
allí donde tú, bellaco, nos traicionaste,
también puedo matar al Anti–ideal.
V
Yo soy un anormal, y no debería ser consciente de ello.
Histérico y chantajista, me amparo
en la Norma. Cuanto más me alejo
de mí mismo, en un cursus honorum que es un alivio
trágico, más repudio aquello que amo.
Tu diversidad, demócrata, es anormal:
yo te condeno a las zonas oscuras
de la esquizofrenia, en mi función
de Magistrado u Hombre de Orden: ¡tiembla,
debes temblar! Tú, escándalo y pasión.
VI
Yo soy un siervo: pero llamármelo es delito.
¿Y quién puede penetrar en mi conciencia?
Un siervo es un misterio: vive sin
vida, desde niño: hijo dedicado
a la Autoridad por antigua obediencia.
Sé que eres, demócrata, un siervo,
un siervo de otros ídolos o naciones.
¡No esperarás que te perdone por ello!
Un siervo humilde asesina al soberbio:
tan sólo espera una gesto de sus amos.
VII
Yo soy un decadente, y lo rechazo.
Hay un nivel maravilloso, donde canta
el soldado y el ama de casa es santa:
el nivel donde la salud resplandece.
Quien no está sano arruina la planta.
Demócrata podrido, con el bisturí
te la salud como gangrena:
dulce es la planta de la vida serena
y tú con tu negación la entristeces.
Sí, te la salud: es la lección de D’ Annunzio.
VIII
Yo soy un manso: pero tengo pudor.
Desde muchacho, en mi ciudad de provincias,
la mía ha sido una vida bizantina.
Lo sigue siendo ahora que soy profesor.
El Conformismo es mi medicina.
Demócrata, iluso conformista
de otras ideas, eres un yo mismo
derrocado, pero igualmente obsesionado.
Por eso te asesinaré: ¡casi por mística
elección, Píndaro bufón del progreso!
IX
Yo soy un inmoral, y lo oculto.
Con este vicio, aunque bien nacido
—abuelos ex leones y abuelas ex hienas,
ergo padre rico—, vine al mundo.
Es la Moral, por tanto, la que me sostiene.
Demócrata, me parece obvio que eres
un inmoral, ya que criticas
mi moral. Es necesario callarte,
condenarte a una celda de por vida:
quizás allí te vuelvas inmortal.
X
Yo soy un cerdo; pero sólo en privado.
Pequeño burgués, una posición
discreta, ¡desde luego! Digamos un burgués
de baja estofa, con tienda en Tritone… Para
mi moral. Es necesario callarte,
condenarte a una celda de por vida:
quizás allí te vuelvas inmortal.
X
Yo soy un cerdo; pero sólo en privado.
Pequeño burgués, una posición
discreta, ¡desde luego! Digamos un burgués
de baja estofa, con tienda en Tritone… Para
frenar a la gente a la gente son necesarias Buenas costumbres:
esa es mi convicción. Cerdo demócrata, atento!
Una puñalada en la panza poco cuesta
dártela, tacaño; no se juega
Una puñalada en la panza poco cuesta
dártela, tacaño; no se juega
con el fuego, no es asunto
de pequeños burgueses: el juego es el juego.
XI
Yo soy un pobre, y me han humillado.
Odio la pobreza, y oculto, traidor,
la religión de la Posesión en mi corazón.
Aguardo el día en que seré respetado,
aparte de los otros, aparte de la historia.
También tú, demócrata, eres pobre:
¿por qué me arrancas la interior esperanza?
Pero el pueblo conoce el peligro que avanza:
debes ser liquidado junto con tus nuevas
filosofías; nosotros nos quedamos con la ignorancia.
XII
Yo soy un capitalista, y lo sé.
Débiles, enanos, mediocres, fracasados,
anormales, siervos, decadentes, mansos,
inmorales, cerdos, míseros: le otorgo
a tu Brecht nuevas máscaras políticas.
Demócrata clasista, tú que sabes
que no saben lo que soy, y soy
lo que no saben, no serás perdonado:
morirás en algún nuevo Buchenwald,
huesos fétidos sin luz y sin nombre.
de pequeños burgueses: el juego es el juego.
XI
Yo soy un pobre, y me han humillado.
Odio la pobreza, y oculto, traidor,
la religión de la Posesión en mi corazón.
Aguardo el día en que seré respetado,
aparte de los otros, aparte de la historia.
También tú, demócrata, eres pobre:
¿por qué me arrancas la interior esperanza?
Pero el pueblo conoce el peligro que avanza:
debes ser liquidado junto con tus nuevas
filosofías; nosotros nos quedamos con la ignorancia.
XII
Yo soy un capitalista, y lo sé.
Débiles, enanos, mediocres, fracasados,
anormales, siervos, decadentes, mansos,
inmorales, cerdos, míseros: le otorgo
a tu Brecht nuevas máscaras políticas.
Demócrata clasista, tú que sabes
que no saben lo que soy, y soy
lo que no saben, no serás perdonado:
morirás en algún nuevo Buchenwald,
huesos fétidos sin luz y sin nombre.
(Traducción: Martín López-Vega. Galaxia Gutenberg, 2022)
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