martes, 28 de agosto de 2018

LA AGRADABLE SENSACIÓN DE SER ENGAÑADO

Place Saint Roche
Así define el DRAE la palabra trampantojo: Trampa o ilusión con que se engaña a alguien haciéndole ver lo que no es. Una trampa que el artista tenderá tanto mejor cuanto más hábil sea en el uso de las técnicas pictóricas. Un hermoso engaño en el que caemos gustosos y con el que nos dejamos llevar por la fascinación que nos produce lo que creemos estar viendo. 

Uno de los muchos atractivos de Montpellier es callejear por lo que parece ser la mayor zona peatonal de Europa, todo su extenso casco histórico, e ir descubriendo las intervenciones artísticas que nos van saliendo al paso en forma de invader, de bicicleta incrustada, de varia estatuaria, de pintura mural o de trampantojo, por los que la ciudad parece tener una querencia especial.

Ese de la Plaza de San Roque fue el primero que descubrí. Me quedé disfrutando de sus detalles un buen rato. Los vecinos en las escaleras, la galería, el reflejo de los ventanales... Cuando giré para seguir el camino, descubrí que el reflejo representado en la pintura era exactamente lo que había al otro lado de la plaza: la iglesia de San Roque. Todo un puntazo. Y así es como se inició mi viaje particular por las celadas visuales que la ciudad nos tiende y de las que dejo una pequeña muestra.

Av. George Clemenceau
Bien sabido es que el trampantojo tiene una larga tradición en el arte occidental, con precedentes muy ilustres como el ilusionismo arquitectónico pompeyano, aunque será con el manierismo y especialmente con el barroco cuando alcance toda la suntuosidad y espectacularidad que todavía hoy nos sigue sorprendiendo. 

Historia del arte a un lado, a mí lo que más me atrae de este reverdecimiento no es el nuevo estilo que acompaña al arte urbano, las formas y maneras más actuales, la frescura que pueda aportar, ni tampoco el evidente embellecimiento que supone para la ciudad. Lo que más me atrae es ese lado ingenuo e infantil que el artista pone en juego para llamar nuestra atención y el envite que nos hace a descubrir los límites entre la realidad y la ficción.

Cómo no enternecerse ante estas fachadas donde el engaño no se encuentra tanto en lo que creemos ver como en la ya casi perdida escena cotidiana de manso discurrir de la vida en una ciudad al mismo tiempo próxima y lejana. Nostalgia de un tiempo sin prisas que huye de las ciudades actuales.


Rue du Fg de la Saunerie

Por increíble que parezca, este último trabajo está realizado sobre dos paredes absolutamente planas y dispuestas con una pequeña diferencia de centímetros en la profundidad de una con respecto a la otra. Espero que podáis apreciar mejor su virtuosismo acudiendo al enlace y recorrer así todos los posibles puntos de vista.

Me encantaría que todos los engaños que nos ofrecen las ciudades y sus modos de ser y parecer fueran como estos.


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Si pasáis por Montpellier, en el mapa de la ciudad que ofrecen en turismo aparecen señalados la mayor parte de los trampantojos existentes.

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