Hasta el 9 de agosto es visible todos los días, en el caso de que no esté nublado. El día que se verá con mayor intensidad será el 4 de agosto (la magnitud -3,9 es algo menor al brillo de Venus y mayor que el de Júpiter). Aparecerá exactamente a las 23:36:50 por el ONO a 10º de altitud sobre el horizonte y dejaremos de verla cuatro minutos después por la dirección SE a 52º grados de altitud sobre el horizonte. Sencillo y absolutamente preciso hasta en las centésimas de segundo.
El que se vea con mayor o menor magnitud depende lógicamente de la distancia con respecto a nuestra posición y del grado de incidencia de la luz solar, ya que la EEI no tiene luz propia, simplemente la refleja. Ahora bien, cualquiera de los días que aparece se ve bien ya que Sirio, la estrella más brillante del cielo, posee una magnitud de brillo de -1,5, lo que quiere decir que el 1 de agosto (-1,0) se vio con mayor intensidad que estrellas muy brillantes como Arturo, Vega o Capella.
No sé a vosotros, a mí me parece fascinante poder ver un objeto donde sé que hay una personas que están investigando durante unos meses, con las que nos podemos comunicar, que dan quince veces la vuelta a la Tierra durante un día, que se encuentra a tan solo 400 km sobre nuestras cabezas y que Kepler, Galileo o el mismísimo Einstein alucinarían si hubieran tenido la posibilidad de darse una vuelta y ver el cielo o la misma Tierra desde ella.
En realidad, se ve todos los meses del año desde cualquier punto de la Tierra, y así será, por lo menos hasta el 2024, fecha hasta la que, según los planes, se mantendrá operativa, pero parece que las noches estivales invitan mejor a levantar la mirada hacia las estrellas y perdernos en su fascinación.
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