miércoles, 23 de enero de 2019

VOLTAIRE/ROUSSEAU. LA DISPUTA

Voltaire/Rousseau. La disputa. Fuente: Teatro Madrid.
Famosa es la respuesta de Voltaire ante la lectura del Tratado sobre la desigualdad de Rousseau: He recibido, señor mío, su nuevo libro en contra del género humano (...). Nadie se ha propuesto con más ingenio que usted la empresa de convertirnos en animales; la lectura de su libro despierta en uno la necesidad de andar a cuatro patas. Pero como yo, sin embargo, hace ya unos sesenta años que dejé esa costumbre, no me siento, por desgracia, en condiciones de retomarla de nuevo (Durant, Denker, p 236).

Ciertamente, las ideas de Rousseau chocaban con las de los ilustrados franceses, aunque en los libros de texto escolares la Ilustración se presente como una relación de nombres formando un grupo cohesionado y sin discrepancias. Su alegato contra la cultura, en favor de un ser humano en estado natural, resultaba chocante. La habilidad del ginebrino para desarrollar ese punto de vista hizo que ganara el concurso convocado por la Academia de Dijon en 1750 con el Discurso sobre las ciencias y las artes y, tres años después, con el Discurso acerca del origen y los fundamentos de la desigualdad entre los los seres humanos, que ese era su título completo.

Menos conocida es la respuesta que Rousseau dio al poema que un impresionado Voltaire publicó cuando el terremoto de Lisboa (1775) originó aquella terrible catástrofe, y que aprovechó para insistir en su tesis: ¡Los propios hombres tienen la culpa! ¡Si viviéramos sobre las rocas, en lugar de las ciudades, no nos moriríamos en masa! ¡Si no viviéramos en casas, sino a cielo abierto, no se nos caerían las casas encima! (Historia universal de la filosofía. Störig, p 424).

Ambos fueron grandes intelectuales y ambos han contribuido al desarrollo del pensamiento occidental. De Voltaire nos quedará para siempre su ataque a todo tipo de dogmatismo y superstición, su reivindicación de la tolerancia; de Rousseau, su defensa apasionada de la libertad y los conceptos, hoy imprescindibles, de voluntad general y soberanía popular, que surge del anterior.

Seguro que Flotats (Voltaire) y Ponce (Rousseau) nos ofrecen este fin de semana en el Victoria Eugenia una hermosa recreación de estas disputas —y alguna que otra de menor calado intelectual, pero mayor índice visceral, que para eso es teatro—, pues acreditado tienen su buen hacer como actores. En La Máscara tenéis una crítica sobre la obra que presentan. Aquí os dejo un posible tráiler de la obra.


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