domingo, 6 de enero de 2019

JORGE GUILLÉN en la Casa del Libro donostiarra

Editorial
Hace 67 años Dámaso Alonso dejaba escrito en Poetas españoles contemporáneos que el de Jorge Guillén es un paraíso gozoso: el paraíso de Jorge Guillén es la feliz actualidad de la vida, y como está renovado a cada minuto, es, para el asombrado viviente, el mismo paraíso creacional. Y citaba:

Es la luz del primer 
vergel, y aún fulge aquí
ante mi faz, sobre esa 
flor, en ese jardín.

Después, seguía: El mundo que nos representa Jorge Guillén, el mundo que él ha visto y traduce, es una totalidad perfecta. Está regido por la armonía y expresado con plenitud.

En 2008, para conmemorar los 80 años de aquella generación excepcional de poetas, la Editorial Tusquets ofreció una edición de la poesía completa del autor agrupada baja el título de Aire Nuestro. Se hizo cargo de la edición Óscar Barrero, especialista en la obra del vallisoletano. La editorial la mantiene en dos formatos, uno con tapa blanda y otro con tapa dura en estuche. Existen otras muchas ediciones y antologías fácilmente localizables en librerías y bibliotecas.

En la tertulia del próximo viernes, día 8, intentaremos hacer un recorrido por su obra poética y disfrutar de la misma, aunque el tiempo de que dispongamos sea breve —19:00-20:30— y la extensísima obra de Guillén merezca algo más que una hora y media.


PERFECCIÓN

Queda curvo el firmamento,
Compacto azul, sobre el día.
Es el redondeamiento
Del esplendor: mediodía.
Todo es cúpula. Reposa,
Central sin querer, la rosa,
A un sol en cenit sujeta.
Y tanto se da el presente
Que el pie caminante siente
La integridad del planeta.


                    De Cántico.


OBRA COMPLETA


Siempre he querido concluir mi obra,
Y sucediendo está que la concluyo.
Lo mejor de la vida mía es suyo.
¿Hay tiempo aún de más? Papel no sobra.

Al lograr mi propósito me siento
Triste, muy triste. Soy superviviente,
Aunque sin pausa mane aún la fuente,
Y yo responda al sol con nuevo aliento.

¡Dure yo más! La obra sí se acaba.
Ay, con más versos se alzaría obesa.
Mi corazón murmura: cesa, cesa.
La pluma será así más firme y brava.

Como a todos a mí también me digo:
Límite necesario nos defina.
Es atroz que el minero muera en mina.
Acompáñame la luz que abarque trigo.

Este sol inflexible de meseta
Nos sume en la verdad del aire puro.
Hemos llegado al fin y yo inauguro,
Triste, mi paz: la obra está completa.

                   De Homenaje.


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