lunes, 12 de septiembre de 2022

ANATOMÍA DE LA CRÍTICA, NORTHROP FRYE

Librerías que tienen algún ejemplar.
Ignoro si esta Anatomía de la crítica continúa teniendo alguna influencia en el mundillo de la crítica literaria o si el profesorado de las distintas facultades de filología lo cita en sus largos compendios bibliográficos. A mí es uno de esos libros que me impactaron por la profundidad de sus reflexiones y por la enorme capacidad de Northrop Frye (1912-1991) de conjugar unos vastísimos conocimientos sobre la literatura y la cultura occidental. Durante este verano he tenido que consultarlo en varias ocasiones y mantengo la opinión acerca de sus bondades. Un clásico que nadie que quiera dedicarse de manera profesional a la crítica cultural y literaria debería ignorar. Absolutamente recomendable para quien, sin intereses profesionales por medio, quiera saber sobre modos y maneras de la interpretación.

El libro se compone de cuatro ensayos más una Introducción polémica y una Conclusión provisoria, es decir, provisional. Los cuatro ensayos son: Crítica histórica: Teoría de los modos, Crítica ética: Teoría de los símbolosCrítica arquetípica: Teoría de los mitos y Crítica retórica: Teoría de los géneros.

Como ya alguien en Wikipedia ha realizado un gran trabajo analizando el contenido de la obra, a él me remito. Yo solamente quiero subrayar aquí ese punto del autor que da en considerar la literatura como un organismo autónomo y al estudio que se ocupa de ella una disciplina tan autónoma como la propia literatura. Esta forma de abordar la cuestión es, sin duda, de sumo interés y tiene muchas e interesantes implicaciones.

La literatura, al igual que las matemáticas, es un lenguaje, y un lenguaje, de por sí, no representa verdad alguna, aunque pueda proporcionar los medios para expresar buen número de ellas. Pero poetas y críticos a la par siempre han creído en algún género de verdad imaginativa y acaso la justificación de esta creencia resida en el hecho de que el lenguaje contiene lo que puede expresar. Los universos matemáticos y verbales constituyen, sin duda, diferentes maneras de concebir el mismo universo. El mundo objetivo proporciona un modo provisorio de unificar la experiencia y es natural que se pueda inferir una unidad superior, una especie de beatificación del sentido común. Pero no es fácil descubrir un lenguaje capaz de expresar la unidad de este universo intelectual superior. La metafísica, la teología, la historia, el derecho, todos se han usado, pero todos son construcciones verbales y cuanto más lejos nos aventuremos en su compañía más a las claras se transparentan sus perfiles metafóricos y míticos. Cada vez que construímos un sistema de pensamiento para unir cielo y tierra, vuelve a ocurrir la historia de la Torre de Babel: descubrimos que, en resumidas cuentas, no podemos hacerlo en absoluto y que lo que se nos ofrece mientras tanto es una pluralidad de lenguajes (p 466).

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Путин, немедленно останови войну!

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